D. E.
El nombre del suicidado teniente coronel Paúl Alberto Navone es uno de los que más se menciona en el juicio oral y público por la causa Hospital Militar de Paraná, en torno al robo de bebés. De hecho, el militar de Ejército era un hombre clave en la estructura de inteligencia del Destacamento 122, ubicado en la capital santafesina y tenía directa jurisdicción en Paraná. La insistencia de su nombre -incluso como posible apropiador de uno de los mellizos robados a la ex detenida política, Raquel Negro-, no es casual.
Muchos de quienes estuvieron en la investigación del caso entienden que en la operación para extraerle los mellizos a la detenida fue consecuencia de un acuerdo entre el general Leopoldo Galtieri y el ex interventor de Entre Ríos, el general Juan Carlos Ricardo Trimarco, a partir de los buenos oficios del médico militar Juan Antonio Zaccaría, uno de los imputados.
Pero quienes manejan la técnica castrense no dudan en afirmar que más allá de la tarea de Zaccaría -en conexión con los médicos del Instituto de Pediatría liderado por Miguel Torrealday-, si no hubiese existido un “grupo operativo y de logística” como el que comandaba Navone, la tarea no hubiera resultado tan fácil.
En toda fuerza castrense, quien logra un rango militar sin pasar por la institución que los forma, por más buen profesional que sea -en este caso un médico-, no es considerado un hombre de ese círculo cerrado, con códigos establecidos. “Es un civil enganchado”, se suele decir, con cierto desprecio y por ende es puesto en otra categoría, por más respeto que se le demuestre.
Zaccaría tiene responsabilidad en el hecho y deberá purgar condena, pero está claro que aquí hubo un grupo de tareas, liderado por un militar, como Navone, quien a su vez disponía en Paraná de un selecto comando, integrado por suboficiales fundamentalmente, que hasta no hace mucho tiempo siguieron operando en la capital entrerriana.
La abogada Marina Barbagelata, representante de la querella en el 2008 –cuando apareció suicidado Navone-, dijo en ese momento que el militar era el "apoyo logístico" en Paraná de los grupos de tareas que trasladaban y custodiaban a Raquel Negro. "Tenía que garantizar el movimiento libre de los grupos de tareas de otra jurisdicción, asegurarse de que pudieran entrar en el Hospital Militar a cualquier hora y hacer todo lo que fuera para que el operativo quedara en la clandestinidad", dijo la abogada, quien el año pasado fuera designada jueza de Instrucción de Paraná y por ende quedó fuera de la causa.
Navone tenía otras causas, pero se suicidó de un balazo el día anterior a la fecha de citación al Juzgado Federal de Paraná. Hasta su abogado se sorprendió, porque estaba acordada su comparencia. Nunca se supo qué pasó en esas horas previas al suicidio ni qué fue concretamente lo que incidió su en su autodeterminación. Si hubo algún llamado de advertencia o si existió en verdad una cuestión de conciencia en función del destino del hijo apropiado a Raquel Negro, hermano de Sabrina.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)