(de ANALISIS DIGITAL,
desde Gualeguaychú)
La Comisión del Carnaval de Gualeguaychú juega todas las fichas para lo que será el fin de semana largo de la principal fiesta entrerriana, durante sábado, domingo y lunes. Sin bombos y platillos, sin figuras demasiado convocante, la edición 2016 gira en torno al potencial de cada una de las comparsas, quienes nuevamente lograron plasmar un espectáculo de jerarquía, con una fuerte inversión en carrozas y trajes. Anoche, el carnaval tuvo una fuerte presencia política del oficialismo entrerriano. En la primera fila del sector oficial, de la Casa Rosada, se ubicó el vicegobernador Adán Bahl y algunas filas más atrás se instalaron el ministro de Gobierno, Mauro Urribarri, junto al secretario de Gobierno de la provincia, Germán Grané; el diputado provincial Juan José Bahillo y el director de la Casa de Entre Ríos, Hugo Marsó. Lo saliente fue que prácticamente no hubo contacto alguno entre Bahl y el hijo del actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Urribarri, pese a que estaban a una distancia de no más de cinco metros, aproximadamente.
En esa fotografía política, quedó claro -más allá del esfuerzo del oficialismo por desestimarlo o restarle importancia- que la distancia entre Bahl y Mauro Urribarri sigue existiendo y por ahora nada indica que haya alguna posibilidad de acercamiento. Al contrario, quizás se profundizará. En este mismo sitio se consignó, la semana pasada, que en la gestión de Gustavo Bordet la relación con Bahl -tanto del gobernador como de sus ministros- es inexistente. También llegó -lo que de alguna manera sorprendió a los organizadores, porque no se lo ha visto en ediciones anteriores- el actual intendente de Paraná, Sergio Varisco, quien estuvo junto al senador departamental Nicolás Mattiauda (Cambiemos-Gualeguaychú), lo que determinó la aparición de la oposición. No obstante, sorprende que no haya llegado nadie del gobierno de Mauricio Macri, máxime teniéndose en cuenta que el actual mandatario nacional participó del carnaval en varias instancias.
Anoche arrancó la comparsa Marí Marí (Central Entrerriano) y volvió a ser la “aplanadora” que no se había visto en esta edición 2016. Con ese hándicap de ser el primero de la grilla, los rojinegros se desplazaron prácticamente sin errores -lo que venía siendo una falencia reiterada- y demostraron por qué son los últimos campeones. De la mano de la pasión que le da cada noche Juan Boari -como animador imprescindible y envidiable de los rojinegros-, Marí Marí mostró una excelente puesta en escena, de punta a punta, en su tema Bazofia, con las genialidades del director Adrián Butteri. La comparsa recuperó a todas sus figuras individuales más destacadas -que habían estado ausentes el sábado anterior- y logró al fin exponer la majestuosidad de todos sus trajes, lo que hasta ahora no se había logrado. Pero algo está pasando, porque sus integrantes es como que perdieron esa pasión y alegría que transmitían y generaban en los espectadores. Casi siempre sucede, edición tras edición en la que participa Marí Marí, que los rojinegros arrancan con la palanca de cambio en segunda, pero poco a poco van logrando velocidad. En este 2016 no sucedió algo así. No obstante, la de ayer fue la mejor noche de la “aplanadora”. Habrá que ver cuánto de margen tienen aún para seguir creciendo o si el tope fue lo de anoche, que en la faz competitiva podría ser preocupante para la multicampeona.
Le siguió Papelitos (de Juventud Unida) contagiando alegría y ostentando el paso de la campeona mundial en la división Ligero, Victoria La Leona Bustos, que se animó a cambiar el ring por la pasarela y dejar los guantes por los caireles para cumplir un sueño. La gente de la Juve hizo una perfomance homogénea, de punta a punta, tal como viene sucediendo noche a noche. De hecho, es una de las virtudes de Papelitos ese aspecto, a lo que hay que sumarle individualidades solventes, como la apertura que hace Fernanda Rivas o el desplazamiento de Alejandra Mansilla, quien hasta último momento estuvo en duda su presencia, a raíz de una fuerte gripe. No obstante, la victoriense llegó como pudo y salió al Corsódromo como si nunca hubiera pasado nada. Y a ello hay que sumar también la labor de Maira García, la pasista, una papelitera de pura cepa, que ha ido creciendo, en este su debut en esa posición.
El cierre fue de O’Bahía, con su “qué bicho te picó”, cuyo trabajo es lo mejor de la última década. Los “pescadores” fueron los más parejos en su desarrollo en estas cuatro noches y si bien se nota cierta euforia triunfalista pero cauta, entre los integrantes, está claro que cambió mucho la conducta de la comparsa. Hay profesionalismo, seriedad y responsabilidad en la puesta en escena, en la tarea coreográfica y la excelencia de sus trajes y carrozas. El control y la coordinación que existe alrededor de cada escuadra es muy saliente. De otra manera no se podrían desplazar como se desplazan, orugas y hormigas que casi no cometen errores, en movimientos colectivos que sobresalen.
Ahora habrá que descansar para el fin de semana largo que arrancará el otro sábado y seguirá domingo y lunes. Todo indica que explotará Gualeguaychú, fundamentalmente con la presencia de miles de jóvenes que optaron por esta ciudad para celebrar el feriado carnavalero. Tres noches prolongadas y de largo aliento, en especial para los carnavaleros de cada comparsa, pero también un desafío para los dirigentes.