A continuación reproducimos la entrevista que realizó Uno con el atacante paranaense.

—Se te hizo una costumbre marcarle goles a Boca y encima tu equipo pasó de fase. Completito.
—Sí, contento porque se dio un partido como lo habíamos planeado. Lo jugamos como una final porque tenía una trascendencia especial para la institución meterse en los cuartos de final. Se dio un partido redondo y en lo personal muy contento. Estuve casi un mes sin jugar por una pequeña molestia. Volví y estoy contento.

—Siempre hay revancha en el fútbol.
—Sí, muy contento. Las cosas a lo largo del año han tenido altibajos, pero en líneas generales fue un gran año. Estoy agradecido y ojalá que pueda seguir en este nivel que es muy productivo.

—¿Dónde estuvo la clave para ganarle a Boca?
—Se puede planear el partido en la previa o en un pizarrón, pero nadie se imaginaba que a los 40 segundos Boca te queda mano a mano y no es gol y que al segundo nosotros nos encontramos con un penal para abrir el marcador. En base a eso, a poder abrir el marcador temprano, pudimos manejar los tiempos, tuvimos el control del partido, fuimos rápidos y precisos y defensivamente el equipo estuvo sólido. Achicamos los espacios y no lo dejamos jugar a Riquelme y a Sánchez Miño que son los mejores de ellos. También tapamos las subidas de Clemente Rodríguez y en ese sentido nos salió bárbaro el partido.

—¿Te acordás del gol?
—Sí, me acuerdo. Tenemos a Matías Lequi, que por lo general mete buenas pelotas cortadas para los delanteros. Fue una pelota, un tiro libre en mitad de cancha, parece intrascendente, pero nosotros cargamos la zona del área con tres jugadores. Matías cortó bien la pelota para que no llegue tan bombita y podamos nosotros conectar. Perea logró anticipar a su defensor sobre la línea del área, la bajó y yo leí que podía pasar eso, le gané la espalda a mi marcador y me metí hasta la altura del área chica con el arquero de frente. Fue una jugada no preestablecida, pero le pudimos sacar provecho.

—Así como recordás el gol, imagino que también recordás el choque con “Chiqui” Pérez.
—Sí (risas), chocamos fuerte. Él es un jugador que va fuerte y enseguida me impuso condiciones. A mí se me salió el temperamento y no me pude controlar. En la dividida levanté un poco la pierna, nos dijimos algunas cosas hasta que nos dimos cuenta los dos lo que estábamos haciendo. Nos dimos la mano y todo quedó ahí.

—¿Metas para este final?
—La idea es terminar el certamen con Arsenal de visitante de la mejor manera. Tenemos la ilusión de ganar ante un rival muy duro. Y el tema de la Copa es incierto porque los contratos se terminan todos en julio y hay que ver qué jugadores siguen y quiénes no. En principio el objetivo está cumplido, que era llegar lo más lejos posible con este plantel. Cuando se retome la competición se verá qué jugadores están y quiénes no. Ya estamos entre los ocho mejores y la idea es escalar más porque nosotros nos consideramos competitivos. Da para ilusionar a la gente y a nosotros mismos, pero ahora hay que jugar como una final el último partido ante Arsenal.

—¿Cómo cayó la ida de “Pepe” Romero del equipo?
—Para la institución, Romero es un antes y un después. Marcó una época, una etapa y escribió una página muy gloriosa para la institución. Después de seis años será difícil tapar el agujerito que quedará. El jugador tiene la responsabilidad de adaptarse lo antes posible. El equipo lo va a sufrir y la institución también, pero si él decidió explorar nuevos mundos y ponerse como objetivo dirigir otro equipo y hacer lo que hizo acá, está bárbaro y es respetable. Deja un gran recuerdo.