Antonio Tardelli
El gobierno nacional reconoce en los jueces que no controla, que no son precisamente un ejército, una participación esencial en un “golpismo activo” que no se cesa de denunciar.
Un referente del oficialismo más radicalizado, el dirigente Luis D’Elía, propone abiertamente decorar el frente de los tribunales con una instalación un tanto agresiva: una pica que se resuelva en la cabeza del juez Claudio Bonadío. Lo merece este magistrado por no haber medido, venal, que es propiedad de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner ese hotel que ordena allanar.
Acumulando méritos para alzarse con el kirchnerismo paladar negro, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, se suma a la ofensiva denunciando, a la vez, que el Poder Judicial pretende avanzar “sobre la vida política y económica del país”.
Todo es un gran despropósito.
A los efectos de la descripción apenas si importa determinar si el espacio gobernante se mueve de tal forma por convicción o por estrategia. Como sea, si es verdad que el gobierno luce vigoroso, como alegan comunicadores oficialistas para explicar a su vez la crisis de la oposición, esa supuesta fortaleza podrá fundarse en cualquier cosa menos en la sensatez, atributo que ha desaparecido si es que alguna vez fue parte de la caja de herramientas del kirchnerismo.
El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, consideró “inexplicable” el “ensañamiento y la persecución judicial hacia la figura de nuestra Presidenta”. Tan inexplicable le resulta a Domínguez el supuesto ensañamiento del Poder Judicial como a los entrerrianos el hecho de que afiches que promueven su candidatura presidencial aparezcan pegados en las paredes entrerrianas sin que se conozca un solo militante local (verbigracia: ni uno solo) que haya dado a conocer su adhesión a esta variante oficialista.
Juliana De Tulio, sin nombrar a los propios, postula que la oposición apela a “sus jueces” para “intentar voltear a Cristina Kirchner”, lo que demuestra la impericia de los golpistas de esta era: jamás un golpe se denunció tanto con tan poco fundamento.
El golpismo, así, se renueva de entre la larga lista de coartadas.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 27 de noviembre de 2014)