Luis Marcelo De Innocentis, rector interino del Instituto Técnico de la Universidad Nacional de Tucumán.
Por J.C.E. (*)
Marcelo De Innocentis, director interino del Instituto Técnico de Tucumán, dependiente de la Universidad tucumana, tuvo la brillante idea de dar a conocer su ideología –fascista, evidentemente-, y reivindicar el genocidio que sumió al país en secuestros, desapariciones, torturas y muerte, que comenzó con José López Rega, a mediados de los ’70 y se extendió hasta 1982, producto de una borrachera de alcohol y poder de Leopoldo Fortunato Galtieri.
Mucho se ha dicho, mucho se ha escrito y, evidentemente, mucho se ha callado desde aquellos años de sangre y fuego hasta nuestros días.
Marcelo De Innocentis, por lo que se advierte en la fotografía que acompaña la información, es un hombre que no debe superar los cuarenta años por lo que es muy difícil que pueda dar fe de los acontecimientos que reivindica.
A través de WhatsApp, el docente tucumano compartió con sus contactos el texto que sigue: “El ejército siempre presente en todas las crisis, ayer, hoy y mañana. Como en los 70, cuando protegió al pueblo manso de los secuestros y las bombas y la violencia terrorista. Hoy colguemos la bandera Argentina en el balcón, la bandera de todos los argentinos ¡Viva la Patria!”.
Es evidente que la vocación panfletaria del director interino del Instituto Técnico de Tucumán no es lo que un padre en sus cabales pretendería para sus hijos. El Instituto Técnico de Tucumán, depende de la Universidad de Tucumán, es decir que –aunque no sea así-, los dichos del docente jerarquizado estarían respaldados por la alta casa de estudios, lo cual es a todas luces una aberración.
Estos personajes, nefastos por donde se los mire, están, siempre están, como reza el trabajo documental de Daniel Enz.
La autoridad educativa de Tucumán deberá fijar posición respecto de los dichos de Marcelo De Innocentis porque el silencio la convertiría en cómplice pasivo, pero cómplice al fin de lo que la mayoría de los argentinos no queremos más.
Se decía en voz baja por aquellos años que la peor de las democracias era preferible a los autoritarismos sin sustento que ejercían los dictadores.
Un país –la Argentina-, asediado por el COVID-19, donde la gente se mancomuna para enfrentar el virus y por todos los medios tratar de erradicarlo porque su eliminación o permanencia puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, no está de humor para soportar a estos desfachatados que prefieren el plomo a la vida, el fuego a los libros y la tortura al diálogo.
Grabémonos este nombre: Marcelo De Innocentis, es peligroso y goza de la libertad que pese a sus amigos, supimos conseguir.
(*) Especial para ANALISIS.