Pablo Rochi
Álvaro Moreyra
Pasó otro año, una temporada que de a poco expira y que dejó sensaciones de todo tipo. De las buenas, de las malas. Celebraciones, sinsabores. Alegrías y tristezas. Emoción, bronca. De todo un poco o de poco un todo.
El 2016 ya es prácticamente historia, aunque todavía resten algunos días para que se despida completamente. El calendario deportivo dejó momentos importantes para el deporte entrerriano, aunque también expuso de los otros, de esos que buscarán olvidarse rápidamente para darles lugar a los otros.
El año que se escurre, a diferencias de otros, no dejó mucho material del bueno a la hora de realizar un repaso. Si bien hubo campañas destacadas, torneos importantes, hasta Juegos Olímpicos, los deportistas entrerrianos tuvieron un 2016 con situaciones de relieve, aunque no de esas que quedarán en la retina como algún hecho o acontecimiento inolvidable.
FÚTBOL
El Santo y un año positivo
Días atrás Patronato cumplió un año en la elite del fútbol argentino. En diciembre de 2015, El Rojinegro tocó el cielo con las manos y llegó para codearse con los mejores, algo que por estos días aún realiza, pues el Campeonato de Primera División entró en el receso estival.
El año del Rojinegro en la A puede catalogarse de positivo, pues en la primera parte de la temporada, con el Torneo de 30 equipos, divididos en dos zonas, cumplió con el objetivo pautado desde su arribo y mantuvo la categoría. El representativo paranaense terminó octavo en la Zona 1, donde compartió sitial con San Lorenzo (ganador del grupo), Independiente o River, por citar algunos de los equipos que debió enfrentar.
Con un plantel claramente inferior a los tres equipos mencionados y un DT, Rubén Forestello, conocedor de la divisional, que siempre trabajó con planteles austeros, Patronato hizo pata ancha y no solamente se dio el gusto de alcanzar el objetivo, sino que además se dio el lujo de ganarle al Millonario por 2 a 1 en el estadio Grella. Además, terminó por encima del equipo de Marcelo Gallardo en la tabla comparativa de valores. Sin dudas que en los hinchas del Patrón queda grabada esa victoria ante uno de los equipos más grandes del continente, con las conquistas de Sebastián Bértoli, de penal, y Mauricio Carrasco.
Si bien el éxito ante los de Núñez mereció un párrafo especial, también fue para destacar el empate con San Lorenzo, en su primer partido en la elite, un Ciclón que a la postre sería el ganador del grupo, aunque en la finalísima se topó con un iluminado Lanús que lo goleó en la definición.
Al margen de los dos cotejos citados, Patronato alcanzó el horizonte planteado. Si bien perdió más de lo que ganó (festejó cinco veces y sufrió seis reveses), los 18 puntos alcanzados le sirvieron para lograr lo pretendido. La cuenta pendiente, quizás, fue no haber ganado en calidad de visitante.
Por esas extrañas cosas del fútbol argentino, una vez que terminó el Torneo de Transición, los equipos debieron esperar prácticamente tres meses para volver a ver acción, pero en un torneo de toda una temporada. Es así: de un certamen que duró apenas cuatro meses, se pasó a otro de casi un año.
Con el objetivo de mantener la plaza consumada, El Santo retuvo primero al cuerpo técnico y después a la base de los jugadores de la primera parte del año. Tampoco contrató en demasía, no se enloqueció en gastos importantes para traer jugadores de renombre.
Acaso la contratación más rutilante fue la del chileno Gonzalo Espinoza, quien fue de menor a mayor, se ganó la titularidad y se convirtió en pieza clave en el segundo semestre. De todos modos llegó a préstamo y el idilio con la hinchada se terminó rápidamente, pues deberá retornar al fútbol trasandino.
(Más información en la edición gráfica número 1053 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2016)