El 13 de febrero de 2002 desapareció Elías Damián Gorosito luego de ser detenido por personal de la comisaría 5ª de Paraná. María Cristina Silaur fue la primera en relatar que su hijo se encontraba desaparecido y que, según la versión de su amigo Ariel Zárate, Elías había sido obligado por policías a subir a una camioneta perteneciente a la fuerza, informó El Diario.

A raíz de esa denuncia, se ordenaron tareas de búsqueda y se instruyó un sumario contra los agentes asignados a esa patrulla por el delito de privación ilegal de la libertad agravada. Las operaciones no arrojaron dato alguno.

En ese marco se llevó adelante el juicio oral y público en 2004, que tuvo como saldo la absolución de los oficiales Lisandro Luis María Rodríguez, Diego Javier Salvador y Jesús Salvador López.

La querella apeló esa sentencia ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ), que declaró inadmisible el recurso. El tema llegó en 2007 a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en donde se anuló la sentencia y se ordenó un nuevo proceso.

Pero el tiempo pasa y aún no hay fecha para el nuevo juicio. Esta semana los abogados defensores de la familia de Gorosito, Rubén Pagliotto e Iván Vernengo, presentarán una nota ante la Sala Segunda de la Cámara Primera integrada por Marcela Badano, Marcela Alejandra Davite de Acuña y Raúl Herzovich para que se “fije fecha cuanto antes”, sostuvieron.

“El tiempo que pasa conspira contra las memorias de los testigos y la fidelidad de las testimóniales. Si en aquel momento ya hubo problemas para reconstruir el hecho, a medida que corren los meses cada vez va a ser peor”, advirtió Pagliotto.

El primer juicio

Durante una de las jornadas de debate del proceso por la desaparición de Gorosito, la querella solicitó que se citara a declarar como testigo a Nora María de los Milagros Barrios a raíz de que una hermana de Elías, le había comentado al abogado que esta mujer había sido una testigo presencial y cuya identidad se desconocía anteriormente.

Pero la Sala II de la Cámara I en lo Penal de Paraná, integrada en ese entonces por Pablo De la Vega, Arturo Landó y Silvia Nazar, resolvió no admitir la nueva prueba ofrecida por considerar que no surgía ningún elemento de convicción incorporado al proceso y que era impertinente su recepción en los términos del artículo 393º del Código Procesal de la provincia.

Este se refiere a las nuevas pruebas y dice: “Si en el curso del debate se tuviere conocimiento o se hicieren indispensables nuevos medios de prueba manifiestamente útiles, el tribunal podrá ordenar, aun de oficio, la recepción de ellas. Podrá también citar a los peritos si se estima necesario realizar nuevas operaciones a fin de practicar acto continuo aquéllas en la audiencia, si fuere posible”.

Del testimonio de la mujer se desprende que el día del hecho “vio que tres o cuatro policías lo metieron (a Gorosito) adentro de la camioneta; lo metieron a empujones”, según se lee en la versión taquigráfica.

La Sala de Procedimientos Constitucionales y Penal, compuesta en ese entonces por Carlos Chiara Díaz, Miguel Carlín y Omar Carubia, decidió no admitir la nueva prueba por las mismas razones que la Cámara. Los querellantes se fueron en queja a la Corte Suprema de Justicia.

La Procuración General de la Nación cuestionó lo realizado por la Justicia entrerriana. El 20 de noviembre de 2007, la Corte hizo lugar a la petición y dejó sin efecto la sentencia apelada. El fallo lo firmaron Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, en disidencia.

Pagliotto sostiene que el caso tendrá repercusión nacional por el interés que ha manifestado el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el organismo que preside el periodista Horacio Verbitsky.

Testigo clave

Nora María de los Milagros Barrios es la testigo a la que la Corte Suprema de Justicia solicitó que se la incorpore a la lista de testimoniales. En su declaratoria la mujer dijo no ver “que (se) le pegara” a Elías pero sí aseguró que “iba agachado cuando ella vio pasar la camioneta delante suyo”.

Barrios no conocía a Gorosito. “Sólo vio a un chico que lo metían adentro de la camioneta”, según quedó asentado en la Justicia. Una hermana y la mamá de Gorosito fueron a la casa de la madre de la testigo y ésta les había comentado que Nora María “había visto que unos policías metían a un chico dentro de la camioneta”.

A los pocos días, la hermana y la mamá del joven –a quienes no les conoce el nombre– fueron hasta su casa y le preguntaron si no podía salir de testigo, ya que su propia madre les había contado que “había visto” el episodio. Ella respondió que hasta que no recibiera una citación judicial no concurriría. Finalmente esta llegó. En sede judicial le preguntaron si tuvo temor cuando fueron los familiares de la víctima para que se presente como testigo. La respuesta fue positiva. ¿Por qué?, se inquirió enseguida. “Porque tenía cinco chicos”, fue la respuesta de la que sería la única testigo presencial.

Al recurrir la sentencia absolutoria, la querella sostuvo que el tribunal “se apartó del deber de buscar la verdad objetiva al no admitir un testigo directo conocido recién durante el juicio oral”. Los abogados de Gorosito estimaron que “la ponderación de esta circunstancia obligaba a adoptar un criterio más amplio en la admisión de la nueva prueba”.