Directivos de la escuela número 1 Nicolás Avellaneda de Concepción del Uruguay recibieron ayer un llamado anónimo en el que una voz algo juvenil informaba sobre la presencia de una bomba en el establecimiento. Si bien no resultó muy creíble, las autoridades escolares pusieron en conocimiento a los bomberos que enviaron una dotación para realizar una primera inspección. Pero enseguida hubo otro llamado, esta vez de una voz adulta, que indicaba que iba a explotar en 15 minutos.
Allí se iniciaron las tareas de evacuación del edificio, donde los docentes cumplieron un papel fundamental para llevar a todos los chicos hasta la plaza San Martín, sin decir nada de la bomba para no asustarlos, "pero cuando vieron las autobombas muchos se imaginaron que algo malo pasaba", dijo la vicedirectora del turno mañana Graciela Debattista..
Una vez en el lugar una dotación de bomberos inició la inspección ocular en el edificio, y fue cuando se recibió un tercer llamado indicando que el artefacto explosivo se encontraba en la sala de informática. La búsqueda continuó durante varios minutos sin hallar nada, por lo que se desestimó la veracidad de las amenazas.
Pese a la confusión vivida, la situación no se tornó caótica y no pasó a mayores. Autoridades del establecimiento agradecieron la colaboración de bomberos y del comando radioeléctrico, en tanto que condenaron la actitud de "inadaptados que provocaron una situación horrible por la que debieron pasar los chicos y también los grandes".
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