Por Daniel Enz
(de ANALISIS)
El hombre cayó a Entre Ríos de un día para el otro. A nadie le dio mayores explicaciones en cuanto a por qué optó por invertir en la zona de La Paz y abandonar la belleza natural de su adorada Cancún, en México. “Me gusta el campo y la región”, le dijo al intendente José Nogueira (PJ) cuando se encontró por casualidad en una agencia de autos de la ciudad. “Y por eso decidí invertir aquí y quedarme a vivir. Mi idea es hacer una fuerte inversión ganadera y agropecuaria”, le acotó. Nunca le explicó por qué había optado por trasladarse a este lugar de esta provincia y no a otra región. Pero al igual que como hizo con otras personalidades de la tranquila ciudad paceña, siempre se ufanó de sus “buenos contactos” a nivel argentino o en Latinoamérica.
De hecho, en su Facebook, Gregorio Sánchez Martínez, tiene fotos con el comandante venezolano Hugo Chávez, con el presidente cubano Raúl Castro e incluso con Cristina Fernández. Hay quienes sostienen que hace aproximadamente un año llegó a territorio entrerriano para ver el campo administrado por dos norteamericanos, a través de la firma El Raigón Sociedad Anónima, dedicado a la cría de ganado vacuno, pero no se pusieron de acuerdo en el precio. Antes que finalice el 2013, los empresarios del país del Norte (Juan Pablo Thie-riot y Lawrence Wilkinson, con domicilio en Capital Federal) tuvieron una discusión y decidieron que había que vender. Fue en noviembre que optaron por rematar toda la hacienda.
El negocio ya no funcionaba como ellos pretendían y habían perdido demasiado ganado, en especial por las últimas inundaciones en las islas, ubicadas frente al campo, en territorio santafesino. Hombres de negocios de la zona no dudan en remarcar que quien hizo de puente para la transacción habría sido el empresario Ernesto Fernando Loza, oriundo de La Paz, dueño de firmas agropecuarias con sede en Capital Federal y allegado a los inversores norteamericanos. También habría contado con el asesoramiento del contador Aníbal Zacarías, también paceño, quien supo ser representante de la desaparecida firma Angelo Paolo. En La Paz, el domicilio legal que tiene Sánchez Martínez es Sáenz Peña 1309. Es decir, el mismo que Loza.
A principios de este año, los yanquis concretaron la operación en 2 millones de dólares, según los papeles firmados en Posadas (Misiones), aunque todo indicaría que la cifra fue tres o cuatro veces más, porque la hectárea ronda entre 6.000 y 7.000 dólares en esa zona. Incluso, por otro carril, le habrían vendido también al extranjero las islas ubicadas en la zona de San Javier (provincia de Santa Fe), donde los hacendados norteamericanos llegaron a tener hasta 150.000 cabezas de ganado. O sea, más de 2.000 hectáreas de islas, casi en frente de la estancia San Silvestre, adquirida por el mexicano.
Toda esa zona isleña es un dolor de cabeza para el gobierno santafesino: no dispone de un registro catastral y por ende es tierra de nadie. No se sabe qué islas son fiscales y qué islas son privadas. Por ende, no es casual que esa región que une San Javier con La Paz -y comprende a localidades vecinas de una y otra provincia- haya sido donde más creció el narcotráfico en los últimos tres años. Es la línea Paraguay-Misiones-Corrientes-Santa Fe-Entre Ríos, donde más agujero negro existe para el control del negocio de la droga, que transita por el río Paraná y sus cauces, pero también por el descenso de aviones nocturnos casi diariamente, en sectores especialmente acondicionados para que bajen aviones chicos cargados o bien arrojen los bultos pertinentes. El control no existe.
El charro en cuestión, más conocido como Greg, ex intendente de Cancún, llegó a estar preso por delitos de corrupción en dicho país, aunque también se vio afectado por supuestos contactos con el narcotráfico. Permaneció detenido entre el 27 de mayo de 2010 y agosto de 2011. En los últimos días se transformó en noticia, a raíz de los datos filtrados a ANALISIS, que hace más de un mes viene trabajando en la investigación periodística, lo que disparó una pesquisa de AFIP Posadas y derivó en una denuncia penal por lavado de dinero.
Hasta que este medio hizo las consultas pertinentes a la dependencia, ningún organismo de control se había enterado de las operaciones del mexicano en esta región: ni a nivel nacional, ni a nivel provincial ni judicial; ni en Entre Ríos ni en Santa Fe, ni en Misiones. Los servicios de Inteligencia nacionales, Gendarmería y Prefectura, también brillaron por su ausencia. Este medio pudo corroborar que únicamente estaban al tanto de los extraños movimientos del mexicano algunos hombres de la conducción de Toxicología de la Policía de Entre Ríos, pero no avanzaron, porque se observó en el lugar la presencia de jefes de reparticiones nacionales de seguridad de la zona, que de alguna manera desorientaron.
