-Alfonsín. A una semana de la muerte del primer Presidente de la vuelta a la democracia, prácticamente todo está dicho y cuesta ser imaginativo. Las palabras de Chacho Álvarez resaltan el pilotaje del caudillo radical en momentos en que se asistía a una verdadera refundación de la República. Decía el otrora líder del Frepaso que le tocó a Raúl Alfonsín echar a andar a la nueva democracia que surgía de la dura noche de la dictadura genocida. Remarcaba Álvarez que en el 83 los militares se retiraban del gobierno pero la democracia que estaba ahí, estacionada en los umbrales de la Casa Rosada, había que hacerla andar. Valorando los dichos de Álvarez, también se puede rescatar que Alfonsín fue un verdadero apasionado en el entender la política como la acción que procura resguardar al Estado de toda complicidad corporativa. Para Alfonsín, el ejercicio de gobierno podía llevar en determinadas circunstancias a pasos no queridos, no deseados, pero siempre asumidos desde una concepción de independencia del Estado frente a cualquier factor de poder.
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-Opiniones y tendencias. En esta actualidad de súper capitalismo, las encuestas y consultoras de opinión van y vienen fijando determinados escenarios en los ojos del ciudadano de carne y hueso que deambula sobreviviendo como mejor puede. Pareciera no quedar vida política por fuera de las encuestas y los consultores. Además, el mundo mediático cierra el circuito cuando se hace eco de tales tendencias como si fueran naturales. Ni qué decir cuando como frutilla de este círculo aparece la voz de Susana Giménez, de Tinelli o del pobre Sandro dando prueba de fe a estas tendencias. Pues bien, estos circuitos cerrados estimulan al periodismo de opinión en explorar alternativas y los posibles quiebres de esas tendencias que se representan como inamovibles.
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-Los radicales. En el caso de la provincia de Entre Ríos, este acontecimiento da pie a protagonismos internos que en momentos adversos para esas filas partidarias supieron mantener la fidelidad suficiente como para no rendirse y sostener la identidad partidaria. Indudablemente este emblema calza como traje a medida en figuras como Fabián Rogel y Arturo Vera, dos referentes ahora aliados que tienen perfiles diferentes pero que frente a cualquier acuerdo frentista supieron poner sobre la mesa la necesidad de resguardar esa identidad.
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-Lo deseado y lo posible. Ayer era la Mesa de Enlace, hoy son los radicales. Esta fluidez en el acontecer social obliga a una gran atención en las opiniones y análisis. El radicalismo entrerriano no puede ignorar que si se cotejan los últimos resultados electorales, están abajo 25 puntos del justicialismo si se toma la elección presidencial y a 28 puntos si se toma el proceso electoral de marzo del 2007, cuando se eligió el gobernador para la provincia. Ese desbarranque desde el post-montielismo en adelante, sin dudas deja una carga difícil de remontar. En esta debilidad anida la necesidad de tomar decisiones respecto a frentes y alianzas. De todas maneras, da la impresión, por cómo orientan sus posiciones los principales actores, de que cualquier especulación aliancista tendría contornos bien delimitados. Es un dato categórico que este agrupamiento no tiene en carpeta ceder el primer lugar de la lista a nadie. Entonces queda flotando para un posible aliado el segundo lugar. Esta definición, si bien no está escrita, surge de las señales que salen a la luz de la opinión pública. De esta manera quedan delimitadas por lo menos dos alternativas. La primera pasa por quedar afuera de un acuerdo que pretenda reunir a todo el arco opositor.
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-Internas y gobierno. Como inmortalizara el filósofo futbolero Reinaldo Merlo, “paso a paso” Sergio Urribarri le va dando un carácter frentista a su gestión. En este caso, la apertura estuvo dada hacia la persona de Daniel Irigoyen, ex intendente de Gualeguaychú y una figura destacada en lo que fue la disidencia peronista que se aglutinó en el agrupamiento Nuevo Espacio. Si bien Irigoyen mantuvo una actitud de no obstaculizar las posturas que adoptaba ese grupo, fue clara la distancia con Emilio Martínez Garbino en cuanto a la reivindicación de la identidad peronista y en el apoyo al gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández. Pero si bien la identidad peronista queda bien marcada en las posturas de Irigoyen, también es cierto que a lo largo de estos años en ningún momento amagó con su regreso a las filas del Partido Justicialista. En ese sentido, la postura de Sergio Urribarri de incorporarlo a su gestión es un paso fuerte destinado a mostrar que la propuesta política que va desplegando desde su Gobernación va más allá de las fronteras delimitadas por el partido.
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-La propuesta del justicialismo. Indudablemente, estos movimientos del Ejecutivo provincial despiertan grandes expectativas pues se toman de cara a la conformación de las listas de candidatos a diputados nacionales para las elecciones del 28 de junio. La situación de Entre Ríos, hasta ahora, va mostrando un justicialismo ordenado en la búsqueda de una fórmula de consenso. Hay un paso dado en esa dirección que es la convocatoria al Congreso Partidario para el 25 de abril próximo. El órgano máximo del justicialismo tiene que decidir la metodología en la confección de la lista. Es evidente que este criterio de hacer pasar por el congreso la resolución de la metodología, encierra un principio de acuerdo pues deja fuera de toda especulación la alternativa de la convocatoria a elecciones internas. Es evidente que el ir y venir actual entre Jorge Busti y Sergio Urribarri tiene mucho que ver en cómo encontrar vías de acuerdo.
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