Hugo Remedi
La muerte de Néstor Kirchner modificó los planes de todo el circuito político nacional, evidentemente. Incluso se ve al gobierno de Cristina Fernández más abocado a las cosas propias de la gestión que a provocar oleadas de convulsiones, como sucedía a diario hasta hace no más de 45 días. Luce la Presidente, aunque siempre con la costumbre de convertir cada acto de gobierno en una cátedra abierta, una moderación en sus actitudes cotidianas casi inusual.
Hay hechos significativos que tiene como raíz el deceso del ex mandatario. Algunos de ellos: la oposición aún no ha reaccionado en la medida en que les impactó la sorpresa. Y por otro lado, buena parte del oficialismo se ha dedicado a avanzar sobre los medios de comunicación en cuanto a que antes seleccionaban los lugares de exposición pública donde hacerse presente y dar el debate y hoy, en cambio, están en todos. La propaganda se ha fortalecido como la principal industria del gobierno nacional y de sus aliados provinciales.
Sin lugar a dudas salieron dar batallas en todos y con todos los medios al alcance, incluso, así tengan que sentarse en las sillas que ponen medios a los que tanto denostaron.
El desgraciado hecho que golpeó fuerte a la familia kirchnerista fue oportuno también para liberar las cadenas de quienes aún no encontraban la manera más decorosa para partir de filas antagónicas y sumarse a las tropas oficiales.
Lo cierto es que, de pronto, con total brusquedad, todo cambió en el escenario político nacional –proyectado también a los provinciales, en efecto- y nadie estaba preparado, es obvio, para semejante trompo del destino.
El oficialismo y la oposición –valga la incongruencia- siempre estuvieron de acuerdo en algo: la clave del acertijo era Néstor Kirchner; faltando él, cambiaron las reglas del juego. Habrá en consecuencia que enfrentar los nuevos tiempos políticos que comenzarán a desandarse casi con seguridad en febrero o marzo del año que viene sin su presencia, con lo que ello implica, y quien mejor se adapte al flamante escenario dejará de transitar por el vagón de cola, como sucede hoy con prominentes dirigentes de la política de primera A.
Por lo pronto, por estos días se cumple el tercer año de mandato tanto de Cristina Kirchner a nivel nacional como de Sergio Urribarri en la provincia de Entre Ríos; o, lo que es lo mismo decir, el 75 por ciento consumido de gestión de gobierno. Y ambos, con posibilidades de ser reelectos en el 2011.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)