Hugo H País (*)
Días pasado, pude participar de un encuentro de la Región Centro, donde las autoridades de la educación de las tres provincias, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, hicieron conocer, tanto como algunas autoridades de la Secretaria de educación de la nación, datos y miradas, respecto de que y como se evalúa el sistema educativo, y particularmente el nivel de “comprensión lectora” en la Escuela Primaria.
Como pedagogo, no puedo pasar por alto la importancia de dicho encuentro y el tratamiento y la oportunidad de opinar sobre uno de los principales objetivos de la política educativa, que es en definitiva tratar de comprender, explicar y representar que ocurre en términos de aprendizajes en el conjunto del Sistema Educativo, considerando que es algo tan necesario como ambicioso y complejo, pues son muchos los factores y variables que en él ocurren.
Consecuentemente me mueve a pensar en indicadores que en una sociedad democrática, y creo que ellos se deben centrar las acciones, en el uso de los datos, en la obtención de información que sea pública y comprensiva para todos quienes intervienen de una manera u otra, en estos procesos de enseñanza- aprendizaje, sin descuidar la importancia que los padres comprendan estos resultados.
Si tengo claro, que la administración pública, particularmente las jurisdicciones provinciales, desde la transferencia de los servicios educativos en 1992, es directamente la responsable de la calidad de lo que se brinda y cabe decir aquí, que la evaluación es un proceso político de conocimientos, que ha de informar inteligentemente a la sociedad civil la realidad, evitando simplificar las apreciaciones y los juicios sobre el Sistema Educativo.
La evaluación educativa, de hecho se debe sostener desde indicadores más cualitativos y cuantitativos, porque de contrario, se produce una fotografía/imagen de las instituciones educativas, (Escuelas, Colegios, Institutos, etc.) o que los resultados obtenidos sean a menudo utilizados para establecer criterios de clasificación y fomentar la competencia entre las escuelas y muy escasamente para generar procesos de cambio e innovación educativa.
Sostengo, sin temor a equivocarme, que la evaluación debe ser una “evaluación” democrática, desarrollando la participación de todos quienes intervienen en los procesos de enseñanza/aprendizaje y profundizando la responsabilidad democrática en y de los órganos y responsables de la gestión administrativa y política.
En síntesis, creo se deben evitar el uso de criterios y modelos burocráticos y productivistas, propiciando el desarrollo de estrategias relevantes, significativas y educativas, de evaluación, centrando más en la competencias que en el contenido de lo que se enseña y se aprende.
En esta nota, deseo quede claro, que no me afirmo tan solo en resultado de pruebas internacionales y del recabar evidencias por test de nivel jurisdiccional, sino que por el contrario, considero importante asumir dichos insumos, para disparar políticas de formación de criterios, calidad y competencias, que sean relevantes, significativas y educativas, construidos participativamente. En esto también afirmo, la importancia de una gestión “participativa”.
No puedo negar, que al momento de analizar la calidad del sistema educativo, NO debemos descuidar indicadores relevantes del contexto, que tienen que ver, con realidad socioeconómica, políticos, socio afectivos, alimentaria y su incidencia en el diagnostico de la situación educativa en nuestro tiempo.
Pretendo en síntesis, comenzar a discernir con el lector, caminos que nos ayuden a entender el valor de evaluar, conforme a competencias y a indicadores claros y comprender que todos, tenemos algo para decir e informar, para así comunitariamente asumir la búsqueda de la calidad de un sistema en crisis.
Que quede claro, es construir y tomar instrumentos fiables, que nos sirvan para también ocuparnos de la calidad de la formación docente, que posibilite que ellos confíen en los resultados para revertir procesos de deficiencias históricas del sistema.
(*) Especialista en Educación. Ha ejercido la docencia en todos los niveles del Sistema Educativo Formal. Se ha desempeñado por más de 48 años la actividad docente.