
El gobierno nacional está, por primera vez desde diciembre de 2023, a la defensiva. La zozobra que atraviesa fue por yerros propios. No existe una elucubrada estrategia opositora. Construyó su propia trampa y, en la desesperación, no encuentra salida. La mezcla de soberbia e impericia en altas dosis produjo una implosión en La Libertad Avanza (LLA). Después de un largo período de intensidad arrolladora está en pausa y no logra arrancar. La institucionalidad está afectada. Enfrentar un caso de corrupción impactó la estabilidad emocional de las principales figuras del gobierno, no la vieron. Está contra las cuerdas, como un boxeador ciego. Faltan explicaciones para alejar las sospechas que alcanzan el corazón del poder y, como en otros tiempos, el culpable a mano es el periodismo.
El enredo
Todo se desarrollaba de acuerdo al plan, hasta que crujió el interior del gobierno nacional. Los protagonistas del escándalo comparten la intimidad presidencial. Una serie de audios afirman la existencia de un esquema de corrupción que involucra a la secretaria general de la presidencia, Karina Milei.
La revelación, nunca desmentida, indica que la hermana de Javier Milei recibiría coimas surgidas de un mecanismo pergeñado por Eduardo “Lule” Menem. Tenga en cuenta el lector que la funcionaria apuntada es sostén emocional del primer mandatario.
La dádiva, con lo que se potencia la penetración del relato, nacía de retornos obtenidos por la compra de medicamentos para personas con discapacidad. Horrible: usar a los más débiles para desviar dineros públicos.
Fuego amigo
El abogado Diego Spagnuolo (quien explica el cómo y el para qué) fue nombrado al frente de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) por un pedido expreso del presidente de la Nación, Javier Gerardo Milei.
Se trata de un profesional que registra innumerables visitas a la quinta presidencial de Olivos y además fue abogado del primer mandatario. Está acreditada la cercanía y confianza. Fuego amigo.
Digresión: con esto está claro que continúa la dispersión opositora, que no genera atracción desde la propuesta, sino que una y otra vez se monta en olas que aparecen en la coyuntura.
Volvamos. El caso se expande como mancha de aceite por el contexto que le da una disputa electoral que parece ser la madre de todas las batallas. Con esto, la situación transita el descontrol.
Es tal la magnitud que descolocó a los libertarios en el mundo de las redes. Una complicación producto de ese fuego amigo. Un cortocircuito que puede iniciar un incendio. Se verá.
Ese espacio inconmensurable donde vale todo era una fortaleza mileísta y por estas horas presenta dificultades, colocándolos en un rincón desconocido. Impensado.
No le va peor, vale reiterarlo, por falta de liderazgo opositor. El escándalo de corrupción se convirtió en una amenaza para la elección (nacionalizada) del próximo domingo en la provincia de Buenos Aires.
En Corrientes los candidatos libertarios terminaron vapuleados y podría ser una de las razones el caso que roza a Karina Milei. Ya habrá tiempo de analizarlo.
Los virales negativos
La tristeza invadió a los fanáticos de LLA con rapidez, generando un vacío que no tardó en llenarse con mensajes contrarios a las principales figuras del gobierno nacional.
Se expandieron a la velocidad de la luz consignas nacen desde lugares impensados y se apropian de las conversaciones. Pintadas callejeras al canto de las hinchadas de fútbol ponen a la hermana del presidente en un lugar incómodo.
La falta de explicaciones, su absoluta ausencia, profundiza las dudas, potencian el descalabro. Los voceros se quedaron mudos y los que aparecen propician algún escándalo para desviar las miradas.
La reacción popular, esa que es indetenible, puso a circular una versión de Guantanamera que se hizo viral. El ritmo pegadizo vehiculizó una letra referida a la coima.
Hizo recordar un sketch del programa de humor, La Tuerca (siglo pasado), que mostraba una práctica corrupta (dentro de una empresa) la mordida (cometa, dádiva, coima) y cerraba con una crisis de quien debía pagar una fortuna, porque nadie quería quedarse afuera. Risa y tragedia en un mismo acto.
