Primer día de cuarentena

Por Ricardo Leguízamo

09:00 am. ¡Qué divertido! Todos comienzan a enviarme por Whatsapp chistes sobre el coronavirus. 

Me lavé las manos tantas veces que creo que ya no tengo huellas digitales.

10:00 am. Mamá me llama porque está viendo TN y está convencida que es el fin del mundo. Me pide que me cuide. Tiene tanto miedo que no piensa salir hasta el verano. Me dice que cuando pueda, le compre la pastilla de la presión porque se le acabó y que pase a buscar alcohol en gel que compró para toda la familia.

10:05 am. Agarro un bizcochito que está en la panera y cuando estoy por metérmelo en la boca me doy cuenta que toqué el mouse y el teclado. Dejo el bizcocho, me levanto y me pongo alcohol en gel, pero cuando voy a agarrar el bizcocho nuevamente me doy cuenta que ya lo toqué y lo dejé arriba de todos los bizcochos. Pienso… ¡qué cagada!

10:10 am. Tiro todos los bizcochos y comienzo a escribir.

Imposible concentrarse, suenan y suenan los mensajes por Whatsapp de los q están en cuarentena mandando chistes repetidos y recomendaciones de médicos desconocidos.

 11:00 am. Decido ir a lo de mamá, agarro el auto y apenas tomo por Blas Parera veo que en la garita de colectivo está el gordo Ramírez. Lo encontré hace dos días en la farmacia porque andaba con dolor de garganta,  me hago el boludo, me pongo los anteojos de sol y miro para adelante, mi auto es chico y no hay dos metros de distancia con el asiento de atrás. Tampoco le voy a pedir al gordo que se meta en el baúl.

11:20 am. Paro en la farmacia Catedral de Pellegrini, tengo que hacer cola, entran de a diez. Me anticipan: “alcohol en gel y Lisoform no hay”. Compro la pastilla de la presión para mamá y por las dudas me compro otra para mí. No tengo, pero siento que voy a tener presión.

12:20 pm. Entro a la casa de mamá, no la beso ni la abrazo, la saludo a dos metros de distancia como dice el Dr. López Rosetti.

Veo que sobre la mesa tiene arroz, fideos y provisiones para afrontar la tercera guerra mundial. Sale de su habitación con un frasco de alcohol en gel de 1000ml  para regalarme. Le digo… “¡mamá esto es muchísimo!”.  Me dice: “tengo siete más si necesitás”.

Comienzo a retarla, tratando de hacerle entender de la solidaridad, de que no se termina el mundo, pero a los 5 minutos me callo. No puedo contra la psicosis generalizada.

Me quedo un rato con ella y le quito un poco de dramatismo a su único tema, el coronavirus.

Le digo: “cuando esto termine el coronavirus no va a superar en muertes a los accidentes de tránsito, a las muertes por femicidio, a las muertes por narcotráfico”. Ella me corta diciendo: “¡esto es más grave nene!”.

Busca el termo y dos mates. Pienso para mis adentros, “con lo que vale la yerba vamos a morir antes por la malaria que por el coronavirus”. Antes de tomar el mate me obliga a ponerme alcohol en gel.

“Recién me puse mamá”, le digo. “Ponete igual”, me contesta.

Me vuelve a decir que ella está casi convencida que llegó el final de los tiempos. Yo largo una flor de carcajada y me despido con un beso lanzado con la mano.

 01:00 pm. Subo al auto y me pongo alcohol en gel. A las dos cuadras me para un semáforo y un malabarista sale de la nada, tira tres pelotitas al aire y enseguida me pide una moneda.

“¡Rápido, rápido antes que me descubran!”, me dice.

Bajo el vidrio, le doy dos monedas de cinco, cierro el vidrio y me pongo alcohol en gel porque toqué las monedas.

01:15 pm. Paro el auto en la verdulería, compro un kilo de uvas y como toco plata me vuelvo a poner alcohol en gel.

01:30 pm. Llego a casa con las manos irritadas de tanto alcohol y mi mujer me pide que me bañe porque no quiere virus en la mesa. Le digo que me bañé a la mañana temprano y me dice que no importa, que me bañe de nuevo que no quiere virus en la casa y que la ropa sucia la ponga ¡ya! en el lavarropas.

01:35 pm.  Entro al baño y me ducho, por segunda vez.

01:50 pm.  Me siento en la mesa y me trae alcohol en gel, le digo que recién me bañé con jabón. Me dice: “no importa, lo que abunda no hace daño”.

