D. E.

La serie de testimoniales e informes oficiales que constan en el expediente administrativo sobre las irregularidades en el affaire de la mercadería vencida e incinerada, que dependía del Ministerio de Salud y Acción Social, dejan al descubierto la grave negligencia y desidia que existió de parte de ex funcionarios. En el informe, al que accedió ANALISIS, aparecen declaraciones que responsabilizan a la ex ministro Graciela Degani en una total falta de control de la situación, lo que configura un claro delito penal, máxime teniéndose en cuenta que hubo un alto excedente de mercadería, que nunca llegó a los sectores más carenciados, a los que había que asistir de inmediato. En la investigación se determinó que hubo advertencias oficiales escritas de que el lugar no era apto para acopiar mercadería, que nunca se tuvieron en cuenta; hay partidas de leche que no se sabe qué destino tuvieron y empleados amenazados para que no cuenten la verdadera historia, porque pueden perder sus contratos laborales.

El grueso expediente de la Dirección de Sumarios, de la Fiscalía de Estado, estaba lo suficientemente guardado desde hace varias semanas. Es tiempo de elecciones y la demostración de la negligencia de funcionarios que ya no están en sus lugares, pero que ya encontraron otros conchabos, es contundente. En sus casi 700 fojas existen testimoniales comprometedoras para los funcionarios que dependían de la ex ministro de Salud y Acción Social, Graciela Degani e informes precisos sobre lo que se tenía que hacer con la mercadería o el lugar de acopio, que nunca se tuvieron en cuenta.

Como si nada importara; como si fueran simples números o códigos. Las consecuencias fueron nefastas: toneladas de mercadería vencida, comida y orinada por ratas o murciélagos, que tuvo que ser destruida, pese al hambre de tanta gente necesitada, que espera la asistencia oficial y sigue mendigando o recorriendo los basurales.

Lo que sigue es una apretada síntesis de cada uno de los testimonios e informes, para tratar de transparentar lo que se quiso ocultar.

-Tribunal de Cuentas. El 26 de mayo de 2005 -o sea casi 45 días antes de la renuncia de Degani-, tres auditores del organismo de control hicieron un informe donde consignaron que el depósito donde se receptaba la mercadería, con fondos provenientes del Ministerio de Desarrollo de la Nación era “apto, tanto por su infraestructura como por las condiciones de guardia de las mercaderías, en lo que respecta a humedad, limpieza, almacenamiento, accesibilidad y seguridad”, pero que en el mes de marzo se había observado “que parte de la infraestructura de uno de los galpones había cedido ante la inclemencia del tiempo, habiéndose cortado la luz y humedecido los productos que se encontraban en ese lugar”. A su vez, se constató que “en los demás depósitos se encontraban los productos a distribuir, almacenados en estado de desorden y lugares húmedos, con riesgo potencial de pérdida de los mismos, visualizándose que las entregas habían sobrepasado la capacidad de almacenamiento del lugar. Que en tal sentido -agregaba el informe- la individualización, conservación y estado de las mercaderías no cumplen con las exigencias mínimas requeridas para su estibación adecuada”. Más adelante agregaban que “ante la posibilidad de futuras compras de magnitud similar, se debería coordinar la relación entre la cantidad recibida, espacio físico y tiempo de recepción y distribución de mercaderías”.

-Bromatología, contundente. El informe elevado por el director de Control de Medicamentos y Bromatología, Mario Elizalde, sobre el estado del depósito, fue contundente. “Se observan serios daños edilicios; principalmente la parte anterior que se presenta demolida y las puertas con soluciones de continuidad al exterior, propio de la falta de mantenimiento”, indicó. En el Depósito número 1 se percibía “un fuerte y penetrante olor, característico de roedores en todo y cada una de las dependencias del referido local”. Además, “los alimentos allí depositados no cumplían con las condiciones higiénicas sanitarias y bromatológicas mínimas requeridas para garantizar su conservación y la inocuidad en su posterior consumo. Las paredes tienen abundantes manchas de humedad, revoque deteriorado y la pintura es de larga data. En el entrepiso se encuentran depositados a cada lado y contra la pared, fideos en condiciones idénticas de insalubridad. Al fondo del depósito existen baños en desuso, con abundante humedad y con manifiesta suciedad y cuevas de ratas en actividad”. Se observaron “cajas conteniendo dulce de membrillo apilados directamente sobre el piso, con signos de derramamiento de producto por presión e indicios evidentes de putrefacción” como así también “gran cantidad de polvo, excremento y restos untuosos de orín de roedores sobre los alimentos y el piso”. En el Depósito Número 2 también se comprobó “la presencia de materia fecal de roedores y signo de suciedad en los alimentos para celíacos en cajas reutilizadas; alimentos a base de cacao en polvo en cajas reutilizadas y sueltas; almidón de maíz, almidón de mandioca, premezcla, fideos de arroz y otros, por lo que se procedió al decomiso. La barrera antiroedores externa está sin cebo tóxico en la mayoría de las estaciones, lo cual denota que el programa está fuera de mantenimiento con el consiguiente peligro que seguramente provocará el arribo de roedores por falta de comida”.

-Informe Remedi. A fojas 126 del expediente, consta el informe de Ricardo Remedi, a quien designara el gobernador al momento de conocerse las irregularidades del Depósito del Ejército. En el escrito, el funcionario consigna que se encontró “con un gran desorden general; con mercadería mal estibada, mezclada, sin pallets de madera, falta total de higiene, paquetes rotos de mercaderías, alimentos diseminados en el piso”. Observó el “derrumbe de pared y losa, paredes con rajaduras, con ingreso de agua y humedad, donde había fideos estibados; que había una entrada de agua durante los días de lluvias por estar una chapa desclavada y con muchos vidrios rotos en ventanas y ventiluces. Que existía un fuerte olor, pudiendo ser orín, no obstante encontrarse los baños clausurados”. Indicó que la entonces ministro Graciela Degani le ordenó “interrumpir inmediatamente la cadena de distribución local y provincial de leche y módulos alimentarios, por lo menos por 15 días”; que se hizo higiene del lugar, obras de mantenimiento en general y el 10 de junio de 2005 “fue necesario, por la directiva de la entonces ministra de Salud y Acción Social, implementar la incineración al lado del predio, según acta notarial Número 163”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)