-Transparencias. La eliminación de la Selección Nacional en el Mundial de Alemania dejará por unos días una generalizada sensación de desasosiego y tristeza. Pero ese clima convive con la cotidianeidad carnal de todos los días. Y en ese sentido, no todo es final. Hay obligaciones que cumplir, proyectos que comenzar o aquellos sobre los que tozudamente se insiste. El sábado 1º de julio el gobernador dejó inaugurado un nuevo período legislativo. El largo mensaje cumplió con lo que marcan las costumbres y sintetizó la gestión de gobierno a través de un breve recorrido sobre el accionar de casi todas sus áreas. Naturalmente que hubo aspectos que fueron acentuados en esa descripción. Así, el conflicto con la República Oriental del Uruguay por la instalación de las plantas de celulosa ocupó quizás la mayor cantidad de líneas de entre todos los puntos desarrollados. Más allá del informe, que merece rescatarse como práctica republicana, el discurso tuvo también sus pasajes casi desopilantes. De dudosa seriedad institucional, constituían expresiones más propias de una tribuna partidaria que de una asamblea legislativa. Pero bueno, una mirada benévola puede ubicar alguna justificación en el estado de ánimo que anida en el titular del PE al tener que dar por caída definitivamente durante esta gestión la posibilidad de llevar adelante con éxito la Reforma Constitucional y con ello, desde luego también, sus expectativas reeleccionistas. En ese punto, Jorge Busti se explayó en lo que interpreta una actitud mezquina de la oposición. “Pasó el tren de la historia y no supieron subirse”, enrostró. Todo bien si el claro enojo por el impedimento de jugar un cuarto mandato en el 2007 no hubiese sido tan claramente transparentado en formas explícitas e implícitas.
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-Busti y la perpetuidad. Es claro que el gobernador cotiza muy alto sus acciones en el mercado político. Su autoestima orbita por la estratosfera. Donde puede reitera que sus “políticas de Estado” requieren continuidad para consolidarse y que ello solamente lo garantiza el precandidato oficial. No son pocos los que se preguntan cuáles son esas políticas, mientras, Busti intenta instalar el temor ante la sola posibilidad de que el gobierno que lo suceda cambie el rumbo de las líneas que dibujan este “modelo de provincia”. Tomado así, del discurso oficial se desprende que los entrerrianos poco más que debiéramos agradecer a la providencia divina que Sergio Daniel Urribarri sea entrerriano y coexista con nosotros en este tiempo para que en los cuatro años venideros la provincia no colapse. Tan seguro está Busti en estas valoraciones sobre su gobierno que también sobre ese concepto fundamenta la referencia al proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Municipios, popularmente conocida como Ley 3.001. Busti reiteró ante la Asamblea Legislativa lo que había adelantado algunos días antes. Pidió concretamente su tratamiento y aprobación, para “habilitar a los buenos intendentes a que tengan nuevamente la posibilidad de someterse a la voluntad popular y ser reelectos”. Con palabras almibaradas el primer mandatario provincial les marcó la cancha. Lo que viene será seguramente una de las más fuertes pujas hacia el interior del PJ, y los dos bloques legislativos oficialistas serán el escenario sobre el cual estarán puestos los ojos del mundillo político.
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-Ansiolíticos aquí. Se puede colegir que el gobernador dejó ver en su discurso un esbozo de la estrategia pergeñada para enfrentar el proceso electoral del año que viene, aggiornado para la lamentada circunstancia de que el candidato será otro, no él como era su deseo. Puntualmente, el pasaje del discurso donde adelantó su retorno para el 2011 es demostrativo del desmadre en el que suele caer su temperamento y el de sus escribas. Se imagina intentando domar sus ansias de protagonismo durante cuatro años en los que la figurita difícil será otro, y no él, y entra en un desasosiego. Cual hincha argentino al final del partido con Alemania, le resulta difícil convencerse de que se perdió y que no hay revancha inmediata. Sin vueltas, Argentina tuvo que volver antes de lo querido. Sin vueltas, Busti no podrá ser candidato por cuarta vez. Tendrá que esperar, y así, temores, dudas y desconfianzas se multiplican geométricamente en la medida que sus pensamientos incursionan en intrincados laberintos. Es que siempre un gobernador, por más que llegue prohijado por el liderazgo fuerte de un tercero, puede llegar a adquirir un vuelo insospechado. La ambición de poder que está presente en los genes de los peronistas, en ciertos pasajes es motivo de tribulaciones e intrigas que superan juramentos y probadas lealtades. Un importante aliado de Busti, que mucho debió trajinar por despachos nacionales para lubricar relaciones que chirriaban sobre el herrumbre de sospechas y recelos, suele meditar a media lengua con sus íntimos que "los celos de Busti" van a complicar no sólo la campaña, sino el posterior desempeño de Urribarri. Más como espasmos cerebrales que el gobernador no controla Busti descargó la proclamación de su regreso y todos festejaron, pero sonrisas varias del bustismo más visceral, que rebuzna contra el elegido, dejaban claro que más que lanzamiento de candidatura sonó como amenaza para virtuales usurpadores de un poder que se encargaran de recordar permanentemente, es solo prestado por un rato. Conocedor de esas reservas mentales el ministro de Gobierno y candidato camina con pies de plomo y guantes de algodón y va capitalizando lo que diariamente acredita en la columna del haber político de Busti y la apelación al torniquete de su poderosa gravitación puertas adentro del Partido Justicialista.
