Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)
El despacho de María Laura Stratta en el 5° piso del Consejo General de Educación, en Paraná, es silencioso, pero esa mañana el alboroto de Bruno y Juan lo alteraba. Son los hijos de María Laura, la ministra de Desarrollo Social de la Provincia, que desembarcaronunas horas antes de disfrutar un paseo obligado en estas vacaciones para los chicos: una casa de comida rápida de la capital provincial. Bruno se le prende de las polleras cuando la María Laura sale a recibir a ANÁLISIS y rápidamente una de las secretarias busca entretenerlo cuando su madre se sienta a charlar.
La historia dice que su padre, Juan Carlos Stratta, “ocupó diferentes cargos electivos desde 1983 hasta 1999, por el Partido Justicialista: diputado provincial durante los años 1983-1987, presidente municipal de Victoria desde 1987-1991, nuevamente diputado provincial en el período 1991-1995 y senador provincial en 1995-1999”.
Laura Stratta comenzó a trabajar, junto a su padre, con la red de Bancos Populares de Buena Fe, programa de microcrédito basado en una propuesta
de trabajo colectivo y solidario.
El despacho de Laura, en último piso del edificio del CGE, es amplio y luminoso y rodeado de portarretratos con rostros conocidos y amados por la ministra: su padre, su familia, sus hijos, Evita, el momento de su jura cuando asumió el gobernador Bordet y regalos de los emprendedores que habitualmente realizan sus ventas en Casa de Gobierno.
“Yo cursé del ´94 al ´99 en ComunicaciónSocial. Me fui a Buenos Aires y ahí hice la pasantía después,donde realicé cursos de especializaciónen el Centro de Estudios de Opinión Pública de la UBA (Cedop-UBA) y en el Centro Cultural de la Cooperación. Trabajé con un equipo de sociólogos y de politólogos”, descarga en el comienzo de la charla.
“En ese momento tuve un accidente en Victoria. Se me cayó un portón. Fue un accidente doméstico que me pudo haber costado la vida, porque estaba corriendo un portón muy pesado de hierro. Habían estado trabajando los albañiles en el riel y se me empieza a venir abajo. Y yo -como tengo tendencia de decir que yo puedo- no pude pararlo y me salvó el auto. Tuve una triple fractura de omóplato, rotura de ligamentos cruzados… ahí perdí la posibilidad de laburo. Tenía 23 años, ya estaba en Buenos Aires.Tuve que hacer reposo y rehabilitación y cuando volví se me complicó el tema laboral en Buenos Aires y empecé a trabajar con Héctor Maya en el año 2000, en la etapa final de su mandato. Lo acompañé en tema prensa y en el Senado”, dice recordando ese momento que marcó una de las etapas importantes de su vida.
(Más información en la edición gráfica número 1053 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2016)