(de ANALISIS DIGITAL, desde Gualeguaychú)

No hay dudas que algo de magia debe existir alrededor de lo que significa para su gente el Carnaval del país. Algo hay. De otra manera no se puede entender ese juego del clima con los integrantes de las comparsas, en horas previas, durante o después de las noches de sábado en que Gualeguaychú y turistas de todo el país se congrega en el Corsódromo. “Si llueve, está previsto para después de las 2 de la madrugada”, decían algunos de los directivos, mientras iban monitoreando el radar meteorológico por internet. En realidad, nada indicaba, a simple viste, que el carnaval se podía ver pasado por agua, como sucedió con la segunda noche. Pero la amenaza de lluvia volvió a instalarse a escasos minutos de comenzada esta última velada de febrero.

Y ahí entró de nuevo el fenómeno de la magia. Quizás tuvieron algo que ver las justas palabras de Titi Pauletti, director de la banda de música de Papelitos, como prólogo al arranque de la comparsa de Juventud Unida. “Una estrella en el cielo nos pidió que hoy dejemos todo en la pasarela”, dijo el creativo músico y abogado local, a modo de homenaje a Numa Frutos, ex director de la comparsa (al igual que de Kamarr), fallecido el viernes y con tanta historia en el carnaval, como así también en otras producciones artísticas similares, ya sea en el país o en el exterior. Uno de los creativos de Gualeguaychú partió sin avisar y siempre es justo el homenaje; como seguramente lo será también el año próximo, cuando se decida qué nombre se le pondrá a la edición 2013.

Pero algo tal vez tuvo que ver Numa en el desempeño de Papelitos, como así también en esa contención de la lluvia. Fue una noche casi soñada para Papelitos, porque resultó una mezcla de pasión, garra y sentimiento. No resulta fácil reemplazar al excelente bailarín y sin dudas su máxima figura este año, Leo Pichinato, pero quien no sabía de su presencia no notó bache alguno. El trabajo de Germán Farabello -quien aparece como un especie de locutor barrial en medio de una Comisión de frente que homenajea al carnaval popular-, haciendo lo suyo, pero también buena parte de lo que hace, fue muy acertado, junto a Pamela Martínez.

Esa fuerza en el desarrollo y puesta en escena contagió al público y ni siquiera perdió vigor cuando comenzó a soplar un fuerte viento (que casi dos horas antes se había observado en Capital Federal, según mostrara la tv) que trajo preocupación en algunas carrozas. En especial la de los músicos, ya que la inmensa figura del payaso comenzó a bambolearse peligrosamente en algunas instancias. Pero no hubo problemas. La comparsa pasó más rápido que lo habitual con su Fogón de murga (con otras ausencias también, como la de Anelisse Di Santo), pero ese viento de cola también contagió a los integrantes y al público. Incluso, hubo un importante reconocimiento cada vez que la pegadiza milonga de la banda de Pauletti era interpretada por un invitado que no había llegado hasta anoche, pero que siempre fue figura clave de Alma Carnavalera: el cantante Esteban Riera. El cierre de Noelia Mouzo con la batucada de Martín Piaggio fue en el palco del último jurado, porque el acoso del mal tiempo no daba mayor margen. Habrá que ver cómo cierra Papelitos el sábado próximo. El as que tuvo en los últimos años -de la mano de Pauletti-, hasta ahora no se concretó, como siempre fue la presencia del tenista David Nalbandián, quien tiene inversiones y amigos en la ciudad y es infaltable en el carnaval. Pero los torneos no se lo permitieron.

O’ Bahía tuvo también una muy buena noche. Apremiada por el viento y la caída de las primeras gotas –que hizo que mucho público se fuera a poco de pasado Papelitos-, la comparsa del Club de Pescadores estuvo equilibrada, coordinada y con algunos coreográficos interesantes en determinadas escuadras, más allá de que el fuerte siguen siendo las individualidades. Tuvo algunas ausencias (por lo cual se acudió a suplentes), pero el trabajo de Fanny Bianco, la actriz porteña, que va atravesando cada uno de los escenarios que plantea este “Golpe de suerte”, relacionado a las tentaciones, debilidades y vicios de los juegos de azar, volvió a ser brillante. Su crecimiento actoral fue notable sábado a sábado, jugando incluso hasta con el corte del sonido, que hizo que a escasos metros del primer jurado y por algunos minutos, improvisara un pequeño show que sorprendió hasta sus propios compañeros. La batucada tampoco hizo show ante el primer jurado y en realidad tuvo una actitud solidaria, en virtud de la amenaza de agua (en Gilbert, a escasos kilómetros de Gualeguaychú, a la hora del paso de O Bahía llovía torrencialmente), por lo cual se acordó el inicio de Marí Marí, para que no quede fuera de presentación. La batucada de los pescadores llegó a quedar a no más de 200 metros de distancia de la primera carroza, con Titi Riciutto como “Nun, rey de las mareas”, por lo cual hubo que concretar un trabajo coordinado de la gente que maneja el sonido, a fin de que no exista superposición.

Si existía cierta incertidumbre en la gente, en los diferentes lugares, el animador Juan Boari se las disipó, cuando arrancó el representativo de Central Entrerriano. “Acá empezó el carnaval y le ganamos a la tormenta”, repitió. Con sus intervenciones el público fue celebrando el paso de Marí Marí y cada una de las escuadras con coreografía asignada, fue demostrando su profesionalismo. Los rojinegros -como casi todas las comparsas-, pasaron a mucha mayor velocidad que lo que habitualmente transitan cada noche, pero así y todo no se dejó de hacer ningún cuadro coreográfico. La bella Evangelina Carrozo, ex reina del carnaval, que no estaba en la pasarela del Corsódromo desde 2010, volvió a salir al ruedo con Marí Marí, pero no estará en el cierre, porque debe participar del carnaval de San Juan. Carrozo es originaria de Ara yeví, también pasó por Papelitos y no había estado con los rojinegros. Pero se transformó en la figura excluyente de la noche. Su presencia, personalidad y elegancia levantó aún más al público, que la ovacionó a cada metro. No sólo eso: fue el propio jurado del primer palco quienes la aplaudieron espontáneamente cuando la observaron desde la altura, a modo de justo reconocimiento por la forma que llevó la imagen del carnaval a diversos lugares del mundo y lo afianzó como pocos en todo el territorio nacional.

El ausente en la carroza de los músicos fue el intendente Juan José Bahillo (PJ), quien estuvo en el sector oficial del predio, cuando algunos creían que iba a estar en la fiesta de casamiento de su amigo, el senador nacional Pedro Guastavino (PJ-Entre Ríos), quien contrajo matrimonio con su pareja de hace años, una reconocida y bella ex bailarina de Marí Marí en la década del '80. Los allegados al presidente comunal dicen que optó por descansar para volver al ruedo en la última noche de marzo, buscando quizás sumar algún punto anexo a la campeona Marí Marí, en la jornada final, 72 horas antes de que se conozca el ganador de la edición 2012, en una definición donde aún no está nada dicho.

Fotos. ANALISIS DIGITAL.