Burgos, que coordina la red junto a José Tunich y Bibiana Brison, sostuvo que las versiones iniciales en torno a la mortandad de los animales en un establecimiento rural de la zona situado a unos 17 kilómetros de la localidad de Caseros, con las que se buscó “cerrar” el hecho, fue atribuir el suceso a una centella, es decir un fenómeno meteorológico poco frecuente pero que cuando ocurre electrocuta lo que encuentra a su paso.
Diez años después
El hecho, que trascendió la semana pasada y en el cual el ufólogo entrerriano Daniel Padilla está poniendo la lupa tuvo lugar debajo de una enramada donde aparecieron los cadáveres de los vacunos que al momento de ser hallados llevaban muertos por lo menos más de seis días.
“La primera aproximación que se hizo fue que los animales murieron a causa de una centella que literalmente los electrocutó -planteó Burgos- pero hay indicios para sostener un nuevo caso de mutilación de animales”.
Es que Padilla y otros investigadores que estudian este tipo de casos “reconocen más allá de los signo de electrocución, ciertos patrones detectados en otros episodios de vacas mutiladas”. A las incógnitas se le suma que los cuerpos en los días que estuvieron muertos no fueron atacados por alimañas ni aves carroñeras y que tampoco se quemaron las copas de los árboles secas, como debiera haber ocurrido de haber sido arrasados por la masa eléctrica.
Para los investigadores que siguen de cerca el caso en el terreno, los “signos similares” que los llevan a relacionar el episodio con otros de esas características que auscultaron en su momento: “un dato aportado por un veterinario les llamó poderosamente la atención: la posibilidad de una centella no es descabellada pero las chances que mate a más de medio centenar de animales es de una en un millón”, indicó Burgos.
En ese sentido, otra de las cuestiones interesantes que presenta el suceso ocurrido en Campo San José es que ocurrió “cuando están por cumplirse diez años del registro de los primeros casos de mutilación de animales en el país”. La referencia cobra realce si se tiene en cuenta que Burgos es cultor de la Hipótesis Decimal, la que considera que distintos fenómenos OVNI tienen una misteriosa frecuencia de diez años como sucede, sin ir más lejos, con las oleadas de ufos.
“Este caso es un banco de pruebas y si bien es cierto que las mutilaciones de animales se repiten esporádicamente en distintos campos, no deja de ser extraño que haya ocurrido ahora, casi diez años después del primer vacuno eviscerado hallado en abril de 2002”, puntualizó Burgos a Diario Popular.