Por N.B., de ANALISIS DIGITAL

García fue condenado este martes a cuatro años de prisión por quebrantar la ley de droga 23.737. El Tribunal Federal de Paraná rechazó “el planteo de nulidad de procedimiento interesada por el defensor oficial” y declaró al imputado “autor responsable del delito de transporte de estupefacientes, previsto y reprimido por el Artículo Quinto, Inciso C de la Ley 23.737”.

García además deberá pagar, dentro de los diez días de quedar firme el fallo, una multa de 225 pesos, y será informado de las costas de la causa. “Una vez firme la presente, procédase a la destrucción de la droga y el celular que fueron oportunamente recibidos en este Tribunal”, resolvieron en la misma línea los jueces. Y ordenaron “decomisar los restantes elementos secuestrados”. Por último, dictaminaron practicar por secretaría el cómputo de pena.

La sentencia completa con sus argumentos será leída el 13 de mayo, a las 13.

Los hechos investigados

Cayetano José Luis García vivía en Santa Elena, Entre Ríos. Años atrás estuvo trabajando en Rosario, Santa Fe, pero luego decidió volver a su pueblo y afincarse con su hermano en la casa que heredaron de su abuela materna. Los jóvenes solían ser vistos por la Policía local en situaciones “sospechosas”, lo que les valió algunos ingresos a la Comisaría.

El 8 de febrero de 2012, García fue interceptado por personal policial de la comisaría de su pueblo en un colectivo que tenía como destino La Paz, pero que hizo escala en Santa Elena. El muchacho subió en el Acceso Norte a Paraná con el boleto en la mano y una mochila, pero al llegar al paraje El Quebracho, un oficial y un cabo de la fuerza lo hicieron descender del transporte para requisarlo. Detrás de él, uno de los agentes que participaba del operativo bajó con la mochila que fue revisada en presencia del chofer. En su interior había dos ladrillos de marihuana que pesaron 1.958 gramos, casi dos kilos. Estaban envueltos en cinta de embalar marrón, dentro de bolsas de nylon, por lo que García fue detenido, se secuestró la droga y un celular que pertenecía al acusado.

El juicio oral se llevó a cabo con la declaración de ocho testigos entre los que testimoniaron los policías que participaron del operativo que se realizó el 8 de febrero de 2012, y dos civiles. Los agentes de la fuerza hicieron hincapié en que conocían al imputado “de la calle, del pueblo” y que solían verlo con un grupo de amigos en “actitudes sospechosas”. El no tenía causas judiciales, pero algunos de sus amigos fueron detenidos por portación de armas y proyectiles, y por estar vinculados a la venta y consumo de estupefacientes. “En un pueblo siempre se sabe quien vende y quien consume”, dijo este lunes uno de los policías.

(Foto: El Diario)