S.A
La artista paranaense fluye de diferentes maneras dentro de un mismo lenguaje y lo goza, lo experimenta, lo comparte. En diálogo con ANÁLISIS recorre los momentos medulares de su creación que encuentra en un estado de abundancia. Los vínculos más preciados; los premios; su reciente libro de poemas “Pintó la gula”; su paso por “Proyecto Mojarra” y la necesidad de que el arte sea un hecho colectivo.
Natalia Garay resuena dichosa en este 2021 que se va entre sentimientos pandémicos y la esperanza de encontrarnos en un mundo renacido. “Quién no tuvo diagnóstico pandemia en pandemia” dice, mientras se refiere a su último libro de poemas erótico lésbico llamado Pintó la gula y que lanzó junto a La Ventana Ediciones, a fines de noviembre de este año. Pero esta no es la única caricia recibida: fue doblemente premiada en el Salón Municipal de Poema Ilustrado 1er Premio: "Riografía Enorme", María Ledesma- Natalia Garay. 2do Premio: Debajo del Cielo", Fernanda Alberto- Natalia Garay; y segundo premio Juan L. Ortiz de Poesía organizado por la Biblioteca Provincial, por el poema “¿Vos me esperas?”. “No me esperaba todo esto; fue una alegría enorme”, expresa, en diálogo con este medio, Natalia Garay en relación a los tres premios que recibió a principios de diciembre
Nacida y criada en Paraná; artista, docente, militante del colectivo artístico feminista “Nosotras Proponemos”; rodeada de mujeres indispensables -su madre, su abuela, sus maestras, su pareja- toma de lo femenino su fuerza creadora inclaudicable y lo empodera de una intensa oscuridad pero que encuentra sus brillos en lo carnal, en lo erótico, en el amor des romantizado. “Esto me pasa con lo erótico: es como poner el cuerpo, no la cabeza. Pintó la gula vino a plantearme eso. Y también es una decisión que sea lésbico, porque estas cosas me pasaron con pibas, no con tipos”, recalca, Natalia Garay, levantando una bandera innegociable: la del derecho al goce.
Un mismo lenguaje
Natalia Garay explora las artes visuales y la escritura con la misma vehemencia. Pinta palabras; construye imágenes. “Creo realmente que estos dos lenguajes que se ven como diferentes disciplinas, son uno solo. Cuando yo era chiquita elegía dibujar; de los mejores regalos que tuve era tener fibras y cajas de colores, yo no podía estar sin un papel. Supongo que lo primero que me salió fue dibujar, pero escribir, escribí siempre”, detalla y abre el diálogo hacia la recreación de un sinfín de imágenes de la infancia que la constituyen.
(La nota completa en la edición gráfica 1127 de la revista ANALISIS del jueves 16 de diciembre de 2021)