Claudio Cañete
Después de un año de intentar revertir la situación, Blanca Sinner, dueña de una de las principales librerías de Paraná, decidió que la sucursal de Códice ubicada en el subsuelo del Flamingo Plaza Mall -en Urquiza y San Martín- cierre sus puertas. Este espacio pensado también como un centro de actividades culturales gratuitas y de novedades editoriales acusa hoy otra realidad, la de los números. Diversos factores lo explican: aplaudida y celebrada por los turistas, el público local no acompañó la propuesta como se esperaba. Y el acceso al local -escalera mediante hacia el sótano- estableció una suerte de barrera invisible para un sector de los consumidores. La destacada librera dialogó en exclusiva con ANALISIS para comentar la paradoja de cómo un emprendimiento tan aggiornado a los tiempos que corren no funcionó principalmente por indiferencia de la gente.
Hace un par de años la remozada esquina de Urquiza y San Martín se transformó en el pujante centro comercial Flamingo Plaza Mall. Inmediatamente la sensación que se instaló en el común de la gente fue de estar frente a una estructura que es más frecuente ver en capitales como Rosario o Córdoba, por citar ejemplos. En definitiva, la llegada de un ámbito acorde a los tiempos que corren en las grandes ciudades.
Una de las gratas novedades que trajo consigo este complejo comercial fue la apertura de una sucursal de la Librería Códice, de Blanca Sinner. La librería ocupa el único local que en forma de L abarca buena parte de la esquina, contiguo a la antigua cisterna, rescatada como ambiente museístico.
El esplendor de sus grandes vidrieras, la amplitud de sus dos galerías plagadas de anaqueles y un espacio ambientado para la lectura y el esparcimiento infantil maravillaron a los visitantes, tanto a los turistas como a los propios paranaenses sorprendidos.
Poco a poco, además del servicio comercial que significa una librería en ese punto estratégico, el lugar fue el sitio propicio para que Sinner concretara otros proyectos que tenían que ver con la cultura. Las presentaciones de libros y ciclos de charlas gratuitas comenzaron a darse con regularidad, quizás preanunciando que si la mecha se mantenía encendida, dentro de unos años se convertiría en un centro cultural de referencia. Los primeros pasos daban para ilusionarse: la gente pudo escuchar y dialogar cara a cara con notables como el historiador Felipe Pigna, que presentó unos de sus libros. También pudo hablar con el filósofo Tomás Abraham (convocado por la Universidad Libre que hizo pie en Santa Fe). Llegó además la escritora radicada en Córdoba Estela Smania, que vino a mostrar su obra para el público infantil y preadolescente. Jorge Boccanera, ensayista y periodista, también visitó el subsuelo con sus libros y dialogó con el público. Otros temas tuvieron su espacio en este emprendimiento, por ejemplo cuando vino María Cristina Rother Hornstein, médica psicoanalista recibida en la Universidad de Buenos Aires, miembro fundador de la Sociedad Psicoanalítica del Sur y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que llegó junto a la psicoanalista rosarina Liliana Palazzini para presentar una publicación. Por su parte, el director teatral Mario Martínez realizó una importante muestra. Todo absolutamente libre y gratuito.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la realidad de los fríos números en los balances salió al cruce de esta importante y arriesgada apuesta.
“Me ha generado muchas deudas. La idea de cerrarlo, para decirte la verdad, la empecé a pensar a principios de año porque vi que decreciendo el consumo, la gente ya no bajaba como los primeros meses, y no me puedo mantener solo con el turista –que siempre manifiesta que es un lugar hermoso-, porque eso no alcanza a paliar los gastos que ocasiona todo eso. Posiblemente haya fallas en el acceso al local, pero eso escapa a nosotros, ya que de nuestra parte hicimos muchas estrategias para convocar al público, para generar un circuito de recorrido. Iniciamos talleres, se contaron cuentos, se hicieron charlas y presentaciones de libros. Y todas fueron experiencias con mucha concurrencia. Después me decían que cómo había logrado traer a gente tan importante como Felipe Pigna, Tomás Abraham, entre otros. De todos modos, cada vez nos fuimos para atrás. De modo que por eso tengo planteado cerrar el local a fines de noviembre y continuar como siempre con la casa central en la Peatonal San Martín”, explicó Sinner en diálogo exclusivo con ANALISIS.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)