“¿Hasta cuándo, desde la Universidad Pública dejaremos solos a los movimientos de ciudadanos que se organizan al verse afectados por los mega emprendimientos como la minería a cielo abierto, las mega-represas, los avances de la frontera agropecuaria, los proyectos de usinas nucleares? ¿Cómo podríamos pensar las relaciones entre nuestras casas de altos estudios y la construcción de saberes científicos que aporten a la construcción de sustentabilidad socio-ambiental? ¿Podemos seguir formando profesionales de la salud sin herramientas para analizar críticamente las relaciones entre política-ambiente-economía-salud?”, se preguntó en el texto de invitación.
“¿Dónde están las sociedades científicas de nuestros países que no asumen, como dice Giovanni Berlinguer, la responsabilidad, ‘el deber social’, de difundir las consecuencias nefastas que sobre la salud y la calidad de vida de cada uno de nosotros, y de nuestros hijos y nietos, tiene este sistema de globalización neoliberal? ¿Y la Universidad? ¿Cuál es el rol que la Universidad Pública podría estar jugando en estos tiempos de mercantilización de la vida e hipertecnologización de la naturaleza?”, se inquirió luego y se planteó: “El proceso de crisis civilizatoria que estamos transitando, necesariamente nos lleva a poner en cuestionamiento la raíz misma de nuestros sistemas de producción y reproducción social en general, y el sistema educativo formal en particular”.
Modelos extractivistas y sus determinaciones en la salud
El médico Damián Verzeñassi, responsable académico de la Práctica Final en la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), encabezó recientemente en San Salvador un Campamento Sanitario. En ese marco, desde la cátedra de Epidemiología de la Facultad de Ciencias Médicas, trabajan en terreno para averiguar cómo se encuentra la localidad entrerriana en materia de salud y elaborar un diagnóstico. “No se pueden planificar políticas sanitarias con seriedad si no se sabe qué es lo que pasa”, se completó en el comunicado.