Por Yohana Fuks (*)

Desde mi rol como concejal, como radical y como docente, quiero expresar mi firme apoyo en el pedido de la vuelta a clases presenciales. Sin embargo, no quiero dejar de manifestar que este pedido EXIGE por parte de todos el reclamo por la inversión necesaria en recursos indispensables en cada establecimiento escolar, para garantizar la seguridad de estudiantes, docentes y todos aquellos que conformamos la escuela y que no dependa- como siempre ocurre-, de la voluntad y el bolsillo de los educadores y las familias.

También contempla la necesidad imperante de garantizar el transporte público para la movilidad de los docentes y alumnos que deben recorrer grandes distancias hasta las escuelas. El Estado debe además, manejar lineamientos claros en cuanto a la modalidad educativa en la que nuestros gurises y los trabajadores de la educación vamos a generar los procesos de enseñanza-aprendizaje; resguardando los derechos de todos los agentes intervinientes y asumiendo su absoluta responsabilidad ante las dificultades que puedan presentarse.

Cuando decimos #AbranLasEscuelas sin enumerar la enorme cantidad de cuestiones imprescindibles que deben estar siendo atendidas, no estamos siendo conscientes de que la apertura de un edificio no es por sí misma una acción que logre que el derecho a recibir educación para todos los niños y jóvenes sea posible.

¿Cuántas veces se anunció por parte del gobierno nacional y provincial medidas en torno a la educación durante el 2020? ¿Realmente se realizó una recorrida por las instituciones, se llevó adelante una evaluación de la situación edilicia y se invirtió en infraestructura? ¿Se elaboraron protocolos teniendo en cuenta la realidad del sistema educativo actual y su infinidad de carencias? A pesar de no contar con ningún tipo de política que acompañe el inmenso desafío al que nos sometió la pandemia, el sistema educativo virtual fue sostenido de manera ÍNTEGRA por la inmensa vocación de docentes y el apoyo de muchas familias. Pero la vuelta a las clases presenciales, implica que el Estado no pueda disfrazar con discursos vacíos, acciones concretas y visibles que deben estar hoy llevándose adelante en todo el país, para que esa premisa sea una realidad.

Y también desde mi lugar, exijo una discusión salarial que contemple el congelamiento de sueldos que hace más de un año se viene sufriendo por parte del sector docente y los inmensos índices inflacionarios que han llevado a los maestros a sobrevivir con un ingreso completamente devaluado, muy por debajo de la canasta básica familiar, ante un Estado provincial que pretende con discurso cargados de demagogia los profesionales “en primera linea de batalla” no defendamos nuestros derechos.

Queremos escuelas abiertas, con recursos garantizados, con infraestructura edilicia en condiciones, con servicios básicos funcionando, con transporte público acorde, con protocolos claros y posibles. Sino pedimos todo esto, no pensemos que estamos luchando por educación, solo estaríamos siendo cómplices de un Estado ausente, cubriendo la incapacidad del gobierno, la incompetencia de los funcionarios y sus permanentes irresponsabilidades. Para el Estado nacional y provincial, se le hace un favor, cuando pedimos que las puertas de las escuelas abran sin importar en que condiciones estas se encuentren.

Y con esta foto ilustro el sentir de miles de docentes, que no puede ser jamás puesto en duda: el vínculo que construimos en un aula es irreemplazable.

(*)Concejal de Viale. Profesora de Enseñanza Primaria. Texto publicado en su página de Facebook.