Este miércoles la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la pobreza subió cinco puntos y medio en un año y afectó a 40,9% de los argentinos en el segundo semestre del año. En el primer semestre de 2019 había alcanzado a un 35,4% de la ciudadanía. La indigencia saltó casi tres puntos y golpea a un 10,5% de la población.

Con estos números, proyectado a nivel país, en Argentina hay 18,5 millones de pobres y 4,7 millones de indigentes. En doce meses quedaron bajo la línea de pobreza 2,6 millones de argentinos bajo la línea de indigencia, 1,3 millones de personas.

Ese agravamiento de la crisis económica y social se traduce a las provincias donde Entre Ríos no queda exenta.

Para conocer la realidad de Paraná, el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), recorrió solo tres de los cientos de comedores comunitarios que tiene la capital entrerriana.

En los últimos seis meses, la necesidad de asistencia se incrementó de manera considerable. Las familias se acercan cada vez más a los comedores comunitarios, merenderos barriales y comedores escolares, y las comisiones vecinales abren sus puertas para replicar la ayuda. 

La Municipalidad de Paraná tiene a su cargo 130 lugares que brindan la Copa de Leche. Desde el inicio de la pandemia se disponen de 150 raciones de refuerzo que constan de leche con cacao y azúcar. Además, se dispuso un refuerzo extraordinario para 85 comedores donde se entrega mercadería una vez por semana y la provincia también fortificó la entrega de bolsones.

A la asistencia oficial, se suma el trabajo denodado de las entidades intermedias, como la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y las Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario  (CAAC) que dependen de la Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación).

Desde el inicio de la pandemia, la CCC duplicó su ayuda y hoy sostiene a ocho merenderos con Copa de Leche en la provincia: cuatro en Paraná, dos en Concordia, uno en Santa Elena y uno en La Paz.

Barrio Cáritas

En Barrio Cáritas, zona de Bajada Grande funciona el Comedor y Merendero “Los Niños Primero” gracias al trabajo voluntario y solidario de Sandra Vallejos y su familia, quien dijo a Cuestión de Fondo que “desde que comenzó la pandemia se trabajó a full, ya que hubo más demanda porque la familia cada vez se acerca más así que se trabaja todos los días, de lunes a viernes a mediodía con la comida, y por la tarde los lunes y viernes también se da la leche”.

Respecto de los cuidados que implementaron para cuidarse en la pandemia, contó que se trabaja “respetando los protocolos, tomando todas las precauciones necesarias; se trabaja igual aunque con un poquito de miedo pero siempre brindando todo a la gente y enseñándole cosas que fuimos aprendiendo día a día”. “Llevando todas las precauciones corremos riesgo pero no hemos tenido infectados; y se trabajó saliendo en la calle, luchando y peleando y así seguimos”, refirió.

La pandemia también obligó a cambiar la organización y la gente ya no puede almorzar en el lugar: “Viene una persona por familia con su tupper y con su barbijo –que se entregaron a las familias- y la gente ha tomado conciencia de lo que está pasando, supo entender y comprender la nueva situación”.

“La gente va a comer a su casa y es una manera de que cada familia pueda compartir, con la comida en su mesa y todo el grupo familiar. Esta pandemia nos ha enseñado muchas cosas, especialmente a estar en familia”, valoró Sandra.

Sobre la cantidad de gente que asiste, contó que “en un principio se llevaba un control, llegamos a contabilizar 340 personas pero como todos los días se suma una familia más ya no anotamos los datos, porque a veces vienen más y otras vienen menos, y la comida se le da igual a todo el grupo familiar”.

El comedor está inscripto por Nación y recibe ayuda de la provincia, del Banco de Alimentos y de Suma de Voluntades. “Nunca alcanza pero juntamos todas las ayudas y así podemos  solventar los gastos. Tratamos de darle a todas las familias por igual”, relató. 

Respecto de la situación sanitaria de la zona, dijo que “hay casos pero no podría confirmar bien la cantidad” y por eso destacó que “a cada persona que se acerca, se le pide el uso del barbijo, de alcohol y lavandina a la hora de higienizar todo, y tomar la distancia necesaria”.

Barrio Belgrano

El Centro Comunitario “Solidaridad” tiene a su cargo el comedor “Luis Pacha Rodríguez” de Barrio Belgrano y el Comedor “Los Gurises” de Barrio Presidente Perón, que abarca también a familias de la Villa 351, Villa Mabel y otros barrios de la zona. 

