Pablo Rochi
En la primera fase Sionista jugó 14 partidos, consiguió cinco triunfos y perdió nueve veces, lo que le valió finalizar en la séptima colocación de ocho equipos. Su entrenador, en busca de la reacción necesaria, movió sus fichas foráneas. El rendidor Clarence Robinson no fue el mismo y así fue cesanteado por baja producción. En su lugar llegó Gregory Lewis, un moreno que arribó a Paraná con fama de extraordinario jugador. Su paso por el Centro Juventud fue intrascendente, tal es así que duró cinco partidos. Por bajo rendimiento Lewis fue cortado. Ahora quien integra el plantel es Cleotis Brown, el talentoso perimetral con paso en Libertad de Sunchales y Quimsa de Santiago del Estero.
En sí, este cambio fue una movida grande del entrenador Sebastián Svetliva, quien busca hacer reaccionar a sus dirigidos. Cuando llegó Lewis lo hizo en la zona pintada por Robinson; ahora arribó Brown pero para alimentar el perímetro, quitándole personal al juego interior.
Después de dos campañas extraordinarias, con clasificación a semifinales incluida, en Sionista la ansiedad y la incomodidad están generando malestar. El no encontrarle la vuelta al equipo genera preocupación, más sabiendo que se hizo un esfuerzo grande en lo económico como para diagramar un plantel con oficio y experiencia.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)