Otra vez, Boca Juniors dejó todo en la cancha. Y otra vez, se fue con las manos vacías. En un partido cargado de emociones, el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo perdió 2-1 frente al Bayern Munich en el Hard Rock Stadium de Miami, y quedó muy comprometido en su camino hacia los octavos de final del Mundial de Clubes que se disputa en Estados Unidos.
El primer tiempo fue dominado de principio a fin por el conjunto alemán. Boca no lograba hacer pie y Harry Kane, implacable, abrió el marcador para el 1-0 parcial. De no ser por la falta de puntería del Bayern y algunas intervenciones salvadoras, la diferencia pudo haber sido mayor.
Sin embargo, en el complemento, el equipo argentino mostró su otra cara: entrega, lucha y coraje. Con más empuje que claridad, fue en busca de la igualdad. Y la encontró gracias a una jugada espectacular de Miguel Merentiel, que le ganó en soledad a dos defensores y venció a Manuel Neuer con un potente remate.
El empate parecía justo premio al sacrificio. Pero, como ocurrió ante Benfica, el sueño se esfumó en los minutos finales. Esta vez fue Michael Olise, quien a siete del final sentenció el 2-1 definitivo y dejó a Boca al borde del abismo.
Ahora, el Xeneize ya no depende de sí mismo: necesita que el Bayern, ya clasificado, le gane a Benfica en la última fecha al menos por un gol. Si eso ocurre, Boca deberá superar a Auckland City por siete goles de diferencia para poder meterse entre los 16 mejores del certamen.
El esfuerzo estuvo. La ilusión también. Pero los resultados no acompañan, y Boca tendrá que aferrarse a una combinación milagrosa para seguir con vida en el Mundial de Clubes.