Marcelo Comas

Transcurrieron tan sólo cuatro días de una nueva decepción de Patronato en el fútbol nacional. Esta vez el equipo de Tiro Federal quedó en las puertas de la clasificación hacia una nueva instancia, algo que se repite con frecuencia en las últimas temporadas. Siempre que se consuma un fracaso de estas características se buscan responsables, pero en la palabra del técnico Edgardo Cervilla se pueden encontrar algunas puntas del iceberg, de un club que está a punto de cumplir tres décadas sin haber alcanzado su propósito de trascender en el balompié argentino. En esta nota, las voces de un grupo que parecía consolidado pero que al cerrarse una nueva temporada se parece más al cabaret con el que describió Diego Latorre al Boca de la década del ‘90. Pasen y lean.

Otra vez se debe hablar de lo mismo en cuanto a la realidad deportiva de Patronato de Paraná, es decir, una eliminación en las puertas de la fase decisiva que permitía pelear el ascenso al Torneo Argentino A. Muchos factores se conjugaron para que el peso de la frustración golpeara a las puertas de la entidad de Barrio Tiro Federal. Primero se debe decir que mucho tuvo que ver el mal arranque de campeonato de la mano del técnico chubutense Luis Murúa, él también tiene incidencia en la mencionada campaña.

Se le pueden buscar muchas explicaciones a este nuevo fracaso de Patronato en el plano futbolístico. Desde el pésimo arranque de la mano de Murúa, un técnico que había hecho un buen papel en su primera gestión y sin embargo el lógico desgaste hizo que la relación con sus dirigidos ya no fuera la misma y su propuesta táctica no tuviera cabida en el seno del plantel. Entonces, ante los malos resultados que se acumulaban preocupantemente hasta llevar al equipo a límite de pensar seriamente en el descenso, los dirigentes apelaron al cambio de conducción y con la llegada del santotomesino las cosas parecieron cambiar.

Por un lado, el Rojinegro comenzó a evidenciar un funcionamiento totalmente opuesto de la mano del ex técnico de Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay. Desde el aspecto táctico, el conjunto de la capital provincial se manifestó por una mayor ambición ofensiva, sin descuidarse en el fondo, cuestión que con el correr de los partidos comenzaría a modificarse, puesto que tal firmeza se cambiaría por goles en contra y dudas que harían tambalear la estructura ideada por el nuevo entrenador. Todos aseguraban que se estaba saliendo “del fondo del mar”, ya que luego de una serie de derrotas en hilera, el equipo mostraba otra cara y hasta algunos optimistas se aventuraban a pensar en la posibilidad de pelear el ascenso. En ese camino de reconciliación entre la hinchada, los jugadores y el técnico, muchos se mancomunaban en pos de una causa, la misma de siempre: obtener un ascenso tan buscado como esquivo a lo largo de la historia. Ya han pasado casi 30 años de aquella epopeya que ideó Ángel Omarini en la función de cerebro, a quien acompañaron jugadores de la talla de Américo Pesoa, Julio Solanas y Alberto Ríos, es decir toda una camada de valores locales que se entregaban enteros por la camiseta santa.

Bajo la conducción de Edgardo Cervilla el elenco de nuestra ciudad saboreó más alegrías que tristezas, aunque al final del camino el objetivo no se cristalizó. Pero lo negativo de este proceso radica en conocer la mala relación del entrenador y sus dirigidos, cuestión que se reveló en un programa radial dedicado a las actividades deportivas (N. de la R.: La Deportiva de Paraná, donde el técnico versaba sobre sus dos meses de trabajo en Paraná y elevó sus críticas hacia los integrantes del plantel, sin poner sobre la mesa la tan mentada aplicación de los “códigos” en el fútbol). En tal sentido, El Pelado repartió dardos para Daniel Blanco y su falta de profesionalidad, hacia Ariel Gastaldi y su negativa a integrar la lista de buena fe en el lugar número 17 y los llamativos insultos proferidos por el delantero Pablo Ríos hacia su figura.

Semejantes argumentos fueron suficientes para que el DT se despachara libremente contra sus orientados dentro del campo de juego, y aquí cabe preguntarse si tales afirmaciones le permitirán continuar en el cargo al santafesino.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)