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-Cierre. El gobernador no es el primero ni el único que avizora temporales, por ello destina una oreja exclusivamente para escuchar los sordos ruidos y crujidos desatados por las tensiones que genera la candidatura de Urribarri. Rápidamente avanzó en ponerles nombre a casilleros fundamentales de la lista y cerrar así algunos frentes internos. El vicegobernador Pedro Guillermo Guastavino será el candidato a primer senador nacional y en una perspectiva triunfalista le queda un lugar que ofrezca pastar en esos suaves vergeles del Senado. Por otro lado, nuevamente insiste con su esposa, ahora como candidata a encabezar la lista de diputados nacionales. Allí también le quedan dos lugares para seducir a dirigentes con vocación de servicio legislativo. Estas nominaciones dan contornos definidos a la propuesta electoral. Muestran cuán fuerte es la voluntad del actual gobernador de atar fuertemente a su persona los destinos del período de gobierno que tendrá sus comienzos en diciembre del 2007. Con este esquema queda claro que Jorge Busti no tiene intenciones de integrar a otros sectores con desarrollo allende los límites de su agrupación interna. Más, dentro de ella tendrán protagonismo aquellos que le son plenamente adictos sin peros ni condiciones. Este perfil de desacumulación toma distancia del que supo construir para las legislativas de octubre del 2005, en donde si bien reservó para su entorno el primer lugar, en esa instancia Blanca Osuna, el segundo lugar lo cedió a Julio Solanas en la persona de su hermano Raúl y el tercer lugar fue para integrar a José Eduardo Lauritto, de Concepción del Uruguay.
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-Señales. Como suelen decir los sociólogos, para dar cuenta de las tendencias dominantes a veces hay que tomar en cuenta cuestiones triviales que a priori aparecen como secundarias. Si bien para una gran parte de los entrerrianos la suerte del IOSPER es parte importante de la calidad con que puede ser asistida su salud, para los círculos más cerrados del gobierno es sólo una parte del poder a repartir según equilibrios y relaciones de fuerza. Sin embargo, para determinada observación del análisis político es un indicador muy fuerte de las tendencias que predominan en el gobierno de Busti. No bien salió la ley que implanta una cogestión del gobierno provincial en el directorio del IOSPER, los sectores gremiales y la mayoría de los delegados que se sentían hasta ese entonces con la legitimidad necesaria para gobernar la obra social pidieron audiencia al gobernador para discutir la reglamentación a dicha ley de manera que no queden afectados sus derechos. Los primeros en sentarse frente al gobernador fueron los dirigentes que conducen el principal gremio docente. En realidad AGMER había solicitado la audiencia tiempo atrás con la intención de plantear aspectos referidos a la paritaria en funcionamiento. Expuesta la preocupación sobre la ley de cogobierno a la cual se hace mención por parte de la delegación gremial, el gobernador lejos de buscar la tangente al tema lo enfrentó con tono integrador y concluyó comprometiéndose a consensuar los términos del decreto reglamentario con el directorio de la obra social. Al día siguiente Busti recibió al Directorio en pleno y reiteró su temperamento conciliador abierto a las sugerencias y se comprometió a no nombrar al gerente general creado habilitado por la nueva ley. En la oportunidad entregó a cada director un borrador del decreto reglamentario para que cada cual lo consultara con sus gremios y pudieran sugerir modificaciones. Hasta ahí sorpresivamente comprensivo, era el Busti del diálogo y el consenso, como suelen destacar sus seguidores.
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