Una voluntaria de Petropack leyó un artículo sobre Quispe, una persona que vive en la Puna, era un relato donde contaba sus logros, experiencias, alegrías, tristezas y especialmente su convivencia con el grupo que lidera Las Warmis de Sayajsungo que en la lengua Quechua significa Mujeres Perseverantes.
Enseguida tuvo inquietud por conocerla, se lo comentó a sus compañeras voluntarias y así, el 18 de ggosto de este año salieron para Abra Pampa. Deseosos de poder ampliar esta vivencia, Petropack se hizo eco del deseo de sus voluntarios y encontró en el CEER el ámbito propicio. Juntos hacen posible que Quispe visite la capital provincial.
Quispe nació en la Puna argentina, muy cerca de la frontera con Bolivia, sus abuelos le enseñaron los valores que aún le ayudan a decidir sobre su vida actual. "Si no tenemos eso hija, si los perdemos, no tendremos ni para comer", le decían. Su primer hijo llegó a los 19 años. Su marido trabajaba en las minas, pero se iban cerrando y tuvieron que trasladarse de una mina a otra.
Hasta que se fueron al pueblo de Abra Pampa, pero no tenían trabajo. Y comenzó a pensar que había que hacer otra cosa, y así llamó a un grupo de diez mujeres que ella conocía y que estaban en la misma situación y decidieron unirse para pelear juntas para salir adelante. Estaba convencida que la salida tenían que construir ellas, que no debían seguir esperando que alguien de afuera las salvara y así este pequeño grupo de mujeres se reunían en la casa de ella, en una habitación pequeña, iban con nuestros niños hablaban de sus problemas, y soñaban con un futuro mejor.
Finalmente construyeron su propia organización con el nombre Warmi Sayajsunqo. Poco a poco se fueron arrimando más mujeres y en unos meses ya eran 320 socias. Buscaron ayuda técnica, gente que las pudieran ayudar pero que las respetaran y escucharan. Comenzó a trabajar con unos técnicos, a quienes les pidió que asistencia en los proyectos, para poder solicitar apoyo económico y de salud, pues las mamás se enfermaban y se morían porque no tenían quien las atienda, y cuando se iban, quedaban muchos niños solos, sin nadie que los cuide.
En uno de sus viajes, se encontró con un médico que conocía de muchos años atrás a quien le contó de la muerte de su tía y de otras mujeres por cáncer de cuello de útero. Lo invitó a trabajar con ellas, y aceptó de igual manera que los anteriores: en forma voluntaria. De esta forma, iniciaron su camino, y de a poco pudieron ir concretando los primeros logros: construyeron la sede, se capacitaron en el manejo de la asociación, atendieron a miles de mujeres sobre problemas de salud reproductiva y tantas cosas más que permitieron aumentar la confianza en que si era posible -si se unían y trabajaban organizadas- modificar su situación.
Asisten a más de 100 comunidades indígenas, a quienes previamente, mediante reuniones con las familias las escuchaban y con toda esa información trabajaron largos meses para elaborar un programa de desarrollo para nuestra Puna y así crearon un sistema económico aborigen compuesto por:
1- El Sistema Microfinanciero Warmi: arma un Banco en cada una de las 80 comunidades, que es administrado por la propia comunidad.
2- Las Empresas Aborígenes que arman clusteres estratégicos: gasolinera, cyber satelital, restaurant, empresa de artesanías, barraca para acopio, extracción de oro, curtiembre, cría de truchas, producción de sal, entre otras.
3- La Escuela de Empresarios Aborígenes que otorga a capacidades gerenciales sin perder la identidad, y
4- El Sistema de Incubación Participativo, que promueve una marca regional y la comercialización conjunta.
El sistema se maneja por consenso y según los valores de la cultura andina, y se sostiene con casi 400 voluntarios.