Florencia Penna

Paradisíacas imágenes del litoral de Oaxaca se podrán ver a partir de mañana en el Museo Provincial de Bellas Artes Pedro E. Martínez, cuando a las 20.30 se inaugure Entre la espuma. Esta exposición fotográfica de Mario Gómez Casas, argentino radicado en México hace 30 años, refleja la vida de la gente que vive simultáneamente del mar y de la tierra, a través de una mirada particular y afectiva. Acompañan textos de Alana Simoes, que hizo crónicas y entrevistas que permitieron conformar un diario de viajes. ANALISIS dialogó con el autor de esta muestra que recorrerá varias provincias.

El acervo cultural y la cotidianeidad de Oaxaca, México, se filtran en las fotos de fuertes y contrastantes colores de Mario Gómez Casas. El material que conforma Entre la espuma fue realizado entre 2001 y 2004 y es parte de un trabajo documental pensado para un proyecto editorial sobre el litoral de Oaxaca. La muestra, organizada desde la Cátedra de Procesos Culturales Argentinos y Latinoamericanos de la carrera de Licenciatura de Comunicación Social de la UNER, será inaugurada mañana a las 20.30 y podrá ser visitada hasta fin de mes en la sala principal del Museo de Bellas Artes (Buenos Aires 355). Paraná es la segunda ciudad que la recibe, pues viene de haber sido expuesta en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia de Rosario; después irá al Centro Cultural Borges para dirigirse luego a Córdoba y más tarde a San Martín de los Andes.

-¿Qué te motivó hacer un registro de ese lugar?
-Desde el 80 conozco la costa de Oaxaca. Siempre me fascinó; inclusive he fantaseado con la idea de ir a vivir allá y cambiar totalmente de vida. Por el paisaje, la gente y la forma en que se vive; saldría del estrés, del acelere de la ciudad de México por más tranquilidad. Durante 20 años iba cada vez que podía, casi siempre a una misma zona: Chacagua, Puerto Escondido, Mazunte. En 2000 decidí pasar mucho más tiempo y hacer un trabajo serio porque siempre tomé fotos pero mi onda era ir a disfrutar, estar con la gente y pasármelo bien. Excepcionalmente hice trabajos para alguna revista. En este caso ya fue sistemático.

-¿A cuánta distancia está Oaxaca de México DF?
-Como 800 kilómetros, dependiendo del camino, pues todos son de montaña. Tiene zonas de selva, que está muy arrasada en general. Tengo una combi y la llenaba con las cosas que necesitaba y me iba uno o dos meses, lo que podía, a trabajar y a vivir. Ahí mismo hacía el proceso de las imágenes y las entrevistas a la gente. Los dos primeros años trabajé solo y luego se incorporó Alana Simoes, que hizo los textos.

-¿Cuál fue el proyecto entonces?
-Recorrer toda la costa, de punta a punta, también con la idea de ver si encontraba un lugar y ya me quedaba. Fue como un sabático, no durante un año corrido sino que tardó como cuatro años y medio, con períodos que iba y regresaba. Hice un recorrido desde el límite con Guerrero, el Estado que está al norte; hasta Chiapas, que es el Estado que limita al sureste. Y Alana empezó a trabajar más sistemáticamente las entrevistas y la investigación sobre la zona, que se me habían quedado un poco. La idea era hacer un libro.

-¿Desde lo descriptivo, antropológico, poético?
-Desde nuestra experiencia y nuestra visión, de entrevistas con la gente. Un poquito si quieres quizás antropológico porque nos interesan las formas de vida pero no somos antropólogos, claro.

-¿Ella es mexicana?
-Sí, es cineasta. Hicimos un video también que no lo presentamos ahora porque el material no está editado, no hay dinero para la postproducción por el momento.

-En cuanto a tu visión de fotógrafo, ¿cuál fue la búsqueda?
-Hacer un registro de cómo vive la gente, cómo es la geografía en la actualidad, cómo está en este momento antes del desarrollo porque, salvo la zona del Huatulco que es donde están los grandes hoteles y resortes, el resto de la costa tiene pequeños hoteles, en muchos casos son cabañas de gente del lugar. El desarrollo quita a la gente de la región, pone los grandes hoteles y la gran oferta es que vayan a trabajar de maleteros, a barrer el piso y ser empleados del hotel en la limpieza o cosas elementales, los trabajos más pesados. Y ese no es el proyecto de vida de la gente que está perfecta como está ahora: viviendo en ese hábitat, al día, de la pesca y de la tierra los pocos que la tienen, y del turismo que están empezando a incorporar.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)