Su responsable es Liliana Godoy, quien trabaja desde hace muchos años de forma voluntaria. “Cuando comenzó la pandemia, en marzo, se entregaban viandas pero después como se puso más jodida la situación se comenzó a entregar los bolsones, para que la gente se quede en su casa. Por eso hasta septiembre se entregaron  los bolsones una vez por semana para que la gente pueda cocinar en su casa, llegando a todos los beneficiarios que asistían al comedor”, contó.

En Barrio Belgrano se asiste a 363 beneficiarios –cuando el año pasado eran 260- y en Barrio Perón hoy asisten otras 320 personas. “Se incrementó el número de gente que solicita la asistencia porque está bastante difícil la situación con la falta de trabajo, y si hay algo que nos distingue en el barrio es que hay familias que son numerosas y con muchos chicos”, explicó.

Respecto de los cuidados que se toman en ambos comedores, Godoy planteó que “se respeta el distanciamiento y hay todo un protocolo con uso de alcohol en gel que nos entregó el Centro de Salud y el Ministerio entregó lavandina, jabón, y todos los elementos para la parte higiénica. Además nosotros usamos guantes, cofia y barbijo”.

Respecto de los fondos que se reciben, indicó que “el Centro Comunitario funciona a través del Fopar (Fondo Participativo de Inversión Social) que es un desembolso que manda la Nación y además tenemos la Tarjeta Sidecreer, además de donaciones de la Cámara de la Construcción y el Banco de Alimentos con lo cual se refuerzan y fortalecen los bolsones. En este momento estamos apretados pero se puede distribuir un bolsón a cada familia”. 

Sobre la situación sanitaria de la zona, dijo que “desde el inicio se trabaja en conjunto con el Centro de Salud. En el último tiempo hubo algunos casos de coronavirus pero fueron muy escasos”.

Barrio Balbi, aledaño al Volcadero Municipal

Desde el CAAC que funciona a la vera del Volcadero de Paraná, Martín explicó que en el lugar “se hace fundamentalmente un abordaje en prevención y acompañamiento en situaciones de adicciones y en ese marco se generan distintas actividades entre las cuales están el Comedor y la Copa de Leche, que tomaron gran importancia a partir de la pandemia de coronavirus”.

Afirmó que “cuando se pararon las actividades económicas, el Comedor y la Copa de Leche fueron los sostenes que permitieron que esas familias que se han quedado sin acceso económico pudieran tener un acceso alimentario”. “Cuando comenzó todo, definimos que había actividades que se debían seguir manteniendo, como la asistencia alimentaria y la atención psicológica, la cual se transformó de manera virtual para poder sostener a todos los que venían a la CAAC con problemas de consumo de sustancias”, refirió.

Desde la Copa de Leche, Daiana dijo que “en un principio se daba la Copa de Leche en el mismo lugar pero acorde a la pandemia se decidió entregar la leche en botellas, y otro cambio que se hizo fue que antes se priorizaba a los niños solamente pero ahora se le da al grupo familiar completo y también se entrega la vianda por la mañana”.

Ante ello, confirmó que “se ve un incremento de gente, y actualmente hay más gente mayor que niños, quienes se acercan a contarnos su experiencia, que han quedado sin trabajo y demás, y acuden al lugar a buscar la vianda y la leche”.

Puntualizó que “hoy se entregan entre 100 y 150 porciones de leche todos los días, de lunes a viernes, pero continuamente se sigue sumando gente de otros barrios, no vienen solamente de las cercanías sino que vienen de otros lugares que piden anotarse”. “El año pasado eran solamente chicos del barrio, había entre 80 y 90 porciones”, comparó la joven voluntaria y acotó que “se les da también alguna factura, torta frita o lo que se tenga a disposición en el momento para cocinar”.

El comedor funciona lunes, miércoles y viernes a mediodía asistiendo a unas 180 personas, número que sube día a día.

“El incremento se ve día a día y a medida que pasan los días y el tiempo de aislamiento y la situación sigue empeorando se siguen sumando”, sentenció.

Para respetar los protocolos, se determinó que cada familia acerque su botella para la leche la cual se lava y se desinfecta con alcohol y se les determina una hora para que regresen a retirarla, con el uso del barbijo. También se redujeron los grupos de voluntarias, organizándose en turnos de cuatro personas.   

Sobre la situación sanitaria, dijo que “por ahora está bastante bien y no se conocieron casos de personas contagiadas” pero advirtió que “los cuidados se cumplen en la medida en que se puede porque no todos pueden disponer de tener alcohol en gel y demás”.