La desigualdad en la distribución del ingreso volvió aumentar en la Argentina. Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondientes al primer trimestre de 2025, el ingreso medio per cápita familiar del decil más alto de la población fue 15 veces mayor al del decil más bajo (según la mediana).

Este indicador marca un aumento frente al cuarto trimestre de 2024, cuando la relación entre ambos extremos era de 13 veces. Si se considera el ingreso promedio, la distancia entre el decil 10 y el decil 1 fue de 19 veces, apenas por debajo del pico reciente de 23 veces alcanzado en el primer trimestre de 2024.

En paralelo, el Coeficiente de Gini –utilizado para medir el grado de desigualdad en la distribución del ingreso (donde 0 representa igualdad perfecta y 1 desigualdad absoluta)– se ubicó en 0,435 durante el primer trimestre de 2025. Este valor representa una suba frente al trimestre anterior, cuando el indicador se había ubicado en 0,430, y consolida una tendencia al alza tras el mínimo reciente registrado a fines de 2022 (0,413).

El informe del Indec también presenta la distribución de la población urbana según el ingreso per cápita familiar. La base del sistema está dividida en diez deciles que agrupan al 10% de la población cada uno. En el primer decil, correspondiente al 10% con menores ingresos, el ingreso medio per cápita familiar fue de $90.997, mientras que en el decil más alto alcanzó los $1.733.304. De esta forma, la brecha entre ambos extremos es de 19 veces.

Además, el 10% más rico concentró el 32% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre apenas captó el 1,7%. Entre ambos grupos intermedios, la participación en el ingreso fue escalonada, pero también mostró diferencias importantes: los tres deciles más pobres (30% de la población) sumaron solo el 9% del ingreso total, en contraste con el 50% que acapararon los dos deciles más altos (20% de la población).

En términos de población, el total considerado para el informe fue de casi 29,8 millones de personas en 31 aglomerados urbanos.

Coeficiente oscilante

El deterioro de la equidad en la distribución del ingreso viene mostrando una tendencia oscilante en los últimos cuatro años, con picos marcados en períodos de aceleración inflacionaria o de caída del poder adquisitivo. El máximo nivel del Coeficiente de Gini en el período analizado se alcanzó en el primer trimestre de 2024, cuando se ubicó en 0,467. Desde entonces, aunque se observaron leves mejoras, los indicadores permanecen por encima del promedio de los años 2021 y 2022.

Por otro lado, la brecha de ingresos según la mediana entre el decil más rico y el más pobre, que había bajado a un mínimo de 12 veces en 2022, volvió a subir en 2024 y se mantiene en 15 veces en la medición más reciente. Esta métrica refleja la distancia entre el ingreso central de cada grupo, lo que evita que el promedio se vea afectado por valores extremos.

Brecha de género

La brecha de ingresos entre mujeres y varones también se acentuó. En el primer trimestre de 2025, las mujeres obtuvieron en promedio un 27,8% menos que los varones en su ocupación principal. Es el valor más alto desde principios de 2023 y está por encima del promedio de los últimos tres años.

Los ingresos promedio también muestran una diferencia significativa en términos absolutos: las mujeres registraron un ingreso medio de $668.738, frente a los $926.671 de los varones. Esta diferencia en pesos fue creciendo trimestre a trimestre desde principios de 2023.

El indicador había mostrado una leve mejora en el cierre de 2024 (brecha del 26,2%), pero volvió a ampliarse en el inicio de 2025. Durante la pandemia y los años posteriores, la brecha había llegado a valores mínimos cercanos al 22% en 2022, pero esa tendencia se revirtió desde entonces.