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La grieta que faltaba: la Iglesia católica y la AFA se enfrentan por la regulación de las apuestas online

La posible prohibición de la publicidad de apuestas en el deporte desató un inesperado cruce entre la Iglesia católica y la AFA.

La posible prohibición de la publicidad de apuestas en el deporte desató un inesperado cruce entre la Iglesia católica y la AFA.

Sergio Rubin

La Iglesia católica siempre destacó los valores del deporte. El autor del lema de los primeros Juegos Olímpicos de la era contemporánea, que se realizaron en 1896 en Atenas -el recordado “Más rápido, más alto, más fuerte”-, fue un sacerdote dominico: Henri Didon.

Francisco decía que su práctica no solo contribuye al desarrollo integral de toda persona -sobre todo cuando se lo juega en equipo y en un marco de una sana competencia-, sino que “puede ser un símbolo de unidad para una sociedad, una experiencia de integración, un ejemplo de cohesión y un mensaje de concordia y paz”.

A poco de ser electo pontífice, el Movimiento Social del Deporte -una ONG de Buenos Aires- le envió a Francisco un informe en el que le advertía sobre la desvirtuación del deporte por las apuestas online relacionadas particularmente con los partidos de fútbol.

Fue el primero de otras muchas manifestaciones de preocupación que le transmitieron sobre una modalidad que no para de expandirse y que lo llevó a alertar acerca del riesgo de que “cada hogar pueda contar con un casino” y se fomente con ello la ludopatía, principalmente entre los menores.

“Es preciso tomar conciencia y poner un límite desde el Estado a aquellos empresarios que solo piensan en sus ganancias por encima del bienestar y la salud mental de nuestros chicos y chicas, y aún más, de los más vulnerables a este nuevo fenómeno: los más humildes”, decía Francisco.

Luego de señalar que las apuestas online constituyen una “falsa ilusión de salvación”, especialmente presente en tiempos de crisis, insistía en que los gobiernos deben tomar medidas para no ser cómplices del daño que causan y proteger a la población.

En línea con Francisco, la Iglesia católica en el país viene manifestando su preocupación y respaldando un proyecto de ley que regula estos juegos, que fue aprobado en noviembre del año pasado en la Cámara de Diputados por 140 votos.

En contra votaron 36 legisladores (todos de La Libertad Avanza) y 59 se abstuvieron (del PRO y UCR). En una carrera contra el tiempo, los obispos le enviaron en los últimos días una carta a los senadores pidiéndoles que lo sancionen antes de que el 20 de noviembre pierda estado parlamentario.

“Es preciso tomar conciencia y poner un límite desde el Estado a aquellos empresarios que solo piensan en sus ganancias por encima del bienestar y la salud mental de nuestros chicos y chicas, y aún más, de los más vulnerables a este nuevo fenómeno: los más humildes”, decía Francisco.

Los obispos dicen en la misiva que las apuestas online provocan un “crecimiento de la ludopatía, especialmente en niños, jóvenes y adolescentes” y señalan que “si el Estado se corre o demora su respuesta, los daños serán cada vez más profundos y difíciles de revertir”.

En ese sentido, lamentan como el papa que “la falta de regulaciones y de controles adecuados haya permitido que, en la práctica, cada teléfono celular inteligente pueda convertirse o ser usado como un ‘casino’, incluso por niños y adolescentes”.

Agregan que ya el año pasado, a través de un comunicado firmado por las comisiones de Pastoral Social de las diócesis del país, advirtieron que esto es una realidad que no discrimina clase social ni región geográfica.

“Hay muchos motivos que nos llevan a preocuparnos, porque estamos viendo el daño social que se está ocasionando. Por eso, ante el proyecto regulatorio próximo a caer en caso de no ser sancionado, manifiestan “con respeto y firmeza, la importancia de que esta iniciativa sea debatida y aprobada”.

Los obispos denuncian “presiones” para que no se limite la promoción del juego online. “Conocemos, como se recordó durante la presentación que realizó el sacerdote cordobés Munir Bracco ante un plenario de comisiones del Senado, las fuertes presiones que ejercen los intereses económicos detrás de este negocio”, señalan.

Los obispos dicen en la misiva que las apuestas online provocan un “crecimiento de la ludopatía, especialmente en niños, jóvenes y adolescentes” y señalan que “si el Estado se corre o demora su respuesta, los daños serán cada vez más profundos y difíciles de revertir”.

Pero consideran que “la sociedad necesita ver que sus representantes están dispuestos a dar una respuesta responsable, más allá de las conveniencias”.

“La cuestión de fondo ya no pasa por reconocer los daños de la ludopatía, que son evidentes, sino por saber si existe la voluntad política de dar el paso necesario para cuidar a los más vulnerables”, aseveran.

Recuerdan lo que dijo el querido papa Francisco en el libro La esperanza no defrauda nunca: “Nuestros gobiernos no pueden ser cómplices de instigación a la ludopatía”. Las afirmaciones, dicen, están respaldadas por los numerosos casos que se les presentan en las parroquias y los colegios.

Pero la eventual prohibición de la publicidad de las apuestas online en el ámbito deportivo que incluye el proyecto provocó un inesperado enfrentamiento entre la Iglesia católica y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Las diferencias se corporizaron hace dos semanas, precisamente durante el referido plenario de varias comisiones en el Senado para analizar su regulación, ocasión en la que representantes de los clubes dijeron que la prohibición de su publicidad amenazaría el financiamiento del fútbol.

El proyecto tal como fue aprobado en la Cámara de Diputados “regula la publicidad, promoción y explotación de los juegos de azar y apuestas en línea; prohíbe que menores de 18 años accedan a plataformas de juegos de azar y apuestas y busca disminuir la exposición de la población a factores que favorezcan el desarrollo de la ludopatía”.

La regulación incluye redes, plataformas, medios audiovisuales, cartelería, cualquier medio de comunicación actual o que surja en el futuro, equipos deportivos, sus instalaciones o los mismos deportistas. Los canales de televisión que transmiten el fútbol argentino e incluso la AFA o la Selección argentina no podrían tener una casa de apuestas como sponsor. Tampoco figurar en la “indumentaria deportiva”.

El miembro del Comité Ejecutivo de la AFA y presidente de Excursionistas, Javier Méndez Cartier, luego de afirmar que no defienden “intereses comerciales”, advirtió que “si se aprueba la prohibición total, sería un golpe financiero histórico que pondría en riesgo al fútbol profesional y a la función social que cumplen nuestras instituciones”.

“Desde el presidente Claudio Tapia hasta el último dirigente estamos comprometidos en trabajar con el Estado, con los privados y con la sociedad civil para cuidar a los pibes y pibas. Los clubes no somos parte del problema, somos parte de la solución”, señaló Méndez Cartier.

El padre Bracco le contestó que “los chicos ya no disfrutan del fútbol: lo viven pendientes de si habrá un gol, una tarjeta o un penal para ganar o perder la apuesta”; y que “asociar el deporte, símbolo de salud, esfuerzo y trabajo en equipo con algo que enferma es un sinsentido”.

Acaso habría que recordarle a la AFA un principio moral básico: el fin no justifica los medios.

(*) Esta columna de Opinión de Sergio Rubin fue publicada originalmente en el portal de TN.

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