Por José Carlos Elinson (*)
Son innumerables las declaraciones de jueces -y no jueces- que aseguran que “justicia lenta no es justicia”. ¿Participará de la misma posición el juez de Transición N° 1 Carlos Hugo Ríos, al determinar que no hubo fraude al Estado y por ello dictó el sobreseimiento de todos los imputados en la llamada “causa cosechadoras”? La resolución tiene fecha de este viernes 8 de mayo.
Más allá de las curvas y contra curvas judiciales, es imperioso apelar a la memoria de una comunidad estafada en su buena fe. Entre Ríos, esta provincia sustentada mayoritariamente por la Administración Pública.
Bombos y platillos, presencia presidencial, gobernador anfitrión Sergio Urribarri desplegando toda su capacidad de seducción, empresarios de fiesta merced a las concesiones económicas-financieras otorgadas sin demasiado trámite por el Estado Provincial y una cobertura mediática como para que nadie en el mundo ignorara el acontecimiento empresarial entrerriano.
Ilusos, entusiasmados, pero no necesariamente tontos, no fueron pocos los entrerrianos que le sintieron mal olor a la propuesta empresarial que, efectivamente derivó en una causa a investigar por el presunto delito de defraudación a la Administración Pública y por la cual se imputó a los empresarios de Grandes Máquinas-Grupo Senor, Ricardo Vicente Senor (padre), Ricardo Javier Senor (hijo), Sergio Eduardo Scravaglieri y Carlos Ariel Boll; y a los ex ministros de Economía, Diego Valiero y de Producción, Roberto Schunk.
Todo lo que se había mostrado con semejante despliegue no era más que utilería, las grandes máquinas tendrían que esperar, probablemente para siempre.
Ocho años debieron pasar para que el juez de Transición n° 1 Carlos Hugo Ríos dictara el sobreseimiento de todos los imputados en una causa que además de judicial tenía connotaciones sociales, de convivencia, de expectativas superadoras, de apertura hacia horizontes promisorios. Nada fue posible, todo cayó en un pozo de miserias que no pueden menos que avergonzarnos como sociedad que supo de hombres y mujeres ejemplares a lo largo de su historia.
Sin lugar a dudas el COVID – 19 nos embreta en un problema superlativo, sin pretender sumarnos a los optimistas de siempre, diremos que en algún momento pasará a ser memoria de un tiempo trágico de la historia universal, y por supuesto la Argentina no estará –como no está- exenta, pero pasará, será recuerdo doloroso y ácido, pero recuerdo al fin. Del mismo modo que afirmamos esto, aseveramos que la trampa y la mentira, expresiones lamentables de una inexistente “viveza criolla”, seguirá jugándonos las malas pasadas que al pueblo honesto lo avergüenzan, a la justicia le concede tiempos a todas luces inapropiados y a los rápidos para los negocios non santos los sobresee.
(*) Especial para ANÁLISIS.