También existían algunas referencias en AFIP Paraná, desde donde se les avisó a Posadas, para que siguieran la información, porque la operación inmobiliaria era de su jurisdicción. Ni siquiera reportó datos la repartición Delitos Rurales de la Policía entrerriana, con sede en La Paz, pese a que hace no más de un mes llegaron hasta el propio casco de la estancia y los ocupantes incluso le lavaron la camioneta en que iban. Después se dieron cuenta que tuvieron tal gentileza para revisarles de punta a punta el vehículo, para ver si tenían cámaras o algún aparato sofisticado de audio. O sea, sucedió lo mismo que cuando esta revista denunció las inversiones del peruano Ricardo Winitzky o del constructor paraguayo Roque Carmona, ya fallecido. Nadie sabía de los campos comprados por Winitzky; tampoco de las inversiones de Carmona, denunciado y prófugo por graves delitos de corrupción en el vecino país. Ahora tampoco sabían. Casualidad o no, las tierras adquiridas por el mexicano en el departamento La Paz (son tres fracciones de 500, 331 y 50 hectáreas), están muy cerca de las de Winitzky, ex ladero del peruano Vladimiro Montesinos, el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia Nacional (SIN) y allegado directo al ex presidente Alberto Fujimori -condenados y detenidos por la justicia de ese país-, donde hace unos años armaron un puerto que costó cerca de un millón de dólares y compraron dos barcos para los traslados, para la empresa El Maná Puerto Buey.
Amor a la mexicana Greg Sánchez Martínez se encontraba negociando en el departamento La Paz desde mediados de enero de 2014. En Migraciones de Argentina, consta el ingreso desde Encarnación (Paraguay) a Posadas, de Greg y su mujer, el 27 de enero, a las 20.47 horas, en una camioneta 4 x 4, patente NHT574, a nombre del inversor mexicano. Aunque parezca increíble, es el único registro de ingreso a la Argentina que existe en lo que va del año, aunque se sabe que ha viajado varias veces, en lo que va del 2014, tanto a Paraguay, como a México. “Quizás sea porque la mayoría de las veces lo hace en avión y desciende directamente en el campo entrerriano”, se intentó explicar. La coqueta y escondida estancia, de unas 900 hectáreas, tiene un casco enorme, de más de 700 metros cuadrados y una pileta de amplias dimensiones, con una palmera en el medio y una especie de islote. La casona prácticamente no se puede ver desde el río Paraná, por estar en lo más alto de la barranca y varios metros adentro.
Uno puede llegar hasta la tranquera del campo y allí se encuentra con dos portones, con varios carteles, que advierten sobre la prohibición de acceder y la reacción a la que habrá que someterse, de violar la propiedad privada. “Perros de ataque”, dice uno de los carteles, donde también se exhiben reiteradas imágenes de Prohibido pasar. Nadie pudo explicar por qué concretó el negocio en Posadas y no en La Paz. “Quizás porque tenía pensado desarrollar otras operaciones comerciales en Paraguay. En los últimos días circularon versiones sobre la compra de un hotel, otro campo y también islas en proximidades de Encarnación”, indicó una fuente.
El campo entrerriano lo cerró en la escribanía del misionero Ives Lombardi, quien en el 2005 se viera involucrado en un intento de estafa en Posadas, en una compra de tierras. Allí se hicieron presentes Gregorio Sánchez Martínez y su bella esposa cubana (de su segundo matrimonio), la médica Niurka Saliva Benítez, hija de un teniente coronel de Inteligencia, que prestara servicios al castrismo por varios años. En los papeles, ese 16 de febrero de 2014, quedó registrada la donación de 2 millones de dólares, que hacía la mujer, a favor de su hijo Neftalí Sánchez Martínez, nacido en Mendoza el 1 de diciembre de 2010. O sea, cuando su padre estaba preso. La cubana entregó el cheque número 1199408468, del banco JP Morgan Chase Columbus, con sede en México, por la cifra mencionada, que sirvió para la compra del campo San Silvestre, que pertenecía a El Raigón S.A., liderada por los ciudadanos estadounidenses.
El campo de casi 900 hectáreas fue registrado a nombre de un niño de poco más de 3 años. La médica cubana, en semanas previas, había consultado en AFIP Posadas cómo debía inscribirse en el organismo para ingresar dinero al país, pero no hubo un seguimiento a sus movimientos posteriores. A la hora de justificar el dinero ante el escribano Lombardi, dejó asentado que era parte de lo que le correspondía como socia, ante la disolución de la sociedad denominada Gna Dolphin LLc, que liquidó sus activos por 3,1 millones de dólares.
Según pudo saber ANALISIS, Gna Dolphin tenía su sede en Florida (Estados Unidos) y disponía de un lote en el Condado Miami-Dade, valuado en 1,5 millones de dólares, como así también una costosa vivienda, en la que Gregorio Sánchez Martínez era copropietario con su primera mujer, Nedys Di Mare. Sánchez Martínez era director de la firma, pero fue separado de ella cuando cayó preso en el 2010 y por ende quedó al frente de ella su esposa Niurka Alba Saliva Benítez. Había sido cedida al ex alcalde de Cancún en el 2009, por su fundador, el cubano-mexicano Alberto Ayra Vázquez, a su vez dueño de la empresa Escenario Total.
