Desafíos en el llano para un partido acostumbrado al poder

De ANÁLISIS

Diciembre de 2023 fue una bisagra para el Partido Justicialista de Entre Ríos. Después de dos décadas perdió la elección para gobernar la provincia. También derrota a nivel nacional. Alto Impacto. El ejercicio ininterrumpido del poder configura, solo en parte, el motivo del adormecimiento de prácticas fundamentales para la vida interna de una expresión política cuya genética, tiene vocación mayoría. Perdió músculo y le escasea la capacidad de reacción. Fallos propios, infortunio, diagnósticos desacertados, obligan a reconvertirse desde el llano para volver a ser. Sin figuras indiscutidas debe conformar la oferta para las elecciones de octubre, buscando atraer a los que dieron la espalda en una elección, que, por propia decisión, será abierta. Todo un desafío en tiempo de bajísimos porcentajes de participación. Habrá que ganarle a la desmovilización. 

 

Contra el desencanto

El cierre de listas ofrece las más variadas interpretaciones. La posibilidad de una compulsa interna llega como una rareza. Es que pasó demasiado tiempo en que hubo consenso, real o ficticio, quien sabe. En política los ejecutores nunca se confiesan. 

Fue el presidente del Partido Justicialista entrerriano, José Cáceres, quien afirmó, sin filtros, mientras explicaba las dificultades que plantea la realización de una interna, que “esto pasa cuando perdés, estamos experimentando algo que no hemos vivido nunca”.  Sincero al extremo, puso en la superficie una sensación de la que no se quiere hablar demasiado, pero es transversal. 

Las discusiones de grupos políticos técnicos o agrupaciones, que sintetizan las posturas militantes y construyen plataformas, dejaron durante mucho tiempo la casona de calle 9 de Julio 251 en la capital entrerriana. Lenta e imperceptiblemente los intercambios, la búsqueda de espacios, pasaron a estar en los despachos de la Casa de Gobierno. 

Es que, durante varios períodos, la figura de gobernador y la de presidente del partido era la misma. Sin proponérselo (¿o deliberadamente?) el peronismo entrerriano mezcló demasiado partido y gobierno.  

Particularidades identitarias se desdibujaron y los reproches se masticaban en silencio. Los Congresos Partidarios, que contenían ánimos caldeados, apasionados discursos, distancias, abrazos, empujones o síntesis, que servían para reproducirse en la búsqueda del poder, pasaron sin demasiadas explicaciones al archivo.

Las listas de Diputados provinciales se conformaban por sorteo o recurriendo una y otra vez a los acuerdos cupulares. Una práctica que se extendió a todo el territorio provincial, y tal vez motivó un desgranamiento que resiente convocatorias ineludibles. 

No fue fruto de una discusión de márgenes amplios. Había críticas silentes, demandas aisladas, pero contar con el poder permitía eludir cualquier explicación. 

Ahora hay que luchar contra el desencante interior y exterior, motorizando un proceso para volver a ser alternativa. 

 

Listas que dicen cosas

Los desafíos que presenta un armado electoral deberían estar aceitados. Sobre todo, si tenemos en cuenta que cada dos años hay que elegir candidatos para renovar bancas en el Congreso y cada cuatro para determinar quiénes deberán ocuparse de todos los niveles de gobierno. Entre Ríos debe en este año elegir también tres Senadores Nacionales, lo que se da cada seis años. 

Estar fuera del poder genera dificultades a un partido que algunos detractores califican como de Estado. Los dirigentes, acostumbrados a decidir entre pocos, no han podido poner en claro prioridades a los afiliados y mucho menos a la sociedad. 

Las últimas semanas hubo llamadas cruzadas, diálogos más o menos conocidos, atravesados por una constante: reproches contenidos y la imposibilidad de acomodar detrás de algún elegido a todos. Se terminó el tiempo de los líderes de sello y lapicera. Tampoco los hay providenciales. 

Por lo bajo, durante mucho tiempo, se fueron construyendo posiciones que parecían no ser atendidas por algunos dirigentes que pensaron, desde su acostumbrada centralidad, que solo se trataba de entregar poco para seguir teniendo mucho. O demasiado según alguna mirada.

Por lo menos hasta ahora está confirmada la interna en el principal partido de oposición en Entre Ríos. Con solo una breve mirada sobre los integrantes de las listas, que presentaron sus deseos de competir (anticipan una severa revisión formal que podría hacer caer alguna) se pueden hacer comentarios, esbozar la historia. 

