Por Ezequiel Re (*)

Si ese raudo paso del tiempo me lo permitiría, llamaría por teléfono a Tito Hollmann para decirle enfáticamente, que más allá del deseo en los años 90 que todos teníamos por ver ascender a Patronato, lo importante era el viaje. No era tanto meternos en Bahía Blanca a la espera del partido con Liniers, o viajar a Carmen de Patagones ni mucho menos a General Pico.

Lo importante era el viaje querido Tito. Eran los mates, el sándwich de milanesa, las carcajadas, el armado del equipo si seríamos los técnicos y los debates. Como aquel en Río Cuarto donde no te gustó que te diga sobre la presencia de dos jugadores. Y lo discutimos. Pero luego subimos a la traffic y metimos el cassette de Los Príncipes con aquella canción que hablaba del Patrón.

Así como critico el paso del tiempo, le debo agradecer porque a pesar de todo me dio una oportunidad de tener una última charla con vos. Dos horas fueron. Fue meses antes de tu partida, que hoy recuerdo a un año de ese hecho tan triste, para tu familia y la familia rojinegra.

Dos horas donde hablaste de tu vida, del jugador, del hincha, del dirigente, del hijo que ayudó a su vieja, de su esposa, de sus hijos y nietos.

Hablamos mucho y fue la despedida sin saberlo. El fútbol me hizo conocer un tipo apasionado y fiel a sus creencias. Por eso los ascensos que llevaron al Patrón al máximo sitial. Fuiste parte importante. Un dirigente necesario, único, inalterable, irreemplazable.

Te dedico emocionado estas palabras. Siempre me dejaste alguna enseñanza. Y a un año de tu partida, sin dudas que solamente puedo decirte que, para mí, lo importante no fueron los ascensos. Lo importante fue el viaje querido Tito.

(*) Periodista Deportivo. Texto publicado en su muro de Facebook con motivo del primer aniversario de la muerte de Miguel Hollmann, expresidente de Patronato.