El ex capitán de la Armada Jorge Acosta reconoció ayer la existencia de detenidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) y rindió “homenaje” a las víctimas, que -según dijo- fueron consecuencia de su “accionar militar”.

“Sin lugar a dudas las hubo”, admitió Acosta cuando se lo consultó acerca de la presencia de detenidos en la Esma, por donde se estima pasaron alrededor de 4000 personas, las mayoría de las cuales fueron asesinadas o permanecen desaparecidas.

Agregó que la Esma "era un lugar de reunión de detenidos del Grupo de Tareas 3.3”, pero aclaró que "toda la actividad operativa en la Esma se encuadraba en el Plan de Capacidades Internas de la Armada (Placintara)”, impartido por el Comando en Jefe de la Fuerza que dependía de la Junta Militar.

Acosta, quien fuera jefe de Inteligencia del Grupo de Tareas de la Esma 3.3.2 sorprendió al describir la cadena de mandos de la fuerza y admitió que sus jefes también conocían la presencia de detenidos en ese centro clandestino.

En ese marco asumió la responsabilidad por las órdenes impartidas a sus subordinados porque “las órdenes son para cumplirlas”. “Yo soy absolutamente responsable militarmente de todas las órdenes que he impartido. Si un subordinado mío dice Acosta me lo ordenó, yo digo Acosta se lo ordenó”, destacó.

Asimismo, y en medio de una declaración por momentos confusa y desordenada (llegó a llamarle al presidente del tribunal “señor comandante”) confesó respecto de los muertos que “algunos fueron causados por mi accionar militar en la Unidad de Tareas 3.3.2”.

Sin embargo, quien fue uno de los personajes emblemáticos del accionar represivo de la Esma -el otro es Alfredo Astiz- sorprendió a propios y extraños al asegurar que “la guerra terrorista troskista de los 70 podría desatarse hoy en su tono gramsciano”, y en ese marco citó declaraciones del cantautor Andrés Calamaro y de la ex detenida desaparecida Graciela Daleo.

“Quiero rendir homenaje a todas las víctimas fatales que se produjeron en nuestro país a partir de 1962”, enmarcando su accionar militar en lo que se conoció internacionalmente como Guerra Fría.

En ese marco habló de las “víctimas fatales de los desencuentros violentos que tuvimos los argentinos” con consecuencias “que quizás se proyecten hasta ahora”.

A su vez, aseguró que no se considera una “víctima” sino un “combatiente” al igual que los militares que actuaron a sus órdenes, así como “aquellos terroristas que se enfrentaron” con los militares. “No me considero víctima, yo soy un combatiente”, enfatizó Acosta quien además aseguró que “la Unidad de Tareas 3.3.2 jamás buscó la muerte”.

Durante su declaración respondió a las preguntas de uno de los integrantes del Tribunal quien lo consultó acerca de si los mandos de la Armada conocían la presencia de detenidos ilegales en la Esma lo que se negó a contestar.

Sin embargo, recordó que durante el proceso al que fue sometido por la Justicia Militar antes que su causa pase a manos de la Justicia Federal, unos de sus ex jefes le había asegurado que “uno de los problemas era el haber dejado personas con vida para responder a las aspiraciones políticas del almirante Emilio Massera”.

En ese sentido, recordó que se lo había querido vincular con esas actividades pero él había sido “militarcito toda la vida”. Por la tarde, Acosta debió aclarar contradicciones señaladas por la fiscalía en torno al destino de los detenidos de la Esma, ya que si bien en anteriores ocasiones dijo que los habían matado ahora señaló que se trató de un costo “mínimo” de vidas.

Luego de un cuarto intermedio, Acosta ratificó haberse desempeñado en la Esma entre 1975 y 1978, y dentro de ese período (76-78) cumplido funciones como jefe de Inteligencia del grupo de Tareas 3.3.2.

Sin embargo, el Tribunal rechazó un pedido de la fiscalía por presuntas contradicciones referidas al número de personas desaparecidas entre las anteriores declaraciones en la causa y la que formuló el jueves.

A su término, declaró el ex capitán de Fragata Raúl Scheller, el primero de los acusados que pidió leer todas sus declaraciones anteriores, desde aquellas que formuló durante la instrucción militar, referidas a casos puntuales, entre 1985 y 1986, en las que aludía a militantes de Montoneros capturados.

Scheller hizo referencia a cada una de las confesiones de los miembros de la organización subversiva, pero no hizo referencia a la forma en que esas confesiones eran arrancadas a sus detenidos.

El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta mañana a las 9.30 cuando deba declarar el ex capitán Antonio Pernías.

Grave error

Acosta también criticó a sus superiores por no haberse responsabilizado de los trabajos sucios encomendados y aseguró que “uno de los grandes problemas” de la conducción naval tras el retorno democrático fue “haber dejado gente viva”.

“La guerra revolucionaria terrorista podría reactivarse en tono gramsciano”, alertó, y para conocer “la verdad” aconsejó no leer Página/12.

(Foto: DyN)