Valentín Bisogni - Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay)
Tras décadas sin actividad, la Logia masónica más antigua del país, la Jorge Washington de Concepción del Uruguay, volvió a funcionar. Néstor Hernández, uno de sus miembros, aceptó dialogar en profundidad con ANALISIS sobre la presencia masónica en La Histórica y en Entre Ríos. Entre otros aspectos, reveló que en esta provincia es donde más crecimiento registra la masonería en los últimos años. En un extenso y distendido diálogo, Hernández respondió las preguntas más diversas sobre esta sociedad envuelta en misterios, que desde hace algunos años ha decidido romper el secreto, abrirse a la comunidad y también a los medios.
-¿Cómo describirías a la masonería como institución en pocas palabras?
-La masonería es una institución centenaria, filosófica, filantrópica y progresista. El análisis que hacemos de cada ítem precisamente es porque mediante esa trilogía se fundamenta todo lo que es la esencia de la orden. No es una religión, no es un lugar donde se haga política. Nuclea a gente de todos los estratos sociales, no hay que ser profesional o tener título. Es una orden cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, si bien el inicio de la organización fue en 1717 en Inglaterra, cuando varias logias formaron la Gran Logia Unida de Inglaterra. Los orígenes son ancestrales, se los atribuye a las ligas de constructores de la Edad Media. Por eso todos los símbolos están relacionados con elementos de la albañilería. A través de ellos, el masón estudia los valores y los traspola a su personalidad. La rectitud de la escuadra, conocer los límites que nos da el compás, eso los masones lo aplican a su personalidad para tratar de mejorar. La masonería no actúa como corporación, el masón se manifiesta como un individuo y hace su obra en su lugar de trabajo. Se busca que aquel hermano que llega a comprender nuestros símbolos y alegorías, transforme su personalidad en lo que busca la masonería, ser un hombre libre, de buenas costumbres, recto, educado, con principios morales y éticos. En la Argentina cumplimos 150 años ahora, en 2007. Pueden entrar en la página de la masonería (www.masoneria-argentina.org.ar) y se van a encontrar con una cantidad de personas ilustres.
-La masonería decidió no ocultarse más, ¿a qué se debe?
-La masonería siempre trabajó en la discreción, no ocultaba nada. Es una sociedad con personería jurídica y se sabe perfectamente quiénes son sus integrantes. Pero los masones son discretos, no trabajan a la luz. Los miembros de la Logia Jorge Washington hacen su obra como individuos probos de la ciudad de Concepción del Uruguay. Tuvo en algún momento que guardar más discreción de lo habitual debido a las persecuciones, como muchos otros grupos a lo largo de la historia de la humanidad. La masonería ha perdido miles de hombres en los regímenes totalitarios. Cuando fueron asesinados judíos y gitanos, también se persiguió a los masones. Pero las reuniones de los masones en sus logias nunca fueron para confabular contra el Estado de derecho o contra algún tipo de poder establecido, sino para fomentar las libertades del individuo.
-Orgánicamente, ¿cómo es la estructura interna y su funcionamiento?
-La máxima autoridad de la masonería está representada en el Gran Maestre, que actualmente es el doctor Sergio Héctor Nunes, que es abogado y preside el Consejo de la orden, cuya nómina está publicada en la revista (Símbolo) y que son elegidos democráticamente en asamblea cada tres años. Ese Consejo analiza todos los temas que hacen a la obediencia, las logias de provincia, temas administrativos, relacionados con obediencias del exterior, conservación de los templos. Es un trabajo intenso: hay unas 200 logias en el país y hay hermanos esparcidos por toda la Argentina.
-¿Siguen existiendo los lazos internacionales?
-Sí, cada vez más. Yo tengo contacto con todas las grandes logias que hay en el continente, diariamente. Es un trabajo grande.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)