El primer tiempo fue equilibrado, pero siempre con la visita un poco más cerca de abrir el marcador, fundamentalmente porque tenía más picante arriba. El Sabalero extrañó mucho a su hombre gol, el Bichi Fuertes, quien cumplió con una fecha de suspensión. En tanto, Obolo y Blanco Leschuk eran alternativas de riesgo para la endeble defensa de Colón –de las peores de la categoría-.
Más allá de los merecimientos, el tanto llegó cuando menos se lo esperaba: a los 46’ de la etapa inicial, Adrián González habilitó al pibe Blanco Leschuk, quien desairó a Garcé, tocó con lo justo ante el cierre de Quiroga y vio como su envío rasante superaba la estirada de Pozo. Antes, de eso, Óbolo había perdido una buena chance, Caffa había reventado el palo con un hermoso tiro libre y Aguilar había inquietado con un cabezazo bajo.
Para el complemento, el equipo de Alfaro replegó sus líneas y le cedió pelota y terreno a Colón, un equipo que sufre cada vez que juega en su estadio (en el Clausura ganó dos, empató uno y perdió siete). Con la impaciencia de su gente y su mal juego a cuestas, el obstáculo que se le presentaba parecía insalvable.
La más clara de ese período volvió a ser para Arsenal, que aprovechó el adelantamiento de su rival y elaboró una contra que finalizó con Blanco Leschuk frente a las narices de Pozo. Sin embargo, esta vez el mendocino falló en la definición y la pelota pegó en el lateral de la red. De todas, el 1-0 ya era cosa juzgada.