El canciller Héctor Timerman, en tanto, viajó antes y ayer se reunió con su par, Georges Chikoty. El funcionario será recibido junto a Moreno por el presidente angoleño, José Eduardo Dos Santos.
Los empresarios que subieron al vuelo son en su mayoría pequeños y medianos, aunque se destacan directivos de Acindar, Aceitera General Deheza, laboratorios Bagó, las cerealeras Bunge, Nidera y Noble y del Grupo Techint, consignó El cronista.
También viajaron representantes de entidades gremiales empresarias, como ProTejer, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la Asociación de Importadores y Exportadores (Aiera) y el Consejo Argentino de Productores (CAP).
Con Angola, los números son favorables para la Argentina, que en 2011 exportó por 224,3 millones de dólares, e importó por apenas 20.000 pesos.
Moreno fue a Angola con una idea: intercambiar alimentos, una de las especialidades de la Argentina, por energía. Su objetivo es plasmar con la Nación africana un acuerdo similar al que instrumentó el ministro de Planificación, Julio de Vido, con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Angola se convirtió en las últimas décadas en un jugador de peso en el mercado energético. A finales de los años ‘90 tenía sólo 1.600 millones de barriles de reservas de crudo, pero a finales de 2010 contaba con 13.500 millones, 1 por ciento de lo disponible a nivel mundial (la Argentina cuenta con el 0,2 por ciento).
Moreno lamenta que sus esfuerzos para restringir el ingreso de importaciones quedan parcialmente opacados por el rojo creciente de la balanza comercial energética de la Argentina. Desde un punto de vista operativo, el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido, intentó disimular la caída en la producción local de gas y petróleo, así como la escasez de combustibles, mediante las compras al exterior, más caras que la producción local. Eso hizo, por caso, que las importaciones energéticas crecieran un 110 por ciento el año pasado, de acuerdo con números oficiales.