A poco de regresar al país, el periodista rosarino Germán De los Santos contó la experiencia que vivió en Ucrania donde realizó la cobertura de la invasión de Rusia a ese país. 

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), De los Santos sostuvo que “lo mejor fue la experiencia en sí que se vive en una situación así, aunque es una guerra” y describió que “es una guerra que parece de otro siglo porque llegando a Kiev, la capital ucraniana, se ven trincheras como en la época de la Primera o Segunda Guerra Mundial, son postales que es difícil que se vuelvan a repetir y ojalá que no se repitan”.

“Lo peor de la experiencia fueron momentos críticos que se viven, incertidumbre y sobretodo ver lo que provoca una guerra que más allá de lo militar, de la geopolítica mundial, de cómo está cambiando las fichas en este tablero, es la fractura de la vida humana. Con gente que en un minuto se tiene que ir porque llueven bombas en la ciudad, la fractura familiar y humana es intensa, y es algo que nos podría pasar a cualquiera en una situación así”, relató.   

Valoró que en medio del horror “hay gente que está ayudando” y contó: “Conocí un ucraniano que me ayudó en el trabajo periodístico pero que se dedicaba a sacar gente que no tenía más casa, que se había quedado en medio de los bombardeos y que los sacaba hacia ciudades más tranquilas, y lo hacen sin buscar un rédito económico”. Mencionó que ese hombre “ya sacó cuatro hijos del país, uno de ellos que cumple 18 años el año que viene y lo convocaban a pelear”.

Recordó en ese contexto que “Ucrania tiene un pasado y una historia en esa relación con Rusia muy intensa, porque perteneció hasta el año 91 a la Unión Soviética, el stalinismo fue impiadoso con Ucrania generando una hambruna en la que murieron entre 1,8 y 6 millones de personas; después con el nazismo quedó partida. Es decir que hay situaciones con una gran carga histórica”.

Además sostuvo que en las regiones que visitó “y en ciudades como Kiev y Elviv, especialmente en Kiev que era muy pro rusa, hay un rechazo manifiesto por la guerra, hasta indignación y mucho temor por lo que pueda pasar en el futuro cercano” y como ejemplo mencionó que “es muy difícil hasta sacar una foto porque hay mucho temor de que si los rusos se imponen y dominan totalmente Ucrania, produzcan represalias por el solo hecho de existir”. “Noté un rechazo absoluto. Hay regiones del Donbás a las que no llegué que son más cercanas a Rusia, pero la guerra ha generado un rechazo unánime en la mayoría del país”, resumió.

Sobre la vida cotidiana, analizó que “es una guerra menos potente en lo militar y generando un agobio terrible en lo económico y social que creo que va a terminar desgastando al gobierno porque ya no se conseguía combustible, la comida es muy difícil de conseguir sobretodo en Kiev que es una ciudad paralizada y vacía; es una ciudad fantasma solo habitada por las tropas ucranianas”.

En cuanto a los avances que podrían generar las negociaciones de paz, consideró que “Ucrania está más dispuesta a entablar un diálogo que Rusia, pero también tiene que ver el contexto internacional y lo que está generando este conflicto en el resto del mundo, por ejemplo con la falta de combustible que se está viviendo en Argentina y Perú; y el impacto inflacionario que está generando en Europa y Estados Unidos es demoledor”. Al respecto, definió que “después de la pandemia que tuvo al mundo paralizado, hay una guerra que está generando una crisis mayor que la pandemia; está complicado el mundo”.

Respeto del trabajo periodístico, dijo haber tenido “situaciones complicadísimas” y contó que “era muy difícil en las últimas semanas trabajar dado que el gobierno ucraniano bajó una línea de generar una paranoia muy fuerte contra los extranjeros, pero sobretodo los periodistas y los que usan tecnología –celulares, cámaras, fotos- porque la versión del gobierno ucraniano, que prendió muy fuerte en la población, es que hay lo que llaman ‘saboteadores’ rusos camuflados como periodistas e infiltrados, y que muchos de los blancos que después eran atacados por Rusia salían de fotografías por celular que hacía gente que estaba dentro de Ucrania”.

“Eso generó un estado de sospecha de la gente, que es más peligroso que lo militar, y luego la relación con el Ejército ucraniano se hizo intratable”, refirió. Y ejemplificó: “Estaba saliendo en directo para la radio Aire de Santa Fe y me rodearon siete soldados y e hicieron cortar porque estaba transmitiendo desde un lugar que para ellos era un objetivo militar. Todo se volvió un objetivo militar para ellos, y después las restricciones para sacar fotos o filmar se transformaron en controles excesivos; me revisaban el mail, la agenda telefónica, el WhatsApp y todas las fotos, y chequeaban si tenía algún problema con alguna central de inteligencia y nos tenían varados una hora durante tres veces por día. Fue dificilísimo trabajar”.

Sobre el trabajo de los medios ucranianos, De los Santos comentó que “al llegar exigen una acreditación, a través de una especie de ONG que coordina eso, y la acreditación era ante las Fuerzas Armadas ucranianas, que es quien habilita a los periodistas a trabajar, y a partir de eso te llegaba información oficial diariamente; información de baja calidad e imposible de chequear”. “A pesar de las nuevas tecnologías y de los avances a nivel informativo de bases de datos, lo que se muestra es que en una guerra como ésta lo primero que se pierde es lo periodístico y la información. Todos los diarios rusos están dados de baja y solamente se puede acceder a los diarios ucranianos que son ultra-oficialistas, tal como sucedió en Argentina durante la guerra de Malvinas”, analizó.