La Copa Sudamericana se convirtió para Independiente en el gran objetivo del año a raíz de su producción magra en la Superliga, que tuvo a su archirrival Racing como campeón. La sucesión de resultados adversos, con derrota incluida en el clásico, depositaron en el ojo de la tormenta al entrenador Rojo, Ariel Holan.
La caída ante Ríonegro Águilas, un club con 10 años de vida y que casi no tiene simpatizantes, precipitó el malestar de los hinchas. El club de Avellaneda no jugó bien en Colombia y pudo haber sido goleado
El resultado, sin embargo, lo dejó con vida a Independiente, que en caso de ganar 1-0 o 2-1, estará en la próxima fase.
Para la vuelta, el DT Holan hará muchos cambios en la formación, advertido por el funcionamiento dispar en Colombia. Para ello, desistirá del sistema 4-4-2 para darle forma al 4-2-3-1 que otorgó buenos dividendos en temporadas pasadas.
De esta manera, Alan Franco, Gastón y Francisco Silva y Pablo Hernández, le dejarán sus lugares a Emanuel Brítez, Juan Sánchez Miño, Francisco Pizzini y Silvio Romero.
El entrenador del Rojo apostará por una formación más ofensiva en busca de un triunfo holgado que disipe cualquier duda y lo clasifique a los octavos de final.
El conjunto colombiano intentará que el peso histórico del Rey de Copas no altere sus planes y especulará con la necesidad de su rival en busca de una clasificación que resultaría histórica para su década de existencia.