Claudio Cañete
El músico y cantante Alberto Felici desborda de alegría. No es para menos. El presente le muestra un tiempo de cosecha de tantos esfuerzos sembrados en el camino de la cultura argentina. Es que Rosario, Santa Fe y Paraná, vivirán simultáneamente los días 19, 20 y 21 de junio, la reedición del encuentro de la Alternativa Musical Argentina (AMA). Lo que alguna vez, con el advenimiento democrático, se conoció como “el festival de los independientes” y luego llegó a ser rebautizado por la prensa nacional como El Otro Cosquín, vuelve a reeditarse, ahora triangulando su programación por ciudades territorialmente cercanas e intentando provocar la circulación de autores y compositores de una música popular y nacional, generalmente maltratada por el marketing que manejan los medios masivos de comunicación, pero altamente representativa de la diversidad cultural argentina. La Secretaría de Cultura de la Nación ha declarado de “interés cultural” esta reedición del encuentro AMA, que cuenta además con el auspicio del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe y de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Paraná.
El ambicioso plan de relanzamiento del proyecto AMA –que incluye un sitio web–, contempla desarrollar entre 2009 y 2010 un total de 12 encuentros en 36 ciudades argentinas como una “celebración itinerante” de la autogestión cultural al bicentenario de la patria. Semejante aluvión de novedades para Felici, la cara visible de AMA y del grupo Magma que también retornará en este marco, significa volver a las raíces de aquellos viejos y buenos tiempos: “Esto para mí es glorioso, te podría decir que mis hijas y esto de la Alternativa son las razones esenciales de mi vida. Cuando dejamos de tocar activamente con los Magma, yo tenía la sensación de que habíamos quedado boyando en el territorio argentino, viajando a veces más de 1.000 kilómetros diarios para armar rutinas de trabajo; en los ´90 los espacios para esta música se habían cerrado totalmente, los proyectos de conjunto se cayeron, prosperaba solamente el individualismo en todas sus formas. Entonces lo abstracto pasó a ser diseñado por el marketing que –al mismo tiempo– se apoderó de las direcciones artísticas no sólo de los grandes sellos sino también de los grandes medios. En lo personal, lo que no me sucedió en la dictadura me pasó con el gobierno democrático del gobernador Mario Moine. Hubo una persecución laboral e ideológica que luego la Justicia me dio la razón en un fallo histórico que sirvió de jurisprudencia para otros casos que sucedieron en el país. Cuando esa locura se desató sobre mi persona debí emigrar al sur, seguir trabajando y esperar mejores tiempos para volver porque las puertas en mi provincia estaban totalmente cerradas. No sólo sobrevivimos sino que logramos mantener viva la idea; hacia el ‘98 las fisuras del sistema se empezaron a notar, la gente comenzó a volver a los recitales de música nacional. Ese fue el momento en que me invitaron en La Trastienda (su alma mater se llama Gustavo Gianetti y es de Paraná, hermano de la escritora Graciela Gianetti), para programar en la Sala y sumar mi experiencia en el sello que se estaba conformando. Allí convoqué a la murga Falta y Resto, a Raúl Barboza y a los Inti Illimani antes de que se desdoblaran. Desde allí pude proyectar al país a todo ellos, la apuesta fue muy fuerte y por suerte salió muy bien. ¿Cómo un Barboza no iba a poder trabajar en la Argentina?”, comentó Felici, en diálogo con ANALISIS.
Ahora bien, no todo se da por arte de magia. Al parecer, el retorno de lo que se conoce como “El Otro Cosquín” es el resultado de un proceso de trabajo y de coherencia en una línea de pensamiento estético político. “Hasta los 40 años hacer producción y subir al escenario era algo natural para mí. Hoy a los 54 esa dualidad me resulta imposible de llevar. De ahí que siempre esperé la posibilidad de que alguien se haga cargo de estas gestiones tan fundamentales. En el caso de Paraná, se da con la aparición en el rol de coordinadora de mi hija Antonella; y el regreso a Buenos Aires de una de las cabezas más importantes que tuvo el movimiento, me refiero a la productora y periodista Miriam Boudemont. Posibilitaron el regreso del proyecto en toda su dimensión. Yo mantenía la llamita encendida en Paraná. Ojo, esa llamita lleva 26 años prendida y se ha convertido en el ciclo de música popular más antiguo de la Argentina. Eso acumuló mucho respeto de nuestros colegas y hoy podemos volver a convocar a los artistas y excepto algunos, casi la mayoría nos ha confirmado su presencia. Algo habremos hecho bien, ¿no?”, explicó el líder del legendario grupo Magma.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
