Por Nahuel Maciel

(Para ANÁLISIS DIGITAL)

En el río Gualeguaychú apareció flotando el cuerpo sin vida de Fabio Darío Cortesi, quien se encontraba con pedido de paradero desde el jueves 15 de agosto. La ubicación donde apareció el cuerpo sobre el río Gualeguaychú es en inmediaciones del Camino de la Costa, a la altura catastral del 700.

En el lugar trabajó personal Policial y de la Prefectura Naval, quienes rescataron el cuerpo del agua. De todos modos, ahora –como indica el protocolo- se lo enviará a la morgue judicial para determinar su identificación fehaciente y la causa de la muerte.

Fuentes policiales indicaron que, si bien aún resta el procedimiento de fehaciente identificación del cadáver, se trata de Fabio Darío Cortesi.

Entre las pertenencias del fallecido estaba la billetera de Cortesi; además los familiares que se habían acercado a la escena del hallazgo, lo reconocieron a simple vista y lloraron de manera desconsolada.

La desaparición de Cortesi fue denunciado por su hermana Silvia en la mañana del jueves 15 de agosto. El último registro fehaciente que se tenía de él lo marcó una cámara de seguridad a las 3.12 de ese día.

Cortesi tenía 51 años, y era el menor de tres hermanos: Rubén Julián y Silvia; y había nacido el 23 de octubre de 1967.

Hijo de Silvio Sixto Cortesi (fallecido hace 51 años, cuando Fabio tenía diez meses) y Oderay Perruchoud (85 años), crecieron en la Colonia El Potrero, en calle 1 y 10.

Tenía el oficio de albañil, pero se destacó como vacunador del Senasa; desde que se hizo la primera campaña contra la fiebre antiaftosa.

Estaba en matrimonio con Marina Torres, y tenía hija de 15 años y era reconocido por todos como un hombre de familia, de hogar, una buena persona.

Desde el domingo 11 hasta el miércoles 14 de agosto, sus familiares y seres querido lo notaron distinto, mucho más nervioso y con expresiones incoherentes que daban cuenta que lo estaban persiguiendo.

El miércoles 14 lo llevaron a una consulta médica, donde le recetaron dos remedios: uno para la ansiedad y otro para dormir. A la madrugada del día siguiente, se fue de su hogar sin explicaciones y desde entonces su ausencia fue un misterio.

La Policía, por orden del Ministerio Público Fiscal, realizó permanentes búsquedas y rastrillajes y pese a ese enorme esfuerzo los resultados nunca fueron alentadores.

Se sabía que se había ausentado en medio de una crisis de delirio de persecución y que se había ido con lo puesto: lo poco que tenía en la billetera, además de un manojo de llaves de la casa y del automóvil familiar.

“No nos explicamos qué pudo haber pasado. Solo sabemos que está huyendo, porque él sentía que lo perseguían, que lo querían matar; en sus últimos momentos decía cosas que para nosotros eran incoherentes, como un delirio de persecución”, detalló su hermana Silvia en la edición de el diario El Argentino del domingo pasado.

La bajante del río dejó asomar el cuerpo de Fabio Darío Cortesi, que estaba apenas agarrado a un tronco en medio de muchas ramas: de alguna manera lo devolvió a sus familiares para una sepultura en paz.