Jorge Riani

Silenciados y desplazados a expresiones reducidas de representatividad, las fuerzas políticas de la oposición se han internado en un profundo silencio. La trampa electoral que dividió al justicialismo en fracciones oficialista y opositora dejó tecleando en Entre Ríos el juego de las minorías que alimenta al sistema republicano. La situación podría derivar en un delicado panorama institucional si -como comienza a advertirse- gran parte de los justicialistas díscolos ponen las velas en dirección al regreso hacia el ruedo del oficialismo. De ese modo, varios concejos deliberantes quedarían sin minorías o reducidas éstas casi a la mínima expresión. Los radicales no muestran deseos de ejercer una oposición por el espasmo permanente al que están sometidos producto de los últimos resultados electorales. En la Concertación Entrerriana prometen seguir dando lucha cuando todavía no se ha realizado una correcta evaluación ya no de estas elecciones últimas, sino del profundo desguace de su cantera de dirigentes. La izquierda se atomizó generando expresiones que recalaron en la Concertación, en el solanismo, en el camino independiente y hasta dando lugar a los que trabajaron para Sergio Urribarri, como una de las fracciones de La Red. Ante la falta de oposición de los partidos políticos, cualquier esperanza de voz crítica que ponga en cuestión alguna medida del poder hegemónico hay que buscarla en colectivos alternativos.

Un largo y frío camino que conduce al letargo. De ese modo se abre el suelo debajo de los pasos que la oposición política entrerriana ha comenzado a dar, luego de que las urnas consagran en Entre Ríos el sistema de hegemonía política con visos de cuasi-absolutismo. La preponderancia es la caricatura misma de un sistema de juego de representatividad republicana, y eso es lo que se ha institucionalizado en la provincia.

Luego de las elecciones del 18 de marzo, las actitudes de las fuerzas de la oposición oscilaron entre el mutismo cerrado y la autocrítica lavada. La Concertación Entrerriana encontró un remanente de energías para realizar un encuentro provincial que sirvió para lamer las heridas y ratificar su interés de seguir construyendo la tan promocionada “alternativa”.

En la Unión Cívica Radical ocurrió otro tanto, aunque algunos de sus principales candidatos -caso de Sergio Varisco en Paraná- ingresaron en un cono de silencio absoluto.

No puede sorprender a nadie la inercia desacelerada de dos partidos que llegaron a la contienda electoral con sus filas diezmadas. Ya es historia conocida: en el caso de la Concertación Entrerriana con sólo una diputada provincial de los cuatro legisladores que cosechó en la Cámara Baja durante las elecciones anteriores, y con la renuncia de pertenencia formulada por su único senador. En el caso del centenario partido radical, con la descarnada ausencia de dirigentes de renombre en el marco de la actividad proselitista, y con dos deserciones entre los diputados.

Hoy algún esbozo de oposición al gobierno que asumirá en diciembre hay que buscarlo en cualquier parte menos en los partidos de la oposición. Incluso, y principalmente, en el seno del propio justicialismo bustista. Si Busti quiere, mañana, hoy mismo, en este momento, se erige como el primer opositor del gobierno que se avecina.

El catastrófico final de la sociedad electoral que conformó el justicialismo díscolo despidió de la pista opositora a sus dirigentes. Porque mientras algunos de ellos elucubran buscando por dónde hay que comenzar a dar el primer paso de un camino plagado de dificultades para reinsertarse políticamente, otros ya han dado señales de reconversión y han prendido todos los motores para el regreso. Al intendente de Paraná Julio Solanas habría que imaginarlo en la primera situación descripta, mientras que al diputado Enrique Tomás Cresto (Concordia) se lo puede pensar en esa fracción de los que ya están dando los pasos de regreso.

Decíamos ayer…

Lo que ocurrió en la última sesión de la Cámara de Diputados es algo más que elocuente para descubrir el presente político y palpar el futuro inmediato. Si antes de los comicios la cuestión electoral demoraba la aprobación de un proyecto de Presupuesto provincial al que se le hallaban más fácilmente defectos, ahora no fue más que un trámite otorgarle sanción definitiva.

El titular de la Cámara Baja, Orlando Engelmann, había dicho no pocas veces que no se podía esperar la aprobación de la ley de leyes por la atomización en bloques del cuerpo legislativo. Hoy esa atomización dividió las aguas entre los representantes del peronismo díscolo, al punto que se puede hablar del bloque solanista y de otro bloque crestista. Aunque tanto el solanista Daniel Bescos (Paraná) como el propio Cresto le dijeron a ANALISIS que hay buena relación y que para nada se trata de un quiebre, la realidad indica que fue muy breve el camino que recorrieron juntas ambas fracciones tras la categórica derrota.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)