La gran apuesta del riojano para cambiar el rumbo de su equipo fue el ingreso del tucumano Vidal, goleador de las inferiores, por Defederico. No obstante, la línea de tres defensiva y el mediocampo no sufrieron alteraciones más allá de un reemplazo nominal (Galeano por Velázquez, suspendido). En consecuencia, el Rojo no pudo resolver sus problemas de elaboración y arrancó la tarde con el pie izquierdo. A los ocho minutos, Batista se escapó de la marca en un córner desde la derecha y marcó de cabeza.
La iniciativa desde el inicio fue del Bicho, que apostó por un 4-4-2 ordenado en el cual Hernández sobresalió como organizador. El encuentro empezaba a despegar entre la solidez de Argentinos y la impotencia de Independiente, pero la falta de luz comenzó a sentirse. Una falla en el sistema lumínico del estadio impidió que se prendieran los focos superiores y, como consecuencia, Beligoy debió frenar el duelo a los 27 minutos.
Luego de 18 minutos de espera, la luz volvió e Independiente se envalentonó. Los pibes Benítez y Vidal complicaron con su frescura, mientras que Busse y Kruspzky intentaron por las bandas. Pero la desgracia arruinó el sueño del empate. A los 40’, Bordagaray probó desde lejos e Hilario Navarro cometió una grosera falla al no poder retener con las manos. El golpe potenció el nerviosismo del local y también los insultos.
El Pelado Díaz, golpeado y confundido, aplicó cambios que profundizaron los problemas. Defederico entró por Busse y, más tarde, Pérez hizo lo propio por Kruspzky. ¿Consecuencia? Independiente resignó a sus dos carrileros y nunca pudo abrir la cancha. Luego entró Parra por Benítez, uno de los más voluntariosos. Pasaba poco y nada hasta que a los 16’ llegó el tercero: Barzola le dio desde fuera del área e Hilario volvió a dejar dudas.
Dos minutos más tarde, se rompió la racha de 333 minutos sin goles que acumulaba Independiente (se igualó el récord del Clausura 2003). Milito tiró un centro al área que Battión conectó de zurda. Un gol que estuvo muy lejos de aliviar el fuego. El partido ganó espacios a partir del desorden y ambos tuvieron sus chances. El travesaño le ahogó el festejo a Vidal a los 26’, mientras que entre Navarro y Milito abortaron el gol de Hernández.
La reacción de reprobación de la gente de Independiente le apuntó a casi todo el plantel y también a Ramón Díaz, quien en la semana había considerado definitorios los tres partidos que se avecinaban. El primero se perdió sin respuestas, mientras que llegarán Belgrano (el miércoles, por la Copa Argentina) y Boca (el domingo).
No obstante, no hay que descartar que la salida del riojano se adelante debido a la tensión que generó la caída de esta noche. Argentinos, que despidió al cuerpo técnico de Gorosito y espera por Astrada, acrecentó el incendio en Avellaneda.