Ya sin Ortiz, Augusto Fernández, Zapata y el Burrito Martínez, más la ausencia de Cubero por suspensión, era fácil de presagiar un debut con turbulencias, desajustes y, cómo no, una dosis de nostalgia por los que partieron también. Sin embargo, Vélez no dejó dudas ante Argentinos Juniors y festejó en el comienzo del Torneo Inicial.
A los 26 minutos del primer tiempo ya ganaba 2-0 y sobre la media hora inicial empezaron a escucharse los "ole, ole, ole" de la platea y de la popular también. Es que Sebastián Domínguez, con el apetito y la contundencia que el equipo de Gareca extraña desde la ida de un delantero como Silva, acertó un par de cabezazos para cantar rápidamente victoria.
Primero, conectó un centro desde la derecha del pibe Allione (17 años, sabrosa combinación de volante y extremo) y la metió por encima de Ojeda. Después, abandonado en el área por Sabia y Garcé (había entrado un minuto antes), fue a buscar un tiro de esquina de Insúa y resolvió más fácil que en un ejercicio de pelota detenida.
Vélez jugó muy cómodo la primera mitad. Con Insúa y Ferreira por detrás de Pratto, manejó la pelota a voluntad, atacó seguido, se movió en territorio rival, convirtió y hasta pudo aumentar. Argentinos, en tanto, le hizo sombra a un oponente superior. La pelota pasó poco por Hernández y eso hizo que Caruso y el peruano Fernández la tocaran poco, casi nada.
Demasiado temprano en el complemento se despejó la última incógnita. Porque a los 12, Pratto bajó magistralmente con el pecho un delicioso pase de Insúa, desparramó a un frágil Garcé y -de derecha- la acomodó contra un palo.
Antes y después del tercer grito, a Vélez le siguió corriendo la pelota como si estuviera lubricada, teniendo entre los principales "acariciadores" a Insúa, Allione y Ferreira. Inclusive cuando el local se tiró unos 15 metros hacia atrás, a los de La Paternal se les apagaron todas las luces y mostraron una preocupante anemia ofensiva.
La volada de Ojeda que le negó el grito a Insúa y la "bomba" de Cabral que explotó en el travesaño certifican que la diferencia en el juego pudo ser más amplia aún en el marcador. Y eso que Gareca, pensando en Independiente, sacó a Cerro que tenía amarilla, cambió a Insúa para que se fuera lleno de aplausos y le cumplió el sueño a Cáseres (frescos 18 años) de debutar en Primera, informa Clarín.
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