Respecto a que alguien que adquiere armas de alto poder, como las que ostentaba Molaro, debe pasar por un test psicofísico, Mazzoni relativizó la importancia del perfil que pudo haber definido en algún test y su reacción de matar, sin que aún se sepa qué fue lo que lo motivó.
“Es cierto que existen evaluaciones psicológicas y clínicas para portar las armas, pero la psiquiatría y la psicología son ciencias dinámicas: hoy podemos evaluar a alguien y encontrarlo en perfectas condiciones y en media hora puede actuar de la manera en que lo hizo esta persona”, explicó.
Ante la consulta sobre el significado que puede tener que alguien haga ostentación de sus armas en una red social, respondió: “Pueden ser personalidades inmaduras y se sienten más seguros teniendo armas. Se puede hablar de inmadurez afectiva, impulsividad y de una descarga emocional violenta. Hay que analizarlo cuando se sepa algún principio de la motivación”, explicó.
Aunque parezca una contradicción, Mazzoni resaltó que “el accionar impulsivo llama la atención”, aunque al mismo tiempo no descartó que haya existido “alguna premeditación”, lo que explicaría todo el arsenal que llevaba preparado en el auto con el que llegó a matar a su ex compañero de aula y después darse a la fuga.
“Pudo haber preparado sus armas y pensar en hacer lo que hizo mucho antes, pero el impulso fue esa noche, pero deberíamos analizar cuál fue el detonante, que pasaba por su cabeza para decidir terminar con la vida de la otra persona”, indicó en declaraciones a El Diario.