Por Belén Giménez

En Vaporeso, Almacén Estrambótico, volvieron las noches de poesía. A las temperaturas agradables de la tarde que se iba yendo, le siguieron las luces amarillas que se posaban en los libros y teñían el ambiente de colores pasteles, en armonía con la pared de ladrillos vistos y la mesa de madera marrón sobre la alfombra bordó, escenario para la presentación de “Adentro suena nuestra Nave” de la escritora santafesina Analía Giordanino. Junto a ella, Priscila Hernández, leyó y habló de su poemario “Un asiento vacío del lado del sol”, y Lucas Mercado, creador de Azogue, sello editorial que publicó el libro de Analía, se encargó de presentarlas.

Luego de ser partícipes de la fiesta repleta de motivos o simples excusas para reunirnos: presentación de los libros, apertura de eventos tras las restricciones por la pandemia, los diez años de la librería Vaporeso; pude dialogar con Analía que se brindó a un ida y vuelta amoroso, tal como se había brindado en su lectura y en su canto.

¿Cuándo escribiste estos poemas? ¿Cómo se gesta la idea de una publicación?

Los poemas fueron escritos desde más o menos 2018 a 2021. Hubo una primera selección que es la que le mostré a Lucas, que eran sólo poemas relacionados a canciones o con personajes de la música. Pero después amplié porque mientras iba reescribiéndolos, soñaba más y apareció, por ejemplo, el último poema soñado que fue puesto en primer lugar en el libro, para abrir. Fue pensado al final como un viaje, en un mundo que no tiene un mapa preciso. Se empezaron a repetir personajes (Ana puesta en diversos personajes con ese nombre adentro, madre, abuela y amigas, cantantes de rock diversas), escenarios (casa, circo, teatro, fiestas), conflictos (la llegada, el escape, la decisión, el secreto) y eso dio lugar a la división en tres partes.

¿Por qué el título?

El título es un verso del poema del final del libro. Crucé tres cosas: adentro, sonido y viaje. El sonido de estar adentro: el silencio o el zumbido, la música, la charla, el ir y venir de un lado a otro en la casa pandémica, el hilo invisible que une dormir y estar despierto. Escuchamos mucha música en casa y la música está presente en los sueños y en la poesía.

¿Cómo llegas a publicar con Azogue?

A Lucas lo conozco desde hace mucho porque es artista y escritor y el cruce de orillas Santa Fe - Paraná es natural y profuso desde siempre, las dos ciudades están ahí charlando. Siempre fuimos a tocar y a leer a Paraná y al revés. Lucas propone publicar, yo tenía los poemas canciones, entre ambos vamos definiendo cambios, fue una obra que se terminó de escribir mientras se editaba. Eso es hermoso: escuchar, leer lo escrito y meter cambios, algunos fundamentales como el orden y la estructura, en los últimos meses. Ese laburo hermoso es propio de las editoriales con editores independientes, creo, no tenés el libro terminado y lo entregás, sino que lo vas ensayando y en algún momento decís: esto está. La camaradería de escribir y editar.

No es tu primer libro, ¿tiene algún tópico en común con los anteriores o algún tema recurrente?

Me gusta mucho escribir sobre la belleza y lo extraño de vivir y morir. Canté en bandas y el ensayo es un modo de escribir que tengo, este poemario se escribió así. También tuve mucho contacto con el ensayo de teatro, muchas amigas y especialmente una, Verónica Bucci, con la que escribía mientras ensayábamos escenas de proyectos comunes. También soy docente y esto de permitir que entre y salga lo imprevisto, la nada, la interrupción, esperar a largo plazo algo que sabemos que vendrá, y recién ahí se puede fijar algo, me es muy cercana. Me gusta escribir así.

Analía cerró el momento formal cantando a capela y celebrando el acontecimiento. Se dejó un tiempo para la digestión de emociones y la noche se reavivó con la música de Luciano Mete que volvió a congregar a los presentes dispersos entre libros y encuentros.

Analía Giordanino nació el 30 de agosto de 1974 en Santa Fe capital. Es docente de Letras y trabaja en escuelas secundarias: “me gusta mucho dar clases en secundaria, lo disfruto mucho”, enfatiza y cuenta que además hace acompañamiento de obra individuales. En cuanto a su producción literaria, ganó el Segundo Premio del Concurso Regional de Nouvelle de la Editorial Municipal de Rosario por La Ripley (EMR, 2018); en narrativa, obtuvo el Premio Alcides Greca con Fantasmas (Ediciones UNL, 2008); en Córdoba, editó Los impuros (Nudista, 2018); publicó además en poesía: Nocturna (Diatriba, 2009), Terrícola (Iván Rosado, 2015), Canciones faunas (Libros silvestres, 2016) y Dos poemas (Arroyo, 2016).
También, en su faceta ligada a la música, cantó en “algunas bandas indie de Santa Fe como La Ventosa Submarina, Imán y Barro.