Para sumar a la desgracia: debe ser muy duro para los hermanos Milei oír una canción tradicional cubana, surgida en la isla que odian con pasión.
Caribeña canción que tiene raíces en poemas de José Martí. El autor de la original fue José Fernández Díaz, casualmente el mismo apellido de un periodista aborrecido por el presidente. Otro Fernández para odiar. Paradojal.
La corrupción, la impunidad, el oportunismo
Javier Milei alcanzó la cima del poder de la Argentina en tiempo récord. El uso de las redes y el apoyo de los jóvenes fue -en gran parte- la base de su exitosa estrategia. Lo desarrolla la socióloga Liliana De Riz, en su libro Laboratorio Político Milei.
El admirador de Murray Rothbard enrojeció su garganta fustigando a la casta, achacando la corrupción y luchó apasionado por mostrarse diferente. Ahora la corrupción llegó al centro de su triángulo de hierro. Impensado.
Desde que todo comenzó, en lugar de llevar explicaciones claras que desmientan la existencia del delito, los intentos de defensa pasan por hablar de conspiraciones internacionales, objetar como fueron obtenidos los audios y, no es novedoso, atacar al periodismo.
Este episodio hizo recordar La Tuerca, de mediados de los sesenta. También en otros tiempos se optó, ante variadas crisis, por culpar al periodismo, cuyo pecado es contar, mostrar, escribir, decir. Es evidente que para el poder es mejor no hablar –en serio- de ciertas cosas.
En este período democrático iniciado en 1983 una y otra vez aparecieron los problemas de gobiernos con la prensa, con los medios. Tomemos un ejemplo, apoyándonos en un héroe de Javier Milei.
Carlos Menem hizo suya la expresión del Inglés Tony Blair, sobre lo bueno que sería un mundo sin periodistas. Las prácticas poco transparentes del riojano fueron puestas a consideración de la población a través de la prensa.
Hubo enfrentamientos memorables que llegaron en algunos casos a los tribunales internacionales. Jorge Lanata, Héctor DÁmico y Jorge Fontevecchia sufrieron el ataque desde el Estado y se defendieron. El fallecido Lanata y Fontevecchia tuvieron que defenderse del ataque de Javier Milei. La historia, parece repetida. Final abierto.
Subyace en todo eso una búsqueda de impunidad. En lugar de atender al principio de transparencia, buscando aplicar el principio de máxima divulgación sobre el accionar de los funcionarios públicos, se arma zafarrancho y se busca matar al mensajero.
Se pone en crisis a la República, rompiendo con valores esenciales de la vida democrática.
Se promueve abiertamente la censura. Con todo eso la libertad se va al carajo.
El periodismo tiene la obligación de mostrar. No determina las decisiones de los ciudadanos en relación a sus circunstanciales gobiernos. Contribuye a que las decisiones sean con una base de mayor conocimiento. En todos los niveles aparecen tensiones entre prensa y gobiernos.
En todos los niveles. Siempre. El lector debe preguntarse cómo estaría nuestra provincia si el periodismo no hubiera puesto luz sobre el mal accionar de funcionarios. ¿Qué tamaño tendrían por estos días nuestros males?
En esta provincia se logró, desde el periodismo, activar la intervención de la Justicia. Por eso han sido condenados ex funcionarios públicos (desde 1983 a la fecha). Quienes fueron legisladores provinciales, ministros, cumplieron y cumplen condena. Un ex gobernador, gozando de todas las garantías constitucionales, espera definiciones.
Como no va a molestar el periodismo si en definitiva muestra lo que se quiere ocultar porque genera un daño que se puede volver irreparable.
Hace unos días señalamos que la política había perdido iniciativa. Todo esto que acontece es oportunidad para volver al pleno ejercicio de una actividad que debe ser noble.
Mientras los candidatos luchan por llamar la atención del electorado hay que elevar el nivel de la disputa, incluyendo temas espinosos.
Mientras el Estado Nacional sigue sin brindar aclaraciones y promueve la censura previa y alienta la censura por saturación, tratemos –más allá de los pesares diarios- de tener en cuenta las consecuencias en nuestra vida diaria de la falta de transparencia en la administración del Estado.
(*) Especial para ANÁLISIS