El domicilio fiscal del campo entrerriano quedó fijado en avenida Roca 382, también de Posadas, supuestamente también adquirida por el mexicano, aunque habría quedado registrada a nombre de su esposa. Es una importante propiedad, ubicada a escasos metros de la bella costanera posadeña, donde nunca se ha visto gente en lo que va del año, según pudo constatar esta publicación. Pertenecía al misionero Alfredo Abrazian, de 73 años y empresario de medios de comunicación, cuya hermana Sonia era la esposa del ex ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo. Al parecer, dicha operación inmobiliaria la habría realizado Raúl Castaño, íntimo amigo de Abrazian, también titular del Multimedios Sapem y allegado directo al ex gobernador Carlos Rovira (PJ), enfrentado con el actual mandatario de Misiones, Maurice Closs (PJ), uno de los mimados de Cristina Kirchner.
Campo, fiesta y reuniones
Los más conocedores de los movimientos recordaron que apenas los mexicanos llegaron al campo de La Paz (en principio alquilaron el predio y luego lo compraron) fueron despedidos los anteriores trabajadores. No quedó ninguno de ellos, pese a que la mayoría hacía casi una década que cumplía funciones. Por eso, incluso, existirían juicios laborales iniciados en la justicia paceña. “Llegaron 9 ciudadanos mexicanos, acompañando al matrimonio”, se indicó. Uno de ellos sería uno de los 13 hermanos de Greg, quien también habría estado preso en México y se instaló con su mujer en una de las casas más chicas de la estancia. El casco principal tiene tres habitaciones en suite y amplios salones, que se ubican en la planta alta de la construcción.
Abajo dispone de un living de dimensiones destacadas, comedor, sala de juego y dos baños. Hay una sala de cine, bibliotecas de madera, un salón todo espejado y una importante bodega. La casa dispone además de una entrada parquizada, de un bello puentecito en las proximidades, adornado con leones de piedra. Cuenta además con canchas de Polo y la pileta tiene dimensiones envidiables. A su vez, el amplio predio dispone de una importante pista de aterrizaje y un acceso al río destacado, para embarcaciones sofisticadas, como así también para el traslado de ganado.
A poco de ingresar, Greg Sánchez Martínez hizo importantes gastos para terminar de acondicionar el lugar y sorprendió a un negocio de la ciudad cuando llegó personalmente para adquirir 4.500 kilogramos de abono, que pagó en dólares en su totalidad. También hizo fuertes inversiones en televisores, equipos de audio y telefonía, comprados en la sucursal de Musimundo de La Paz. Cada vez que iba a la zona céntrica (o sea, a unos 20 minutos del acceso a la estancia, en vehículo, en un camino con demasiadas trabas, descensos abruptos) trataba de relacionarse con los lugareños y así fue ganando “nuevos amigos”.
Donde más veces acudió fue a una conocida concesionaria de automóviles de La Paz, donde compró dos camionetas 4x4 marca Toyota, que es con lo único con que se puede llegar al predio. También se hizo traer un cuatriciclo Polaris Sportsman 400. Siempre recorrió la ciudad entrerriana de la mano de dos de sus estrechos colaboradores, como los mexicanos Jorge Luis Sánchez Meraz y Lázaro Rivera Mancha. Su esposa cubana dejó todo acondicionado en la estancia para que el 12 de marzo Greg pudiera festejar su cumpleaños número 51, en la flamante estancia. Llegaron dos aviones a San Silvestre, con amigos fraternales de México, su ex esposa y los cuatro hijos que tuvo con ella, para celebrar durante toda una jornada.
El acceso aéreo o por agua es el más cómodo y conveniente para llegar a la estancia. Y, si llueve, es imposible llegar de manera terrestre. Por eso fue que el mexicano Greg hace unos días se reunió en La vereda bar -y mantuvo luego varios encuentros posteriores-, con un conocido empresario constructor de la zona (que también tiene licitaciones en el ámbito de la Municipalidad de Paraná) para analizar un presupuesto de enripiado durante todo el trayecto.
El mexicano también querría hacerse cargo de la Curtiembre de La Paz, que depende del municipio. Estaría dispuesto a lograr su concesión o privatización, según indicaron algunos allegados. Habrá que ver si queda fuera del ojo de la AFIP, después de la denuncia penal por lavado de dinero y evasión, radicada en el Juzgado Federal de Posadas y motorizada por el propio titular del organismo central, Ricardo Echegaray y su segundo, el hombre de Gualeguaychú, Guillermo Michel.
“No hay lavado de dinero ni evasión”, dijo el abogado misionero del mexicano, Juan Marinoni. Está claro que esto puede ser la punta de un iceberg (porque nadie ha podido responder aún por qué Greg Sánchez Martínez optó por hacer inversiones en la Argentina y con qué aval contó para ello) o bien quedar todo en la nada. Cuestiones de este tipo vienen pasando año a año, lamentablemente, en nuestro país. Y muchas veces, nadie se hace cargo.
Colaboración periodística:
Staff de la revista Emeequis, de México
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 15 de mayo de 2014, en un informe especial de cinco páginas)