Como sombra o reflejo de la práctica de los últimos años aparece la figura del ex candidato a gobernador del Peronismo. Adán Bahl, que prefirió bajo perfil después de su derrota y emergió en la víspera. Se postula para alcanzar una banca en el Senado de la Nación. Dicen que agotó todos sus argumentos para buscar alguna unidad, aunque sea en los papeles. 

En eso coincidió con su ex compañero de fórmula, Gustavo Bordet. El ex mandatario y actual diputado nacional, que anduvo muy poco por Entre Ríos y aspiraba a cambiar de hemiciclo, asomó hablando (una vez más) de construir consensos, ya fuera de toda posibilidad. El impacto fue menor, aunque -dicen- sigue recorriendo algunos contactos de su celular brindando argumentos. Para muchos es palpable su falta de prédica hasta en Concordia. 

Tratando de generar un valor simbólico la lista del ex intendente de Paraná incorporó a una intendenta muy conocida en su zona. Se trata de Adriana Meza, de Los Conquistadores, en el departamento Federación. 

En el renglón de los aspirantes a la Cámara Baja aparece Guillermo Michel. El ex funcionario de la Aduana desarrolló un trabajo como hacía mucho no se veía hacia el interior del peronismo, tratando de mostrarse y lograr apoyo real de las bases. 

Recorrió la provincia respondiendo a cuanta invitación le llegó. La impresión lograda fue positiva, lo que incluso llevó a pensar que cómo una figura joven iba a encabezar la lista para el Senado de la Nación. No le alcanzó, pero logró presentarse. 

Es que mostró firmeza al convertirse en el primer dirigente que eleva alguna reflexión sobre la impericia para administrar del ex presidente Alberto Fernández. Y también, con sólidos fundamentos, analizó al actual gobierno entrerriano:  conmovió los cimientos de la administración cuando denunció el cobro indebido de 20.000 millones de pesos a través de la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER). 

No le alcanzó para pelear por el Senado, pero sí para encabezar y desplazar al segundo lugar a las aspiraciones, siempre presentes, del departamento Uruguay. Le sigue Marianela Marclay, una funcionaria del intendente Eduardo Lauritto. El dirigente histórico de La Histórica desplegó su sapiencia en todos los frentes, no solo para ocupar lugares, sino para comunicar quiénes no debían estar en las listas ni por asomo. 

Que Andrés Sabella ocupe un lugar en las listas podría ser entendido como un reconocimiento a su firmeza en el reclamo por fondos que el gobierno nacional le quitó a las universidades públicas. En términos de mezquino marketing un vehículo para llamar la atención de una juventud retraída en relación a la política. Un anticipo tal vez de sus intenciones hacia 2027. Pero volvamos al presente. 

 

Plantando el horcón

No fue tan grande la sorpresa porque lo venían expresando desde hace tiempo. Un grupo de intendentes y dirigentes con algún recorrido también se pararon en la línea de largada. Azuzados por el Peronismo Amplio Renovador armaron una lista que muestra, en la superficie, otra mirada sobre la realidad del peronismo. Sobre lo que es y lo que debería. Sin decirlo lo ponen en evidencia. 

Desde Feliciano, Fabián Arévalo, actual intendente, va a encabezar las aspiraciones del espacio para alcanzar la banca en el Senado Nacional. Es quizá la muestra de que no todos los responsables de un territorio tienen miradas idénticas sobre la relación con el gobierno provincial, por ejemplo. 

También, desde hace mucho, los departamentos chicos miran de lejos lo que otros deciden por ellos. Este tiempo de redes, de reconfiguración de los espacios políticos, habilitó la posibilidad de intentar dar un paso. No se puede esperar más, si seguimos expectantes, nunca podremos ser, comentó uno de los constructores del espacio. Laura Rupp, intendenta de El Pingo, localidad del departamento Paraná, acompaña al de Feliciano. Profunda analista de la política, estudiosa de lo cotidiano, se muestra más allá de su territorio expresando lo que muchos jefes de comunas de toda la provincia. 

Luis Gaioli, reconocido dirigente del departamento Nogoyá y un eterno relegado a la espera de mejores tiempos que nunca llegan, también suma desde su lugar en la lista para el Senado. Intendente exitoso y reconocido por sus pares. Otro mensaje. 

Para encabezar la lista de diputados aparece la figura de Gustavo Guzmán. Un recorrido como concejal, diputado provincial y más recientemente gerente de la UDAI en la sede Paraná de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Este último tramo ha sido destacado hasta por quienes reemplazaron en representación del actual gobierno nacional. 

