Claudio Cañete
La guitarrista paranaense Silvina López brindará un concierto este sábado, a las 21, en el Teatro 3 de Febrero. Será la primera vez que esta destacada concertista se presente como solista en el coliseo local, tras haber recorrido importantes escenarios internacionales. Celebración de la guitarra consistirá en un recorrido por temas del repertorio de la música universal y de compositores argentinos, entre quienes se destacan Eduardo Isaac y Walter Heinze. En diálogo con ANALISIS, la artista explicó cómo nació esta propuesta, cuáles son sus sensaciones previas y cómo se prepara musicalmente con vista a este merecido reconocimiento a su vasta carrera.
Su sonrisa amplia refleja el entusiasmo con que vive estos días. Se aproxima una hora clave, más que para su carrera para sus sentimientos. A veces pasa, en el país de las paradojas, que alguien tan reconocido -en este caso por su arte- le falta cumplir sueños que cualquiera descontaría como concretados. A pesar de tantos años de trayectoria, de docencia en la capital entrerriana, de tanta proyección artística en los principales escenarios y conservatorios internacionales, Silvina López nunca había tocado como solista en el Teatro 3 de Febrero de su ciudad.
Este sábado ese anhelo se materializará: el escenario será sólo para ella, con la única verdad que su propia música, sin anexos, sin complementos, pero con la sustancial ventaja de presentarse en estado puro.
-¿Cómo se presentó la oportunidad de este concierto en el Teatro 3 de Febrero?
-Me parece que es un tiempo de muchas gratitudes donde uno realmente puede evaluar y pesar, en una hermosa balanza, todo lo que fue llegando a su vida. Así que este recital tiene el espíritu de una fiesta para mí, una fiesta que me doy a mí misma y que le ofrezco a los demás, en ese orden. Para mí es una alegría enorme poder tocar en ese teatro tan hermoso y desplegar un recital para el cual elegí un menú de música solista para guitarra. Es una alegría y una situación muy especial porque nunca lo había hecho en 34 años de guitarrista, ya que empecé a tocar a los 7 años y ya cumplí 41. Bueno, nunca se me ocurrió o se me facilitó, no se me ofreció la posibilidad de tocar. Este año tengo que agradecerle al Rodolfo Romero, director del Teatro, esta oportunidad. Junto a su equipo, hicieron una lista de músicos de trayectoria de la ciudad y llamaron uno por uno para ofrecerles el teatro; yo soy una de ellas. A mí me encantó ese convite, y así surge este recital. El concierto es un regalo que me hago a mí misma y que desde ahí lo comparto con la gente. Me interesa mucho ese momento de contacto con el público y espero que sea de alegría, de intensidad, de profundidad y de emociones que se mueven.
-De paso es como que aprovecha a rescatar otras facetas de su carrera, desde los esfuerzos y sentimientos.
-Sí, es verdad. Resalto el sentimiento de gran ternura y agradecimiento que siento por mi primera profesora de guitarra, la que me dio clases entre los 7 y los 11 años, que siendo sincera, yo la tenía bastante olvidada y en esto de que uno va rescatando y agradeciendo apareció la presencia de ella en mi recuerdo. En concreto está esta parte de recordar los primeros pasos y después hay también una reverencia a Walter Heinze y a Eduardo Isaac, mis dos grandes maestros que me dieron la calidad artística y humana de lo que yo hago. Tuve un gran privilegio de poder encontrarme con gente de esta talla y muchas personas más, claro, pero a ellos dos especialmente va el sentimiento de gratitud que mueve este recital, ése es el espíritu.
-El repertorio anunciado ya está despertando mucho interés entre los seguidores de este tipo de conciertos. ¿Cuál fue el criterio para seleccionarlo?
-Musicalmente es la unión de las dos vertientes más fuertes que yo he vivido, lo clásico por un lado y lo folclórico con lo popular argentino por el otro. Esta última parte es todo lo que tiene que ver con mi último disco, llamado Cercanías, que tiene que ver con un grupo de cinco compositores muy cercanos a mi vida: Walter Heinze, Carlos Negro Aguirre, Ernesto Méndez, Quique Sinesi y Miguel Zurdo Martínez. Mientras tanto, la otra vertiente se trata de la música clásica o universal, la llamaría yo -como para darle una denominación más abarcativa- porque voy a hacer música que va, por ejemplo, desde el Renacimiento inglés, como John Dowland, un laudista maravilloso, hasta cosas de Joaquín Rodrigo, que es un lenguaje más actual más cercano a nosotros. Por eso me gusta hablar de música universal, porque ahí abrazo una cantidad de estéticas y lenguajes en el tiempo y de distintos países de origen también. Mauro Giuliani, uno de los pilares de la música clásica de la guitarra, también entrará en ese recorrido.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)