De ANÁLISIS DIGITAL
De hecho que en los cajeros no instalados en las sedes de las distintas sucursales, el problema se agudizaba.
Si bien datos recogidos por este sitio de fuentes calificadas terminaron por confirmarlo, hubo un agregado que tornó mayor el enojo de los pasivos. Se trata de que debido a este parate bancario, el tramo que debía encontrarse este viernes con sus legítimos recursos en los cajeros, deberá aguardar hasta el miércoles 11 de noviembre, es decir, 5 días más después.
Está claro que la razón trascendería lo que se utilizó como causante del desengaño de pasivos de las distintas categorías del escalafón provincial. Es que si el gobierno conocía de antemano esta circunstancia que obligaba a interrumpir los pagos, no se entiende porqué en la grilla inicial de liquidación no se lo tuvo en cuenta (la fecha del 6 de noviembre figuraba desde un principio).
Lo que más llama la atención es que tratándose de haberes no precisamente de los más abultados, no sólo no se los liquidó en tiempo y forma –además de estarse al filo del fin de semana-, sino que la obligación del Estado se postergó arbitrariamente, porque se trata de un patrimonio de los jubilados y pensionados, cuyas necesidades no se toman vacaciones. Los recargos por mora en los vencimientos ¿quién los asume? ¿Y las previsiones realizadas cómo se resuelven?
Como si fueran pocos los problemas que afectan a los activos del Estado provincial y por lógica a la clase pasiva, que buscan afanosamente una recomposición salarial que permita recuperar el disminuido poder adquisitivo, esta desagradable novedad resulta inexplicable, salvo que problemas de sequedad de caja del día a día hayan incidido para ello. De todos modos, la responsabilidad de los funcionarios pertinentes es ineludible.
Vale preguntar: ¿No habría manera de que, esfuerzo mediante, se anticipe la nueva fecha para morigerar el perjuicio ocasionado? El gobierno tiene la palabra. Se trata de personas mayores a las que no les gusta que les hagan el Pito Catalán.