Fue mencionado más de una vez como uno de los tentados por el oficialismo para ocuparse de algunas tareas. Pero el cuadro surgido de la Corriente Arturo Jauretche no se tentó y con un grupo acotado pero consistente pudo resistir por convicción a los llamados de propios y extraños.   

Después de Guzmán una figura destacada del centro entrerriano que da un paso para muchos inesperado. Claudia Monjo, ex intendenta de Villaguay y quien fuera compañera de fórmula de Adán Bahl, está en segundo lugar. Toma distancia. La actual secretaria del bloque de senadores del peronismo optó por una construcción de mediano plazo. Hay un lugar para Uruguay en esta lista también, Celeste Pérez. 

 

No podía faltar

El juego del poder tiene actores que no pueden ausentarse cuando se trata de dirimir espacios de importancia. Esto lo conoce desde la infancia José Ángel Allende. El dirigente de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN), ex legislador, quiere sostener y ampliar su influencia. 

Sindicado como un aliado táctico del actual gobierno provincial apoya con todas sus fuerzas la lista para el Senado Nacional que encabeza Héctor Maya. El dirigente de Gualeguaychú se propone como la fórmula del Trabajo para Entre Ríos. No requiere de tanta presentación para el seguidor de la política. Ex senador nacional, protagonista central de episodios históricos de la Cámara Alta y candidato a gobernador del Peronismo en 1999, cuando perdió frente a Sergio Alberto Montiel por una sorpresiva mala perfomance en Concordia. 

Más allá de los nombres está la figura del sindicalista que es por estas horas protagonista en la aprobación de una ley que terminó con el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper). También demuestra fortaleza con su presencia constante en el Consejo Provincial del Partido Justicialista. 

Habrá que seguir con atención el despliegue de este sector. Así como Maya es un dirigente con alta consideración, conocimiento y reconocimiento, la habilidad del ex diputado incorpora a Ariel De la Rosa, que fuera ministro de Salud de la provincia, justo en momentos en que la discusión pasa por ahí. Incluso uno de los nombres mencionados para estar en representación de UPCN en el directorio de la obra social que creó Frigerio. 

También es parte de la propuesta la ex diputada Carmen Toller, acompañando a Héctor Maya en la lista por la senaduría. Diputados se completa con Graciela Trinidad y Víctor Murgan. 

No nos olvidamos que el dirigente de amplia trayectoria y ex director de Comercio de la provincia, Gerardo González, también dice presente esta vez.

 

¿Faltan explicaciones?

El Peronismo no logró, en ese volver al llano, aclarar acciones que están frescas en la mirada popular. Un ex gobernador alcanzado por una doble condena a la espera de la decisión de la Corte y procesos judiciales en marcha, impactan sobre las expectativas que se pueden y deben generar en vistas a la elección de octubre. 

Tal vez demasiados apostaron que el presidente Milei, por su personalidad, falta de representantes propios en el Congreso Nacional y sin gobernadores que le respondieran, no iba a poder desandar el gobierno. Error de diagnóstico y, por lo tanto, necesidad de reacomodarse a una realidad impensada. La realidad, que es la única verdad.

La práctica de decidir entre pocos provocó lo que podría ser una especie de dirigentes sin dirigidos. Los territorios debilitados porque no hubo posibilidades para desarrollar nuevas expresiones hacia el interior del partido. 

Quizá sea una de las razones que llevaron a numerosos intendentes a plantarse frente a los designios de las autoridades del partido. 

También muchos de los que acompañaron en estos años se sintieron mal o peor cuando veían que figuras que ocuparon cargos centrales de la administración mostrando sensibles fracasos, pasaran sin más a fortalecer la grilla de los libertarios, como fue el caso del ex titular del Consejo General de Educación, Martín Muller. 

Es casi imposible de asimilar que un ex funcionario y ex legislador, que además fuera intendente de una de las ciudades más importantes gobernadas por el Peronismo, Marcelo Bisogni, hoy sea funcionario del gobierno de Rogelio Frigerio. 

Esto dificulta la contención desde la idea y mella la representatividad. Impide interpretar el sentir profundo de los sectores populares. Ya no solo no se anticipaba el peronismo a los movimientos de la comunidad, sino que muchas de las cosas que pasaban los tomaban por sorpresa. Muchos desafíos en el llano para un partido acostumbrado al poder durante muchos años.
 

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