Mientras yo me pongo el alcohol en gel, ella rocía el vidrio de la mesa con alcohol etílico diluido con agua al 70% - 30% como dice el Dr. Miroli.  Le digo que siento que el comedor tiene olor a sanatorio y me dice que trapeó toda la casa con 10 litros de agua con desinfectante y lavandina.

Comenzamos el almuerzo y noto que nuestro perro, León,  está raro, caído de ánimo. Le pregunto si le pasó algo y  me cuenta  que hoy lo bañó. Y me anticipa que el perro no sale más a la calle, porque el virus vive 3 días en el plástico y si olfatea una bolsa de basura lo puede traer a casa. ¡Pobre León! Está estresado, no lo bañamos nunca y ahora encima, lo sometemos a régimen carcelario.

02:45 pm.  Me voy a dormir la siesta y encuentro que el dormitorio tiene olor al Motel Tijuana. No es que me desagrade, me trae grandes recuerdos, pero jamás tuvo ese olor. Pregunto y  me dice que vació un tarro de Espadol en cada pieza. Y agrega: “en esta casa no va a entrar el virus”. “¡¡Seguro!!”, le contesto, “¡¡antes vamos a morir intoxicados!!”.

La verdad, no pude dormir muy bien, entre el celular que no dejaba de acumular Whatsapp explicando cómo se combate el virus y los chistes de la cuarentena, me pasé la siesta despierto.

04:00 pm. Mi señora me avisa que se olvidó de comprar papel higiénico y me pide que vaya al chino de Blas Parera. “¡Ni en pedo!, le digo. “¿Si nació en Wuhan o tiene parientes que lo estén visitando?”.

Me dice que vaya al Coto. Le muestro el Whatsapp que circula donde avisan que un cajero del Coto contrajo el virus. “¡Mentira!”, me dice, “es una fake news”. Termino yendo al Almacén de los Marchetta. No sé si tienen el coronavirus, pero me caen bien.

05:00 hs. Caigo a lo Marchetta, miro desde afuera  y veo que en la caja está José. No tiene cara de estar enfermo, me arrimo hasta la puerta y de afuera le pego el grito: “¿hay higiénico José? “¡Noooo!”, me contesta, “se terminó todo”, “¡un éxito el coronavirus, si esto sigue así vamos a tener el mejor año!”. Me despido con cara de confundido, la misma que tenía el ex Ministro Lorenzino cuando dijo “me quiero ir de acá”.

Subo al auto y me doy cuenta que en el frasquito chico me queda poco alcohol en gel. Empiezo a transpirar, diría que con pánico. Manoteo la caja de pastillas para la presión y me tomo una.

05:30 pm. Paro en un DÍA de calle Ramírez, la cola es de una cuadra, todos a dos metros de distancia y cuando voy llegando, justo al tipo que está detrás de mí se le ocurre estornudar. ¡Me fui a la mierda! Subo al auto y me tiro todo lo que queda de alcohol en gel del frasquito chico. Siento que tengo fiebre, me duele todo el cuerpo y me vuelvo a casa.

06:00 pm. Llego, me desnudo en el living, meto la ropa en el lavarropa y solito me voy a bañar, por tercera vez. ¡La puta madre… no hay agua!, ¡no hay aguaaaa! En la zona donde vivo, dos o tres veces por semana se corta el agua, sea la intendencia que sea. Y dicho sea de paso, vienen a cortar los yuyos cuando ya tenés el dengue encima. Espero sentado en la bañera como 45 minutos hasta que vuelve el agua,  para darme una ducha de una hora.

07:45 pm. Salgo del baño y mi mujer me pregunta: “¿y el papel higiénico?”. Contesto: “no hay, a limpiarse con el bidé”. Siempre y cuando haya agua, claro.

08:00 pm. Miro el celular y explota de mensajes: mensaje 1) cómo lavarse las manos, 2) cómo limpiar el piso, 3) chiste del virus, 4) cómo detuvieron al boludo que no respetó la cuarentena, 5) chiste del virus, 6) una médica de la Universidad de Massachusetts informando cuánto dura el virus vivo, 7) el Dr. Claudio Santa María explicando el origen del virus con un murciélago de goma y una serpiente de juguete…

Me estoy por pegar un balazo en las pelotas.

08:30 pm. Me tomo la fiebre, 36°,  pero siento que me muero.

09:00 pm.  Pego un salto de la cama, busco la escopeta del abuelo, veo si le quedan cartuchos, estoy decidido,  esta madrugada salgo a matar chinos, no me importa si es el Chino Monti, el Chino Benítez o el Chino López.

Primer día de cuarentena y ya no tengo Higienol. ¡Me cago en los chinos! Creo que no voy a llegar al día 14.

PD: No perdamos la sonrisa - ¡Quedate en casa pelotudo!

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